No hay quien frene a los ¡®petaqueros¡¯ que abastecen de combustible a los narcos en altamar
La Fiscal¨ªa Antidroga y las fuerzas de seguridad reclaman reformas legales para actuar contra estos colaboradores de las bandas que mueven miles de litros de gasolina para los traficantes
El submundo del narco funciona como cualquier otro mercado: evoluciona y se transforma. En su caso, influido adem¨¢s por los golpes policiales y por las reformas legales que se impulsan para tratar de torpedearlo. Con esa premisa se entiende la siguiente escena que sucede a kil¨®metros de la costa (y que se repite con asiduidad): un grupo de traficantes aguarda a entrar en acci¨®n a bordo de una de esas grandes lanchas usadas para introducir fardos de droga por las playas de la Pen¨ªnsula a toda velocidad. En...
El submundo del narco funciona como cualquier otro mercado: evoluciona y se transforma. En su caso, influido adem¨¢s por los golpes policiales y por las reformas legales que se impulsan para tratar de torpedearlo. Con esa premisa se entiende la siguiente escena que sucede a kil¨®metros de la costa (y que se repite con asiduidad): un grupo de traficantes aguarda a entrar en acci¨®n a bordo de una de esas grandes lanchas usadas para introducir fardos de droga por las playas de la Pen¨ªnsula a toda velocidad. En un momento dado, comienza a acercarse otro peque?o bote con un par de personas. Pese a la tensi¨®n, all¨ª nadie se sorprende. Son dos colaboradores de la escala m¨¢s baja de la pir¨¢mide, que vienen a proporcionarles gasolina y suministros. Una especie de repartidores de altamar, llamados petaqueros, que han proliferado desde que Espa?a prohibiera las narcolanchas en 2018 y a los que los investigadores no consiguen frenar ahora, ante la falta de una normativa adecuada para perseguirlos.
Las organizaciones del hach¨ªs, especializadas en introducir esta mercanc¨ªa a trav¨¦s de las costas espa?olas, han encontrado en los petaqueros ¡ªbautizados as¨ª por las petacas de combustible que transportan¡ª una soluci¨®n para sortear la prohibici¨®n de las narcolanchas. Hasta hace un lustro, estas potentes semirr¨ªgidas navegaban por las aguas espa?olas con absoluta tranquilidad. Se guardaban en almacenes y circulaban impunes junto a la costa, listas para alejarse a recoger la droga e introducirla a toda prisa. Solo entonces, con la carga a bordo, se les pod¨ªa perseguir. Pero todo cambi¨® en 2018: la nueva legislaci¨®n las calific¨® como ¡°g¨¦nero prohibido¡± y eso ha provocado que sus tripulantes tengan ahora que ocultarlas, adem¨¢s de obligarles, antes de los desembarcos, a permanecer muchas horas e incluso d¨ªas en altamar, a la espera del momento m¨¢s adecuado para alijar sin que los agentes los intercepten.
Esas dificultades, seg¨²n detallan varias fuentes policiales, han hecho que surja y se consolide la figura de personas que se especializan en almacenar y suministrar combustible para los potentes motores de las embarcaciones de la droga. Un nuevo actor que ha ido perfeccionando sus m¨¦todos hasta dar lugar a peque?os grupos dedicados a cubrir muchas de las necesidades de los criminales cuando se encuentran a kil¨®metros de la costa. Seg¨²n ha constatado el CRAIN, ¨®rgano de inteligencia contra el narco de la Guardia Civil en Andaluc¨ªa, no solo les llevan gasolina sino tambi¨¦n v¨ªveres y ropa, y se encargan de los cambios de tripulaci¨®n. Han aumentado sus tareas y, por tanto, su responsabilidad. Todo ello ¡°en un mundo jerarquizado, donde se necesitan machacas y contratar a otros¡±, apunta Jos¨¦ Mart¨ªn, jefe de la polic¨ªa judicial de la Polic¨ªa Nacional en Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz), uno de los puntos calientes del narcotr¨¢fico.
Este negocio mueve miles de euros. Como pasa siempre en este submundo, su dimensi¨®n resulta dif¨ªcil de calcular, pero algunos datos del Ministerio del Interior ayudan a hacerse una idea. En el marco del Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar, centrado inicialmente en esta comarca gaditana y ampliado despu¨¦s a seis provincias andaluzas (el resto de la de C¨¢diz, Huelva, M¨¢laga, Sevilla, Almer¨ªa y Granada), las fuerzas de seguridad han intervenido m¨¢s de 800.000 litros de gasolina destinados a narcolanchas desde mediados de 2018 a finales de 2022. ¡°Hay miles de euros en juego. Se entiende solo con ver el precio del litro de combustible¡±, remacha Jos¨¦ Mart¨ªn al describir esta aut¨¦ntica econom¨ªa paralela brotada alrededor del narco. Los precios por los servicios del petaquero, a?ade el agente, no est¨¢n tasados y var¨ªan.
El auge de este fen¨®meno ha pillado con el pie cambiado a las autoridades. Preocupados porque se ha convertido ya en otra pata m¨¢s del tr¨¢fico de estupefacientes y por el riesgo que supone que estos grup¨²sculos acumulen y muevan sin control enormes sumas de combustible, las fuerzas de seguridad y la Fiscal¨ªa Antidroga denuncian que no cuentan con herramientas legales para perseguir a los petaqueros, generalmente j¨®venes y aspirantes a subir en el oscuro negocio de la droga, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas y policiales. Mueven bidones de hasta 25 litros que rellenan en gasolineras en varias tandas, en estaciones de repostaje sin c¨¢maras o en las que tienen contactos.
