Vox moviliza a la galaxia ultra bajo el lema ¡°Noviembre Nacional¡±
El partido de Abascal se apoya en una variedad de grupos de extrema derecha para mantener el cerco diario a las sedes del PSOE
A principios de mes, empez¨® a correr por las redes sociales la etiqueta #NN. La imagen del vicepresidente de Castilla y Le¨®n, Juan Garc¨ªa Gallardo, coreando meg¨¢fono en mano ¡°?Noviembre Nacional!¡± ante la sede del PSOE en la calle de Ferraz, se hizo viral. El mismo eslogan fue repetido por los principales dirigentes de Vox: el exsecretario general Javier Ortega Smith, el vicepresidente pol¨ªtico Jorge Buxad¨¦ o el vicesecretario de comunicaci¨®n, Manuel Mariscal, entre otros.
Gallardo lleg¨® a poner como imagen de su cuenta de Instagram el s¨ªmbolo de esta campa?a: dos letras ene may¨²sculas unidas por una cruz latina sobre una bandera de Espa?a. Luego quit¨® esta bandera ilegal ¡ªpues una ley de 1981 proh¨ªbe utilizar s¨ªmbolos o siglas de partidos, sindicatos, asociaciones o entidades sobre la ense?a nacional¡ª, pero la mantuvo en un dibujo en el que la porta un ni?o. La bandera espa?ola con este escudo propio de las cruzadas rivaliza en las protestas contra la amnist¨ªa con la agujereada a la que ¡ªcomo hicieron los h¨²ngaros en su revuelta anticomunista de 1956¡ª se le ha amputado el escudo constitucional como muestra de rechazo a la Monarqu¨ªa parlamentaria.
Santiago Abascal ha llamado a la ¡°movilizaci¨®n permanente, constante y creciente¡± contra el nuevo Gobierno de Pedro S¨¢nchez, que califica de ¡°ilegal¡±. En la entrevista que hizo el pasado martes con Tucker Carlson, la estrella medi¨¢tica de la Alt Right (extrema derecha) estadounidense, el l¨ªder de Vox asegur¨® que la movilizaci¨®n ¡°debe durar, con esa f¨®rmula u otra, todo lo que dure este Gobierno¡±. Antes ya hab¨ªa advertido de que, si S¨¢nchez era investido, Espa?a no volver¨ªa la normalidad.
Pero las concentraciones diarias en Ferraz no se pueden mantener cuatro a?os, sobre todo despu¨¦s de que no haya cuajado el intento de montar una acampada como la del 15M de 2011 en la Puerta del Sol. Por eso, Vox ha centrado sus esfuerzos en mantener la presi¨®n en la calle al menos hasta final de mes.
Siguiendo la t¨¢ctica empleada desde que empezaron las manifestaciones, ¡°Noviembre Nacional¡± no se presenta como una convocatoria de Vox sino como un bander¨ªn de enganche al que pueden apuntarse grupos de variado pelaje. Y neonazis y falangistas lo han hecho con entusiasmo. Noviembre es un mes especial para estos ¨²ltimos: este lunes se cumplen 87 a?os del fusilamiento de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera y 48 de la muerte del dictador Francisco Franco. Con los restos de ambos fuera del Valle de Cuelgamuros, Ferraz o La Moncloa pueden ser alternativa de peregrinaje.
Pero no son los ¨²nicos. El lobby ultracat¨®lico Hazte O¨ªr, que ha tuneado un autob¨²s con la imagen de S¨¢nchez caracterizado como Hitler, ha hecho suyo el s¨ªmbolo de la doble ene y la cruz, que recuerda al de la secta mexicana El Yunque, (una i griega may¨²scula y una cruz) a la que est¨¢ vinculado. Y tambi¨¦n el partido xen¨®fobo Democracia Nacional o los carlistas tradicionalistas, que promueven el rezo del rosario en estas concentraciones. Destaca por su activismo Jordi de la Fuente, jefe de Organizaci¨®n de Vox en Barcelona y exl¨ªder del partido neonazi Movimiento Social Republicano (MSR), con antecedentes antisemitas y de colaboraci¨®n con el Kremlin, quien ha pedido a los manifestantes ¡°que no haya paz para Marlaska¡±. A las concentraciones se ha sumado el Frente Obrero, un nuevo partido rojipardo que pretende combinar el leninismo con el ultranacionalismo y la xenofobia de la extrema derecha.
Vox no hace ascos a ninguno de estos compa?eros de viaje. Mira para otro lado ante los episodios de violencia protagonizados por algunos de ellos, contra agentes y periodistas, y el propio Ortega Smith ha indignado a los sindicatos policiales, a los que hasta ahora cortejaba, con su intento de supervisar los supuestos ¡°excesos¡± de los antidisturbios en su tarea de proteger la sede socialista de posibles ataques.
Abascal se ha sumado a las manifestaciones ajenas, como la convocada el d¨ªa 12 por el PP en todas las capitales de Espa?a o este s¨¢bado en la plaza de Cibeles por un centenar de entidades en la ¨®rbita de la derecha. Su gran reto es la huelga general convocada el pr¨®ximo d¨ªa 24 por su brazo sindical, Solidaridad. Despu¨¦s de obligar a corregir la convocatoria por defectos de forma, el Ministerio de Trabajo le ha dado el visto bueno, as¨ª que el paro ser¨¢ legal. Otra cosa es que sea real.
Solidaridad asegura tener 250 delegados sindicales, lo que representa menos del 0,1% de los que hay en Espa?a. Una presencia muy escasa para poder siquiera plantear la adhesi¨®n a la huelga en los centros de trabajo. Y Vox ha pedido que se proh¨ªban los piquetes durante las jornadas de paro y se penalice su actuaci¨®n. Los precedentes no son halag¨¹e?os: Hazte O¨ªr llam¨® a bloquear Madrid el d¨ªa de la investidura de S¨¢nchez con tractores, autobuses y taxis y, a pesar de su m¨²sculo econ¨®mico, nadie le sigui¨®.
Carlson, el showman despedido de la Fox despu¨¦s de que la compa?¨ªa tuviera que desembolsar m¨¢s de 700 millones por haber difundido la patra?a de que Trump gan¨® las elecciones de 2020 a la Casa Blanca, ha dado altavoz internacional a un bulo no menor: que Espa?a est¨¢ cayendo en una tiran¨ªa y el pa¨ªs ¡°est¨¢ en llamas¡±, como asegur¨® durante su encuentro con Abascal. La operaci¨®n, sin embargo, ha tenido un ¨¦xito modesto: la entrevista, emitida a trav¨¦s de su canal en la red social X, ha tenido cinco millones de visualizaciones, frente a los m¨¢s de 300 que alcanz¨® en 24 horas la que le hizo al candidato ultra argentino Javier Milei. Mientras Carlston y Abascal charlaban, se ve¨ªa de fondo la plaza de Col¨®n, donde no hab¨ªa rastro alguno de barricadas o disturbios, sino el traj¨ªn de una capital europea en una ma?ana oto?al.
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