El santo de tres cabezas de los Pirineos
Aparece la cabeza sustra¨ªda en 1985 a la escultura de San Francisco Javier, ubicada en el monte m¨¢s alto de Navarra, a 2.444 metros de altura
Conquistar las cumbres ha sido una de las aspiraciones m¨¢s se?aladas del ser humano que, en su af¨¢n por demostrar hasta d¨®nde llega, ha colocado banderas en lugares como la cima del Everest o, incluso, la luna. En cimas m¨¢s modestas, las y los monta?eros suelen optar por colocar buzones, cruces y, por qu¨¦ no, esculturas. La Mesa de los Tres Reyes tampoco se ha librado. Es la cumbre m¨¢s alta de Navarra, pertenece al macizo de Larra-Belagua, en los Pirineos, y, a cerca de 2.500 metros sobre el nivel del mar, marca la frontera entre Francia y Espa?a y la muga entre Navarra y Arag¨®n. En su cima, g...
Conquistar las cumbres ha sido una de las aspiraciones m¨¢s se?aladas del ser humano que, en su af¨¢n por demostrar hasta d¨®nde llega, ha colocado banderas en lugares como la cima del Everest o, incluso, la luna. En cimas m¨¢s modestas, las y los monta?eros suelen optar por colocar buzones, cruces y, por qu¨¦ no, esculturas. La Mesa de los Tres Reyes tampoco se ha librado. Es la cumbre m¨¢s alta de Navarra, pertenece al macizo de Larra-Belagua, en los Pirineos, y, a cerca de 2.500 metros sobre el nivel del mar, marca la frontera entre Francia y Espa?a y la muga entre Navarra y Arag¨®n. En su cima, gracias a la iniciativa del Club Deportivo Navarra, reposa una escultura de bronce de San Francisco Javier, copatrono de Navarra junto con San Ferm¨ªn ¡ªque no es el patr¨®n de Pamplona, aunque eso da para otro art¨ªculo¡ª. La escultura de San Francisco Javier fue vandalizada en 1985 y alguien, se desconoce qui¨¦n, se llev¨® la cabeza. Ahora, 38 a?os despu¨¦s, ha reaparecido. Fue enviada dentro de una caja con remite desconocido a la Fundaci¨®n EMMOA ¡ªFundaci¨®n Museo del Monta?ismo Vasco¡ª. Con esta, son ya tres las cabezas del santo financiadas por el club.
La noticia del hallazgo la dio Txomin Uriarte, presidente de EMMOA, en SER Vitoria. Hace pocas semanas, alguien les envi¨® una caja con remite desconocido, como si fuera una donaci¨®n an¨®nima, en la que se encontraba la cabeza en buen estado de conservaci¨®n. No descarta Uriarte en dicha entrevista que alguien la hubiera encontrado en alguna grieta, pero es una idea que no comparte Joaqu¨ªn Salvoch, pamplon¨¦s de 81 a?os que lleva m¨¢s de 60 en el Club Deportivo Navarra ¡ªfundado en 1942¡ª. ¡°A la vista de la misma, pienso que eso ha estado bien guardado, o sea que no ha estado a la intemperie¡±, apunta Salvoch. Sus a?os y la lucidez de su memoria hacen que sus compa?eros, en concreto el presidente del club, Mikel Iraizoz, de 70 a?os, lo definan como ¡°el alma mater, el cord¨®n umbilical entre las generaciones de hace 40, 50 y m¨¢s a?os hasta la actualidad. Ha transmitido todo el saber de la monta?a como nadie y sigue siendo el libro de consulta para todos nosotros¡±. Es a ¨¦l a quien han acudido para aclarar la historia de la estatua y saber qu¨¦ ha pasado con ella durante todo este tiempo, porque lo cierto es que ha tenido historias para todos los gustos.
