Relevo generacional en el PNV ante la crisis del oasis vasco
El nombramiento de Imanol Pradales, que combina una carrera profesional ascendente, trayectoria de gesti¨®n p¨²blica y militancia peneuvista, supone un revulsivo en el partido
El primer aviso p¨²blico de que el lehendakari I?igo Urkullu estaba cuestionado como candidato fue en septiembre, durante la celebraci¨®n del Alderdi Eguna (D¨ªa del Partido) del PNV. Su presidente, Andoni Ortuzar, no mencion¨® su candidatura cuando faltaban pocos meses para las elecciones vascas, previstas para la primavera. Y no lo hizo porque ya barajaba un sucesor, desvelado este s¨¢bado: ...
El primer aviso p¨²blico de que el lehendakari I?igo Urkullu estaba cuestionado como candidato fue en septiembre, durante la celebraci¨®n del Alderdi Eguna (D¨ªa del Partido) del PNV. Su presidente, Andoni Ortuzar, no mencion¨® su candidatura cuando faltaban pocos meses para las elecciones vascas, previstas para la primavera. Y no lo hizo porque ya barajaba un sucesor, desvelado este s¨¢bado: Imanol Pradales, de 48 a?os, que combina una carrera profesional ascendente, trayectoria de gesti¨®n p¨²blica y militancia peneuvista. Su nombramiento supone un revulsivo en el PNV, un cambio imagen y de etapa traducido en relevo generacional. Pradales, a diferencia de Urkullu, al que reivindica como referente, no ha vivido el proceso constitutivo del autogobierno, sus crisis ni los peores momentos del terrorismo ni las peores conmociones del PNV. Ortuzar ha reconocido que entra una nueva generaci¨®n en unos tiempos ¡°con tantas incertidumbres como oportunidades¡±.
Este relevo generacional ser¨¢ extensivo el pr¨®ximo a?o al propio presidente del PNV. Hace tres a?os lo protagoniz¨® Idoia Mend¨ªa, secretaria general del PSE, que entroniz¨® a Eneko Andueza, de 44 a?os. Y tambi¨¦n ser¨¢ extensivo a EH-Bildu. Su coordinador, Arnaldo Otegi, dio a entender la pasada semana que no ser¨ªa candidato a lehendakari, lo que fortaleci¨® la posici¨®n favorable a Pradales del PNV. De presentarse Otegi, el PNV hubiera tenido un problema porque Urkullu era un buen valladar frente al candidato abertzale por su trayectoria pol¨ªtica y moderaci¨®n. Estamos, pues, ante un relevo generacional no solo del PNV, sino de los principales partidos vascos, que afronta una nueva etapa que deja atr¨¢s el terrorismo, no las pol¨ªticas de memoria, y debe encarar los retos de la globalizaci¨®n.
Fue precisamente la pandemia la que mostr¨®, con mayor claridad, la vulnerabilidad de la gesti¨®n del PNV en el Gobierno vasco. Tres de sus carteras han sido las m¨¢s cuestionadas de la coalici¨®n. La prestigiosa sanidad p¨²blica vasca qued¨® cuestionada por fallos de gesti¨®n. Luego vinieron la crisis de la Consejer¨ªa de Interior con la Ertzaintza y de la Educaci¨®n y su enfrentamiento con partidos y sindicatos, as¨ª como cr¨ªticas a su distanciamiento de la calle. La alarma lleg¨® a la direcci¨®n del PNV con las elecciones municipales y forales de mayo y las generales de julio, en que perdi¨® 90.000 votos y EH-Bildu casi le igual¨®. El an¨¢lisis del PNV no es descabellado cuando se?ala que hay desgaste de gesti¨®n, pero no pulsi¨®n de cambio. Atribuye la p¨¦rdida de votos del PNV, que buena parte fueron a la abstenci¨®n, m¨¢s a errores de gesti¨®n, la crisis del oasis vasco, que al auge del abertzalismo.
Previsiblemente, el relevo del candidato a lehendakari venga acompa?ado de un cambio sustancial en las listas electorales. De otro modo, ser¨ªa responsabilizar a Urkullu de una crisis colectiva, tambi¨¦n del propio PNV, lo que, adem¨¢s de injusto, ser¨ªa err¨®neo. El nuevo candidato responde a una tipolog¨ªa m¨¢s tecnocr¨¢tica que su antecesor. Pero todos apuntan que ser¨¢ continuista con las pol¨ªticas peneuvistas: mantendr¨¢ su alianza con el PSE y las pol¨ªticas p¨²blicas y sociales del Ejecutivo vasco de coalici¨®n, que disponen, adem¨¢s, de un importante consenso social.