En la jornada electoral del pueblo que ya ha elegido a su alcalde: ¡°Aqu¨ª dan igual los partidos¡±
En el municipio madrile?o de Valdepi¨¦lagos los vecinos designan al regidor y a los concejales, mediante un sistema de primarias abiertas, dos meses antes de la cita oficial con las urnas del 28-M
En Valdepi¨¦lagos (Madrid, 621 habitantes) el colegio electoral abre las puertas a las cuatro de la tarde, en lugar de a las nueve de la ma?ana. Y lo hace el 11 de marzo, dos meses y medio antes de la fecha oficial de las elecciones municipales del 28 de mayo. Aqu¨ª se sabe qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo alcalde antes que en cualquier otro sitio. ¡°?V¨®tame a m¨ª!¡±, se escucha dentro del centro cultural habilitado para que los 550 vecinos llamados a participar ejerzan su derecho a...
En Valdepi¨¦lagos (Madrid, 621 habitantes) el colegio electoral abre las puertas a las cuatro de la tarde, en lugar de a las nueve de la ma?ana. Y lo hace el 11 de marzo, dos meses y medio antes de la fecha oficial de las elecciones municipales del 28 de mayo. Aqu¨ª se sabe qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo alcalde antes que en cualquier otro sitio. ¡°?V¨®tame a m¨ª!¡±, se escucha dentro del centro cultural habilitado para que los 550 vecinos llamados a participar ejerzan su derecho al sufragio. Pero las papeletas son distintas. En lugar de decidir entre distintos partidos pol¨ªticos, los censados rellenan a mano una hoja con siete espacios en blanco en la que escriben los nombres de otros tantos vecinos: sus preferidos para gobernar la localidad. Quienes conciten m¨¢s votos conformar¨¢n la Corporaci¨®n local gracias a un sistema ins¨®lito instaurado desde el inicio de la democracia. Una especie de primarias del pueblo. ¡°Aqu¨ª dan igual los partidos¡±, repiten una y otra vez los electores tras pasar por la urna, en un trasiego constante hasta las ocho de la tarde. Despu¨¦s empieza el recuento, que culminar¨¢ pasadas la una de la madrugada. Entonces se sabr¨¢, con dos meses y medio de adelanto, qui¨¦n ser¨¢ el nuevo alcalde.
La ma?ana arrancaba este s¨¢bado en Valdepi¨¦lagos ajena a la jornada electoral. Ni carteles ni propaganda. En la localidad, a unos 45 minutos en coche de Madrid capital y ya lim¨ªtrofe con la provincia de Guadalajara, no se hace campa?a. Cualquiera puede salir elegido. Y la costumbre es no prodigarse en p¨²blico. Detr¨¢s de la iglesia, Miguel Mera, de 48 a?os, juega con su hijo a la pelota. Se instalaron en el municipio en 2012 buscando ¡°tranquilidad¡± y ¡°calidad de vida¡±. El pueblo, al que se llega por una estrecha v¨ªa tras dejar la carretera de Burgos, se enmarca en un paraje rural rodeado de campos de cereal. Muchos habitantes llevan toda la vida. Otros, como Mera, buscan en Valdepi¨¦lagos un entorno sosegado como lugar de residencia. De hecho, el n¨²mero de censados en estas elecciones es mayor que en 2019. ¡°Cuando llegamos, me sorprendi¨® el sistema electoral. Pero nos contaron c¨®mo funcionaba y nos pareci¨® muy bien¡±, cuenta este auxiliar de enfermer¨ªa.
Unos metros m¨¢s abajo, junto al cartel que da la bienvenida al municipio, reside Elena Gonz¨¢lez. De 58 a?os y ¡°nativa de Valdepi¨¦lagos¡±, termina de tender la ropa en la terraza de su chalet con el canto de los p¨¢jaros de fondo. La mayor¨ªa de viviendas del municipio son casas de una o dos plantas, y el Ayuntamiento distribuye entre sus buzones las papeletas para quienes quieran llevarlas desde casa. En el caso de Gonz¨¢lez, los cuatro miembros de su familia ya las tienen completadas y listas en la entrada. ¡°Yo no pregunto a la gente. Pienso en las personas que est¨¢n m¨¢s preparadas y que quieran salir elegidas¡±, explica. Ni el alcalde ni los concejales cobran nada, como en tantos otros pueblos peque?os. Tampoco es obligatorio ejercer el cargo: si una persona no quiere ser edil, el puesto pasa a la siguiente m¨¢s votada. Los alcaldes suelen aceptar siempre, no as¨ª los concejales.
En Valdepi¨¦lagos, como en cualquier otro municipio, est¨¢ permitido repetir legislatura sin l¨ªmite. Pedro Jos¨¦ Cabrera, de 66 a?os, es el actual alcalde. Natural de Pozoblanco (C¨®rdoba), adquiri¨® una de las 30 casas que integran una ecoaldea construida en 2008 en la solana del pueblo. Catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en la Universidad de Comillas, en Madrid, nunca ha militado en un partido y jam¨¢s se imagin¨® ser alcalde. Eso s¨ª, un pasado activista y de participaci¨®n asamblearia le llev¨® a mostrarse favorable al cargo. ¡°Aqu¨ª no perdemos el tiempo en pelearnos. Vamos todos juntos. En otros pueblos, los concejales que tienen que mantener lealtad a su partido hacen cosas que motu proprio quiz¨¢ no har¨ªan. Aqu¨ª esto no pasa. Nos dedicamos a trabajar, no a hacer la guerra¡±, subraya en su casa, rodeado de cuadros, CD y libros. Ya jubilado, vive solo con su perro desde que su esposa, psic¨®loga cl¨ªnica experta en violencia de g¨¦nero, falleciese el a?o pasado de c¨¢ncer. ¡°Mira c¨®mo tengo el huerto. Espero retomarlo este verano¡±, comenta con tristeza.
