El fiscal del crimen del Cash R¨¦cord se disculpa ante las familias y pide la absoluci¨®n: ¡°No hay indicios suficientes¡±
La abogada de los parientes de los asesinados en Lugo en 1994 recuerda al tribunal que tiene ¡°una oportunidad hist¨®rica¡± de hacer justicia porque indicios ¡°s¨®lidos¡± se?alan al hostelero procesado
¡°Hay agentes profesionales como la copa de un pino que dicen que su convicci¨®n es la de que este es el autor del crimen, pero eso para el fiscal no es suficiente¡±, ha defendido este viernes el jefe del ministerio p¨²blico en Lugo, Roberto Brezmes Caramanzana, en la sesi¨®n de conclusiones despu¨¦s de una semana de juicio sobre el caso Cash R¨¦cord. El hostelero con antecedentes por tr¨¢fico de drogas, amenazas, y posesi¨®n il¨ªcita de armas Manuel Juan Vilari?o Casanova se sentaba por quinto d¨ªa en el banquillo, acusado por las familias de las v¨ªctimas del doble asesinato de la cajera Elena L¨®pez y el reponedor Esteban Carballedo, durante el golpe al supermercado mayorista Cash R¨¦cord de Lugo el 30 de abril de 1994. ¡°Tenemos una oportunidad hist¨®rica de hacer justicia¡±, ha clamado en su turno Carmen Balfag¨®n, una de los abogados de la acusaci¨®n. Para estos, los indicios son ¡°muchos¡±, ¡°claros¡±, ¡°s¨®lidos¡±, est¨¢n ¡°conectados¡± y ¡°se?alan de manera directa¡± al procesado. Pero la Fiscal¨ªa coincide con la defensa de Vilari?o en que las investigaciones del caso abierto m¨¢s viejo de la justicia espa?ola se enfocaron para buscar argumentos contra el acusado, siempre como principal sospechoso.
Las pesquisas, ha dicho el fiscal, ¡°se dirigieron mucho a buscar indicios contra una persona y demasiado poco a perseguir la verdad¡±. ¡°Tratando de obtener pruebas que traten de demostrar la implicaci¨®n de alguien concreto, podemos equivocarnos¡±, ha a?adido. La investigaci¨®n ¡°careci¨® de objetividad: no se estaba buscando al autor, sino pruebas contra mi mandante¡±, ha afeado casi de igual manera en su turno Paula Salvador, la letrada de Juan Vilari?o, el hostelero que ahora tiene 56 a?os y no llegaba a los 30 cuando murieron de sendos disparos en la cabeza los trabajadores del Cash R¨¦cord.
Despu¨¦s de acumular en la ciudad un considerable historial delictivo y un par de temporadas entre rejas mientras regent¨® el bar Los ?ngeles, el acusado march¨® para siempre de Lugo y se instal¨® en Burgos, donde hasta hace unos meses trabaj¨® de camarero. Este jueves los ¨²ltimos polic¨ªas de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta) que retomaron la causa a principios de la d¨¦cada pasada contaron que la bautizaron como Operaci¨®n Jur¨¢sico. El caso Cash R¨¦cord es el dinosaurio no extinto de los cr¨ªmenes sin resolver. Si pudo llegar a juicio (m¨¢s all¨¢ de los 20 a?os en los que prescribe un asesinato) despu¨¦s de sucesivos archivos y encallamientos a lo largo de tres d¨¦cadas fue porque en algunos momentos el acusado estuvo imputado y el reloj de la cuenta atr¨¢s se par¨® para ¨¦l.
Pero la desmemoria de los testigos y la propia biolog¨ªa (han muerto bastantes investigadores y personas que en aquel momento declararon, algunos de ellos toxic¨®manos fallecidos por sobredosis) no se detuvieron en 29 a?os. ¡°La posici¨®n de la Fiscal¨ªa podr¨¢ no ser entendida¡±, ha dicho el fiscal casi al t¨¦rmino de su intervenci¨®n este viernes en la sala de la Audiencia de Lugo: ¡°Yo me compromet¨ª con las familias... y no ser¨¢ por falta de trabajo, ser¨¢ por falta de capacidad, pero hasta aqu¨ª es adonde yo he podido llegar¡±. Con estas disculpas a los hijos de Elena L¨®pez, que quedaron hu¨¦rfanos con seis y cuatro a?os, y al resto de los familiares que llevan reclamando justicia tanto tiempo, Brezmes ha reconocido que existen indicios, pero que a ¨¦l le parecen ¡°poco contundentes y ensombrecidos por contraindicios¡± que hacen ¡°insalvable¡± la causa. ¡°Necesitamos m¨¢s cosas¡± para ¡°destruir la presunci¨®n de inocencia¡±, por eso ¡°pido una sentencia absolutoria¡±, ha sostenido ante los magistrados que ahora deben dictarla. A lo largo de su discurso, el fiscal preced¨ªa con un ¡°desde mi punto de vista¡± cada una de las frases vertidas como un jarro de agua helada sobre los parientes de los asesinados.
