Inaudita mordaza al Parlamento
El Constitucional arroja as¨ª a los ciudadanos a la orfandad en su derecho democr¨¢tico esencial a ¡°participar en los asuntos p¨²blicos¡±
Es una asfixiante mordaza al Parlamento. Por ins¨®lita en su contenido material. De un solo trallazo el tribunal que se supone debe garantizar los derechos fundamentales, impide a la C¨¢mara alta, el Senado, deliberar y votar. Desmocha la decisi¨®n adoptada por la C¨¢mara baja, el Congreso, para desbloquear la par¨¢lisis interna que atenaza al propio tribunal. Y arroja as¨ª a los ciudadanos a la orfandad en su derecho ...
Es una asfixiante mordaza al Parlamento. Por ins¨®lita en su contenido material. De un solo trallazo el tribunal que se supone debe garantizar los derechos fundamentales, impide a la C¨¢mara alta, el Senado, deliberar y votar. Desmocha la decisi¨®n adoptada por la C¨¢mara baja, el Congreso, para desbloquear la par¨¢lisis interna que atenaza al propio tribunal. Y arroja as¨ª a los ciudadanos a la orfandad en su derecho democr¨¢tico esencial a ¡°participar en los asuntos p¨²blicos¡±, por ¡°medio de sus representantes¡±, como les aseguraba el art¨ªculo 23 de la Constituci¨®n.
Esta queda ahora grave e in¨¦ditamente mellada, y los espa?oles vuelven en parte a ostentar la ominosa condici¨®n de s¨²bditos que periclit¨® al finiquitar la dictadura.
Tambi¨¦n es una atadura inaudita, especialmente en la forma. Porque la atropellada secuencia, dada su extraordinaria celeridad, es muy propia de una autocracia, y del servilismo que algunos magistrados ¡ªde ninguna manera todos¡ª rinden a sus acreedores, aquellos quienes privativamente les propulsaron. Porque justamente se perpetra mediante la imposici¨®n del silencio y la anulaci¨®n del di¨¢logo con los digamos ¡°justiciables¡±. De forma ¡°inaudita¡±, que en lat¨ªn significa sin o¨ªr a las partes, ese sue?o de todo caudillismo inquisitorial: ?por qu¨¦, si no, la (exigua) mayor¨ªa ultra del (quiz¨¢ ex) Constitucional ha sentado su dictamen sin permitir alegaciones?
Quienes dictan una resoluci¨®n a sabiendas de que es injusta, prefieren siempre el juicio sumar¨ªsimo sin testigos presentes al contraste vivo, p¨²blico y transparente de pareceres. Es el caso tambi¨¦n de quienes exhiben una escasa cualificaci¨®n moral en la academia de la honradez, pues desde Roma sabemos que la mujer del C¨¦sar no solo debe ser honesta, sino tambi¨¦n parecerlo. La averiguaci¨®n de una autor¨ªa en los casos m¨¢s graves suele comenzar, a la b¨²squeda de la motivaci¨®n profunda, por la pregunta cui prodest? Esto es ?a qui¨¦n beneficia la acci¨®n? En este caso , la respuesta aparece n¨ªtidamente como inmediata: al presidente de la Corte, que de esta manera no se ve reemplazado incluso despu¨¦s de meses de un uso desorbitado de su mandato: exorbitante, esto es, no solo circunscrito a los asuntos de tr¨¢mite. La gravedad ejemplar de este asunto es letal para la democracia espa?ola, privada de repente de la presunci¨®n de la m¨ªnima cualificaci¨®n ¨¦tica para quien encabeza su instituci¨®n arbitral por antonomasia.
Otros agraciados en la pedrea son la ultraderecha y la derecha ahora extrema, pero con r¨¦dito limitado, pues en su ¨¦xtasis todo trumpismo o sus imitaciones suele hallar su caricatura y el s¨ªmbolo de su decadencia en el asedio de alg¨²n Capitolio. Y el unilateralismo secesionista, puesto que de forma abusiva, el recurso contra la reforma ahora encajado tra¨ªa como ejemplo (desmedido) la referencia del levantisco oto?o de 2017, como ejemplo (inadecuado) de silenciamiento de un ¨¢gora. Separadores y separatistas tienen as¨ª sobrados motivos para levantar su copa de cava en loor del caducado presidente y la por el momento decr¨¦pita instituci¨®n que lidera, hasta que le coloquen los agradecidos en poltrona similar.
El optimismo juvenil de la democracia espa?ola debe sin embargo recordar que solo la muerte es irreversible. As¨ª que despu¨¦s de las instituciones, las instituciones. Ah¨ª est¨¢ la Fiscal¨ªa del Tribunal Constitucional, que puede y debe recurrir. Ah¨ª est¨¢ el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el gran experto en dilucidar cu¨¢ndo un juicio es justo y cuando, abusivo. As¨ª permanece, humillado y ofendido, pero impert¨¦rrito, el Parlamento espa?ol. Debe intentar sus mismos objetivos de desactivar todos los bloqueos y cerrojos institucionales. A ser posible, por mejores, m¨¢s pr¨ªstinos y m¨¢s eficaces mecanismos. Sin ceder a las tentaciones de romper la legislatura ante la irrupci¨®n de cualquier trasunto de un asno de Pav¨ªa.