La normativa espa?ola no contempla como delito el almacenaje o transporte de grandes cantidades de gasolina ¡ªapenas se prev¨¦n sanciones administrativas en determinados casos, dif¨ªciles de cobrar a unas personas que suelen declararse insolventes¡ª, por lo que ¨²nicamente se les puede castigar si se consigue vincularlos con alguna organizaci¨®n criminal concreta o con un alijo determinado. Pero no resulta f¨¢cil. La mayor¨ªa de las veces, a estos colaboradores solo se les pilla con el combustible, por lo que poco se puede hacer contra ellos.
Por ejemplo, en mayo de 2019, en la llamada Operaci¨®n Gas-oil, se detuvo a 15 personas en La L¨ªnea de la Concepci¨®n acusadas de proveer de toda esa log¨ªstica a los narcos. ¡°Pero, como no se pudo acreditar el transporte de estupefacientes y solo ten¨ªamos gasolina, se qued¨® en nada¡±, reconocen fuentes de la Fiscal¨ªa del Campo de Gibraltar. En 2021, en la Operaci¨®n Petaca, la Polic¨ªa de Sanl¨²car encontr¨® un zulo con cerca de 5.000 litros de combustible, donde guardaban igualmente placas dobladas de matr¨ªculas y armas: ¡°Por lo que pudimos imputarles falsedad documental y tenencia il¨ªcita de armas¡±, apunta Jos¨¦ Mart¨ªn.
Reforma legal
Ana Villag¨®mez, fiscal Antidroga de Andaluc¨ªa, alz¨® la voz en 2021. En la memoria anual del ministerio p¨²blico, ella puso sobre la mesa la necesidad de una pronta reforma normativa para frenar la actividad de estos repartidores de alta mar. Su iniciativa la recogi¨® la fiscal jefe Antidroga de Espa?a, Rosa Ana Mor¨¢n, que la introdujo en su respectivo balance. Y, hace apenas unas semanas, la Fiscal¨ªa General del Estado hac¨ªa suya la medida y la inclu¨ªa en el cap¨ªtulo de ¡°propuestas de reformas legislativas¡±. El ministerio p¨²blico insta as¨ª a las C¨¢maras a tomar cartas en el asunto e introducir ¡°un nuevo tipo penal que castigue sin m¨¢s la tenencia o el transporte de gasolina¡± cuando se incumplen los ¡°requisitos administrativos¡±.
Fuentes jur¨ªdicas destacan que se podr¨ªa modificar la legislaci¨®n para castigar a los petaqueros por el delito de estragos, ya que su conducta supone un riesgo en s¨ª mismo al mover un material inflamable sin control, en coches o furgonetas, y conservarlo en almacenes y viviendas ¡ªdenominadas ¡°guarder¨ªas¡± en su argot¡ª. Otra opci¨®n pasa por cambiar la ley para incluirlo dentro del delito de tenencia il¨ªcita de armas, municiones y explosivos, teniendo en cuenta la capacidad inflamable e incendiaria del combustible.
La propuesta de la Fiscal¨ªa espa?ola sigue as¨ª el camino marcado por Gibraltar ¡ªcomo ya ocurri¨® con las narcolanchas (el Pe?¨®n las prohibi¨® mucho antes de que Espa?a lo hiciera en 2018)¡ª. El Gobierno llanito impuls¨® en 2021 una modificaci¨®n de la Ley del Petr¨®leo para endurecer la normativa sobre el transporte y acumulaci¨®n de gasolina, que contempla penas de c¨¢rcel que alcanzan los 10 a?os o, incluso, la cadena perpetua (si se registran muertos o lesionados graves). Su objetivo era claro: frenar ¡°el creciente n¨²mero de personas halladas en posesi¨®n de bidones de gasolina¡± y, adem¨¢s, evitar el ¡°peligro¡± que supone la acumulaci¨®n de este tipo de suministro. Conscientes de que los petaqueros trabajan para el narco, el Ejecutivo brit¨¢nico tem¨ªa que su descontrol acabara provocando una ¡°explosi¨®n¡± con v¨ªctimas mortales. Ese miedo es el mismo al otro lado de la verja.
¡°Con las narcolanchas ha ido bien¡±, subraya Villag¨®mez, en referencia al cambio legislativo de 2018. La representante de la Fiscal¨ªa recuerda c¨®mo los traficantes llegaban antes a recuperar incluso algunas embarcaciones interceptadas que sal¨ªan a subasta. Ahora se destruyen. Pero ?qu¨¦ ocurre con los miles de litros de gasolina aprehendidos? El jefe policial de Sanl¨²car indica que, cuando no hay otro delito asociado que permita perseguir al due?o, se le ofrece que pase por comisar¨ªa con la documentaci¨®n que justifica el traslado del l¨ªquido inflamable y as¨ª pueda recuperar su cargamento. ¡°Ninguno lo hace, claro est¨¢¡±, ironiza Jos¨¦ Mart¨ªn, que admite los problemas de almacenamiento que eso les genera. Al ¡°no tener trazabilidad¡± es dif¨ªcil reutilizarlo, apostilla Villag¨®mez.
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