Salvoch recuerda que la iniciativa de colocar una escultura en lo m¨¢s alto surgi¨® ya en 1950, ¡°cuando el club abri¨® una cuestaci¨®n entre todos los socios, otros monta?eros y simpatizantes, al objeto de recaudar dinero para poder hacer una estatua¡±. A finales de 1952, tras solicitar presupuestos a varios artistas, se decantaron por el navarro ?ureo Rebol¨¦. ¡°Hizo un presupuesto de 5.000 pesetas para la estatua original, que era de piedra artificial y que ten¨ªa una altura de 2,10 metros¡±. Para julio de aquel a?o, la escultura ya estaba lista. Antes de subir hasta la Mesa, se expuso durante los Sanfermines en los jardines de la Diputaci¨®n de Navarra, bajo la enorme secuoya caracter¨ªstica de palacio. Poco despu¨¦s, la estatua se llev¨® hasta Belagua y ¡°hubo que subir las piedras a hombros hasta la cima¡±, recuerda Salvoch. ¡°Fueron 24 personas, miembros del club en su mayor¨ªa, los que acarrearon las piezas, que pesaban unos 20 kilos cada una¡±. Tras ser bendecida, all¨ª se qued¨® hasta el invierno.
¡°?Qu¨¦ pas¨®? Pues que ya en el primer invierno, ese mamotreto no aguant¨® y cay¨® derribado a pedazos. Un pastor de Belagua con el que ten¨ªamos mucha relaci¨®n, Fidel Gorr¨ªa, se encontr¨® los restos de la estatua, recogi¨® la cabeza y la tenemos en el club¡±. Esa es la primera de las tres cabezas encargadas por el club. ¡°Los directivos segu¨ªan queriendo que hubiera una estatua en la cima de los Tres Reyes y despu¨¦s de hablar con el escultor Rebol¨¦, se decidi¨® hacer una nueva escultura de 75 cent¨ªmetros y fundida en bronce. Se realiz¨® sobre la maqueta de la original y una empresa de Bilbao nos presupuest¨® su fabricaci¨®n en 2.829 pesetas¡±.
As¨ª, en junio de 1954 se subi¨® la nueva estatua de bronce a la Mesa en un proceso m¨¢s sencillo que el anterior porque hay que tener en cuenta, apunta Salvoch, que ¡°no es maciza, es hueca¡±. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, en 1985, alguien la decapit¨®. Se desconoce qui¨¦n y c¨®mo, pero, pocos meses despu¨¦s, ¡°el club encarg¨® otra cabeza que, aunque no era id¨¦ntica a la cabeza primitiva, se coloc¨® sobre la escultura¡±. No obstante, la escultura no ha tenido una existencia tranquila. En 2004, un movimiento s¨ªsmico provoc¨® que quedara en posici¨®n pr¨¢cticamente horizontal, mirando hacia el suelo. As¨ª estuvo seis a?os, hasta que en 2010 se realizaron los trabajos para enderezarla, para lo cual fue necesaria la intervenci¨®n de un helic¨®ptero cedido por el Gobierno de Navarra y de dos voluntarios.
Azares aparte, el Club Deportivo Navarra cuenta ahora con tres cabezas del santo: la de piedra artificial de los a?os 50, la reci¨¦n descubierta y la que, por ahora, permanece sobre los hombros del santo de bronce. A pesar de las dudas iniciales sobre donde podr¨ªa exponerse la testa del santo, la Junta Directiva del Club Deportivo Navarra ha decidido finalmente que se quede en la sede de la organizaci¨®n, en la calle de Jarauta de Pamplona.
En cualquier caso, el descubrimiento de la cabeza, insiste Iraizoz, ¡°es una mera an¨¦cdota¡±. Su hallazgo s¨ª que ha permitido reflexionar sobre la costumbre de dejar objetos en las cimas porque parece que ¡°una cumbre no parece cumbre si vas arriba y no encuentras un buz¨®n. Es una costumbre muy arraigada entre los monta?eros de aqu¨ª. Cuando vas y no hay nada, te parece que est¨¢ un poco hu¨¦rfano aquello¡±. Es una tradici¨®n que todav¨ªa se mantiene porque ¡°hay clubes que siguen poniendo buzones en cimas y reponiendo los que se han estropeado¡±, pero es una costumbre, reconoce el presidente Iraizoz, que cada vez tiene menos adeptos. Sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes que, igual que Salvoch, siguen conquistando las cimas dos o tres veces por semana. ¡°Ando por el monte, no te digo que como cuando ten¨ªa 25 a?os, pero s¨ª como cuando ten¨ªa 60 o 65¡å, r¨ªe el veterano monta?ero. Y se despide avisando de que le queda carrete todav¨ªa: ¡°Saldr¨¦ al monte mientras pueda porque si dejo de ir, ya se ha fastidiado. Hay que darle ca?a al cuerpo¡±.