Dos reyes con sus cortes separados por una r¨ªa
Juan Carlos I celebr¨® este fin de semana con 40 amigos a bordo de un bateeiro su reciente campeonato del mundo mientras que Felipe VI comi¨® en A Toxa con los adalides del bipartidismo
El rey em¨¦rito confes¨® este lunes directamente, poco antes de las nueve de la ma?ana y cuando emprend¨ªa en coche su traslado al aeropuerto de Vigo para regresar otra vez hacia Abu Dabi, que ¡°por supuesto¡± desea establecerse en Espa?a. Tras una semana de regatas en Sanxenxo (Pontevedra), Juan Carlos I admiti¨® que se encuentra ¡°estupendamente¡±, pero en privado concedi¨® con pesar a sus amigos, con los que celebr¨® varios homenajes, que no hab¨ªa recibido ¡°ni una llamada¡± de su hijo, Felipe VI. Ambos coincidieron el pasado jueves a pocos metros en el municipio de O Grove, el rey em¨¦rito cenando en una reputada marisquer¨ªa y el actual jefe del Estado comiendo en el Gran Hotel de A Toxa con los impulsores del Foro que defiende las virtudes del bipartidismo y de los pactos de Estado en Espa?a. Juan Carlos I coment¨® a varios comensales que tiene en duda aceptar la invitaci¨®n para acudir a una celebraci¨®n privada en El Pardo el 31 de octubre tras la jura de la Constituci¨®n por su nieta, la princesa Leonor.
Ha sido una semana intensa de Juan Carlos I en Sanxenxo, con su participaci¨®n en varias regatas y entrenamientos con la tripulaci¨®n de su barco, el Brib¨®n, y con varios homenajes y celebraciones de su triunfo a finales de agosto en el campeonato del mundo de vela en la clase 6mR en la isla brit¨¢nica de Wight. En estos d¨ªas, adem¨¢s, ha podido disfrutar de la visita de su hija Elena, de su hermana, la infanta do?a Margarita, y de los dos hijos de esta, con los que cen¨® el jueves por la noche, en su restaurante preferido en O Grove, la reputada marisquer¨ªa D¡¯Berto, que est¨¢ en la recta de entrada a la exclusiva isla de A Toxa, donde ese mismo d¨ªa, por la tarde, inaugur¨® su hijo, el rey Felipe VI, la quinta edici¨®n de un foro consagrado a poner en valor los cr¨¦ditos del bipartidismo pol¨ªtico y el esp¨ªritu de la transici¨®n que su padre protagoniz¨®. Ni quedaron ni se llamaron, un dato que no pas¨® desapercibido para Juan Carlos I, que lo coment¨® con pena a varios de sus amigos, seg¨²n comentaron los mismos a EL PA?S.
El viernes por la noche la celebraci¨®n se repiti¨® con la tripulaci¨®n, autoridades locales y auton¨®micas y empresarios que patrocinan estas regatas en el restaurante del Real Club N¨¢utico de Sanxenxo, que preside el patr¨®n del Brib¨®n y amigo del rey em¨¦rito, Pedro Campos, en cuya casa reside cuando acude a esta localidad gallega.
El s¨¢bado, el propio Campos, con el apoyo del empresario Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca (la antigua Caixa Galicia), organizaron para esa noche un festejo especial, a bordo de un barco bateeiro, el Deiramar II, con base en A Pobra do Carami?al, sobre cuya cubierta se mont¨® una cena para unas 40 personas, entre componentes de la tripulaci¨®n, sus esposas, el alcalde de Sanxenxo, Telmo Mart¨ªn, y algunos amigos especiales.
En la mesa presidencial del Deiramar II, que parti¨® del muelle de Sanxenxo a las 19.30 horas del s¨¢bado y no regres¨® hasta medianoche, junto a Juan Carlos I se sentaron Escotet y su hijo. Pero tambi¨¦n se reserv¨® ubicaci¨®n preferencial para el m¨¦dico traumat¨®logo Mikel S¨¢nchez, que ha intervenido al monarca en anteriores ocasiones en el hospital Vithas San Jos¨¦ de Vitoria, y que aprovech¨® la circunstancia para revisarle un dolor en una pierna. Y para el empresario Manuel Pi?era Gil-Delgado, yerno del fundador del whisky DYC y propietario de un campo de golf en Mallorca, que durante a?os acogi¨® a Juan Carlos I en su palco de plaza de toros de Las Ventas.
Varios de los comensales presentes clasifican la cena en barco por la r¨ªa de Pontevedra de ¡°espectacular y fant¨¢stica, por la noche que hizo, c¨®mo estaba el mar¡± y por las viandas. Los organizadores contrataron a un jamonero de Joselito y degustaron mejillones gigantes, sardinas, percebes y mero. El mero, precisamente, proporcion¨® un buen contratiempo a su hijo, Felipe VI, en el almuerzo del Foro ese jueves en el Gran Hotel de A Toxa, porque se derram¨® en la pernera de su pantal¨®n una buena cantidad de salsa justo antes del acto de inauguraci¨®n del evento, lo que provoc¨® una crisis entre la decena de invitados que le arropaban en la mesa y que solvent¨® con presteza el maitre del hotel.
Trofeos
El domingo, al finalizar la VIII regata Juan Carlos I-El Corte Ingl¨¦s Master, en la que el Brib¨®n qued¨® quinto, se entregaron los trofeos en el Club N¨¢utico de Sanxenxo, con la presencia del presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y varios cargos de la Diputaci¨®n Provincial. Alguno de los empresarios presentes escuch¨® que Juan Carlos I aprovech¨® la ocasi¨®n para convocar ese mismo d¨ªa a una charla m¨¢s reservada a Rueda.
Juan Carlos I disfrut¨® mucho y habl¨® poco. No pronunci¨® palabras en p¨²blico ante los respectivos auditorios. Alguno de los de los presentes s¨ª le escuch¨® alguna frase sobre ¡°el fregado que tenemos en Espa?a¡±, y que interpret¨® en clave de pol¨ªtica nacional. Y a otros les transmiti¨® sus dudas sobre si deber¨ªa aceptar la invitaci¨®n que le ha realizado la Casa Real para acudir el 31 de octubre a una celebraci¨®n privada en el Palacio de El Pardo tras la jura de la Constituci¨®n de su nieta, la princesa Leonor, ese d¨ªa en un acto solemne en las Cortes. No ha tomado a¨²n esa decisi¨®n. El lugar escogido para ese encuentro privado, en El Pardo, no le parece ¡°el m¨¢s id¨®neo¡±.
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