La casa de Cabrera es ecosostenible. Y ese esp¨ªritu innovador y de protecci¨®n del medioambiente se ha traducido en proyectos de paneles solares en toda la localidad o tratamiento de residuos por compostaje. Su intenci¨®n es seguir al frente del Ayuntamiento para continuar planes que han quedado a medio hacer. Pero nunca se sabe. ¡°El pueblo es soberano, primero hay que votar¡±, sonr¨ªe el catedr¨¢tico, que tambi¨¦n ejerci¨® como concejal durante dos mandatos previos. En las reuniones del Ayuntamiento no hay tiranteces, seg¨²n Cabrera. Muchos proyectos se aprueban por unanimidad, otros se debaten y votan. Tener ideolog¨ªas distintas, si se da el caso, no supone un problema. ¡°Todos somos amigos y compa?eros¡±.
En el colegio electoral, una vez abiertas las puertas, no para de entrar y salir gente. Algunos con dudas, otros con la lecci¨®n aprendida. ¡°Con este sistema garantizas que siempre sea gente del pueblo y que trabaje por nuestras necesidades¡±, sostiene Ver¨®nica Villena, profesora de 43 a?os. En Espa?a hay otros peque?os municipios que tambi¨¦n funcionan con agrupaciones de electores sin adscribirse a un partido, pero el sistema espec¨ªfico de Valdepi¨¦lagos, seg¨²n sostiene su alcalde, es ¨²nico.
Un par de meses antes de la cita oficial en las urnas ¡ªque este a?o ser¨¢ el 28 de mayo¡ª se elige mediante este sistema de primarias y listas abiertas al alcalde y a los seis concejales. Despu¨¦s tienen que inscribir la candidatura, como cualquier otra formaci¨®n o agrupaci¨®n, en la junta electoral, y concurrir el d¨ªa se?alado para ser refrendados nuevamente. Cualquiera podr¨ªa rechazar este procedimiento y presentar una lista alternativa. Pero solo ha ocurrido en una ocasi¨®n. Y perdi¨® frente a la oficial del pueblo.
La tradici¨®n naci¨® en las primeras elecciones democr¨¢ticas ante la falta de candidaturas. El primer alcalde fue Marcelo Pascual, constructor, que hoy cuenta 75 a?os y que este s¨¢bado llegaba a votar apoyado en su bast¨®n. ¡°Nos reunieron y nos dijeron que ten¨ªa que hacerse as¨ª¡±, recuerda. La mayor parte de vecinos consultados por este peri¨®dico se declaraban durante la jornada conformes con este m¨¦todo. Con alguna excepci¨®n: ¡°El sistema se est¨¢ desvirtuando porque hay mucha gente nueva a la que no conocemos. Ser¨ªa mejor que quien quiera salir elegido haga una campa?a con un partido¡±, planteaba una mujer que no quiso dar su nombre.
El proceso para ejercer el sufragio es el siguiente: el vecino enuncia sus datos, muestra el DNI e introduce la papeleta (una media cuartilla sin sobre) dentro de la urna. Se pueden rellenar los siete espacios vac¨ªos o tantos como se estimen oportunos. La ¨²nica norma es no errar en el nombre y apellidos. La lista de todos los residentes con derecho a ser elegidos se cuelga en un panel del Ayuntamiento en los d¨ªas previos, y en el colegio electoral tambi¨¦n est¨¢ disponible el d¨ªa de la votaci¨®n. ¡°?A qui¨¦n ten¨ªas en mente? Y ese, ?qu¨¦ apellido tiene?¡±, pregunta uno de los vecinos a otro amigo. Otros se susurran al o¨ªdo el nombre de sus favoritos. La urna que utilizan presidente y vocales de la mesa (elegidos por sorteo) es la misma que facilita la junta electoral para las elecciones oficiales.
Son las ocho de la tarde y comienza el recuento. Todo el que quiera estar presente es bienvenido. Decenas de vecinos acuden a presenciar c¨®mo se van enumerando uno a uno los nombres de viva voz por el presidente, mientras los vocales apuntan en una cuadr¨ªcula los elegidos mediante un tedioso proceso a mano. ¡°?Esa soy yo!¡±, exclama una de las asistentes al o¨ªr su nombre. ¡°No quiero que le toque a mi hijo¡±, comenta el exalcalde Manuel C¨¢mara (62 a?os), ¡°es demasiado sacrificio¡±. La lista con los designados se colgar¨¢ al d¨ªa siguiente en el Ayuntamiento y se les llamar¨¢ para comprobar si les interesa integrarse en la Corporaci¨®n local. Si no, se pasa al siguiente.
A la una y cinco de la madrugada, una treintena de valdepi¨¦lague?os aguardan expectantes dentro del centro social. En medio de un inmenso silencio, el presidente de la mesa proclama el resultado: Pedro Jos¨¦ Cabrera repetir¨¢ como alcalde al lograr 163 votos. El segundo con m¨¢s apoyos obtiene 141. Algunos aplauden, otros felicitan al regidor. Tambi¨¦n se escuchan murmullos y se ven caras largas. ¡°Nos vemos en las urnas¡±, exclama una de las presentes. Hay quien vaticina una lista alternativa para la cita del 28 de mayo. Incluso se teme que esta sea la ¨²ltima vez que votan mediante esta tradici¨®n.