Para Paula Salvador la autor¨ªa de ¡°estos terribles asesinatos¡± no se puede sostener porque nunca apareci¨® la pistola concreta ni se hallaron huellas, y ¡°no existe ninguna prueba de cargo ni ning¨²n indicio s¨®lido¡±. Adem¨¢s, algunos testigos de aquellos tiempos oscuros en los que Vilari?o se mov¨ªa en un ambiente de drogas y armas ilegales en Lugo ¡°mintieron¡± y cambiaron sus versiones cada vez que declararon. Pero el propio fiscal que pide la absoluci¨®n admite circunstancias como la de que el acusado estaba ¡°familiarizado con las armas¡±. O que conoc¨ªa el Cash R¨¦cord y su forma de funcionar. O que un testigo lo identific¨® en un reconocimiento fotogr¨¢fico como la persona ¡°m¨¢s parecida¡± a la que hab¨ªa visto en el pol¨ªgono el d¨ªa del crimen. O que un preso declar¨® que durante una partida de parch¨ªs en la c¨¢rcel el eterno sospechoso hab¨ªa alardeado de haber perpetrado un atraco en un supermercado. Brezmes tampoco duda del testimonio de un exrecluso ya fallecido, cuando declar¨® que Vilari?o lo hab¨ªa llevado un d¨ªa hasta la entrada del Cash R¨¦cord en su Chrysler 150 marr¨®n, le puso una pistola en la mano y le ofreci¨® participar en ese robo tan f¨¢cil. Pero eso, para ¨¦l, no demuestra que el atraco mortal fuera cosa suya.
Todos estos y muchos elementos m¨¢s son los que esta ma?ana ha hilvanado sin embargo la abogada de las familias para pedir una condena de 28 a?os para el acusado por dos asesinatos, un robo con violencia y tenencia il¨ªcita de armas. Esta pena tiene en cuenta las descomunales dilaciones indebidas y se basa en el C¨®digo Penal vigente en 1994. Para la abogada criminalista Carmen Balfag¨®n, en el juicio, por parte de testigos, polic¨ªas, peritos y forenses ¡°se ha dicho todo lo que se ten¨ªa que decir¡±. Y ha quedado ¡°claro¡± que Vilari?o ¡°mat¨® de manera fr¨ªa y calculadora antes del D¨ªa de la Madre a Elena y Esteban¡±, a los que conoc¨ªa y sab¨ªa que ¡°no ofrec¨ªan ning¨²n peligro¡± porque el s¨¢bado estar¨ªan solos en el establecimiento. En el asalto desaparecieron de la caja m¨¢s de cuatro millones de pesetas. Para ella es evidente que ¡°existe un patr¨®n¡± de visitas al local en los albaranes de compras incautados al hostelero, al que las v¨ªctimas abrieron la puerta a ¨²ltima hora, al filo de las ocho y cuando ya hab¨ªan cerrado con llave, porque era un cliente habitual. La polic¨ªa hizo una lista con todos los usuarios del Cash R¨¦cord y fue descartando uno a uno. Solo qued¨® Vilari?o como sospechoso.
Los ausentes cartuchos del a?o 83
Los propios agentes dijeron el jueves que las balas que mataron a Elena, de 32 a?os, y Esteban, de 26, eran de una misma arma. Ella recibi¨® el impacto en la cara, disparado por ¡°una persona de aproximadamente su misma altura¡±, ha subrayado la abogada. Vilari?o y la cajera ¡°med¨ªan casi igual, 1,60 y 1,62 metros¡±. En diversos registros a propiedades del imputado aparecieron 123 cartuchos de nueve mil¨ªmetros parabellum, todos fabricados en Santa B¨¢rbara, id¨¦nticos a los que usaba ETA o las fuerzas de seguridad del Estado, pero tambi¨¦n a los de los proyectiles que se extrajeron durante las autopsias de las v¨ªctimas del Cash R¨¦cord. ¡°Y qu¨¦ casualidad¡±, ha exclamado Carmen Balfag¨®n en su turno de conclusiones: ¡°entre los cartuchos intervenidos a Vilari?o hab¨ªa de todos los a?os, 82, 84, 85 y 86... menos del 83¡å. Justo los de la fecha que el informe de bal¨ªstica dijo que se hab¨ªan empleado para matar a Elena y Esteban.
La abogada mostr¨® al tribunal una foto del acusado cuando era joven. ¡°Este es el hombre al que estamos juzgando¡±, ha recalcado: ¡°En el caso de Elena y Esteban, la foto se qued¨® est¨¢tica, no pudo evolucionar con el paso de los a?os, como la de este se?or¡±, ha dicho volviendo la cabeza hacia el banquillo. En mis a?os de experiencia, no he visto una causa igual. Es un ¨¦xito haber llegado aqu¨ª. La justicia es lenta pero inexorable... ?no dejemos que Juan Vilari?o acumule otra situaci¨®n impune!¡±, ha pedido a los jueces.
Balfag¨®n se refer¨ªa a dos sucesos archivados sin resolver, acaecidos en los mismos a?os y en Lugo, que inspectores que trabajaron en el caso Cash tambi¨¦n relacionaron con el acusado: el atraco a otro centro mayorista, Cash Mi?o, y el asesinato de J. A. Toir¨¢n, un vendedor de droga, cuyo cad¨¢ver apareci¨® semienterrado junto a un cementerio en Outeiro de Rei, un municipio vecino de Lugo. Los polic¨ªas trataron de reabrir este ¨²ltimo caso de forma paralela a la investigaci¨®n sobre el Cash R¨¦cord, pero el juzgado no accedi¨®. Para ellos, era imposible justificar en la actividad hostelera del acusado ingresos bancarios por millones de pesetas que realiz¨® en aquel tiempo. Un agente detall¨® en el juicio que la madre de Vilari?o pag¨® un piso con tres millones de pesetas una semana despu¨¦s de la muerte de Toir¨¢n. Al final de la sesi¨®n, el procesado ha preferido callar que aprovechar su ¨²ltima palabra. Y este caso en el que la lentitud de la Justicia bate su r¨¦cord ha quedado visto para sentencia.
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