La dimisi¨®n de Errej¨®n: una bomba en la izquierda feminista cuyos efectos van m¨¢s all¨¢ de Sumar
Un diputado del grupo da por ¡°seguro¡± el coste para toda la izquierda y el Gobierno. El analista Pablo Sim¨®n afirma: ¡°Es combustible para las guerras culturales de la derecha¡±
Cualquier forma de caer de ??igo Errej¨®n hubiera supuesto un trauma para Sumar. Considerado casi un¨¢nimemente una cabeza pol¨ªtica con dotes estrat¨¦gicas y un orador h¨¢bil ¨Dadaptado tanto al registro medi¨¢tico como al parlamentario¨D, no hubiera sido f¨¢cil suplirlo al margen del porqu¨¦ de su marcha. Pero es que, adem¨¢s, de todas las formas de caer, lo ha hecho de una de las m¨¢s aparatosas y da?inas para los suyos: con ...
Cualquier forma de caer de ??igo Errej¨®n hubiera supuesto un trauma para Sumar. Considerado casi un¨¢nimemente una cabeza pol¨ªtica con dotes estrat¨¦gicas y un orador h¨¢bil ¨Dadaptado tanto al registro medi¨¢tico como al parlamentario¨D, no hubiera sido f¨¢cil suplirlo al margen del porqu¨¦ de su marcha. Pero es que, adem¨¢s, de todas las formas de caer, lo ha hecho de una de las m¨¢s aparatosas y da?inas para los suyos: con una dimisi¨®n tras una denuncia de una mujer, an¨®nima pero p¨²blica, de posibles tratos vejatorios, entre ellos de ¨ªndole sexual.
Voces consultadas por EL PA?S, tanto del espacio de Sumar como del ¨¢mbito de la investigaci¨®n politol¨®gica, coinciden en que las circunstancias de su salida pueden tener un efecto multiplicador del impacto pol¨ªtico, sobre todo si el caso va a m¨¢s, dado que afecta a banderas propias como el feminismo, el rechazo a la violencia de cualquier tipo contra la mujer, el derecho a su indemnidad sexual, la reivindicaci¨®n de masculinidades alejadas de los patrones dominantes.
?Preocupa que lo ocurrido tenga coste pol¨ªtico para Sumar? La respuesta oficial del partido es que lo que tendr¨ªa impacto es ¡°no haber hecho nada ante esta situaci¨®n¡±, cosa que no ha ocurrido, se?ala un portavoz de Sumar, que se remite a un comunicado en el que la formaci¨®n ha intentado transmitir seriedad y urgencia en su reacci¨®n desvelando que ya hab¨ªa iniciado una investigaci¨®n, celebrado una reuni¨®n de la direcci¨®n y aceptado de manera ¡°un¨¢nime¡± la renuncia de Errej¨®n, al que no dedicaron ni una despedida.
Bajo condici¨®n de anonimato, un diputado del grupo tiene claro que el caso ser¨¢ ¡°seguro¡± un problema para Sumar y las fuerzas que lo integran. Es m¨¢s, advierte de que la irradiaci¨®n no se limitar¨¢ a Sumar: ¡°Esto va m¨¢s all¨¢ de Sumar. Esto supone un deterioro para el conjunto del espacio de la izquierda, incluido el Gobierno. La sociedad no va a discriminar en este tema¡±. El diputado no cree que Podemos ¨Cpartido que desde fuera de Sumar se reivindica tambi¨¦n como fuerza feminista¨C vaya a quedar fuera del previsible clima de sospecha por no haberse actuado antes: ¡°Aquello de lo que se le acusa a ??igo pudo hacerlo cuando estaba en la direcci¨®n de Podemos¡±.
Tambi¨¦n sin dar su nombre, un antiguo dirigente auton¨®mico de M¨¢s Pa¨ªs es rotundo: ¡°Creo que es una se?al de final de un ciclo pol¨ªtico, el de los ¨²ltimos 10 a?os¡±.
El analista pol¨ªtico Pablo Sim¨®n se acerca a la crisis abierta por la dimisi¨®n como un tedax a un explosivo, muy despacio y con guantes, sabedor de que toda prudencia es poca. Preguntado sobre el coste pol¨ªtico que el episodio puede implicar, se inclina por un pron¨®stico sombr¨ªo para Sumar y en general para el espacio progresista. ¡°Primero, hay que tener en cuenta el contexto. Sumar est¨¢ en plena reconfiguraci¨®n. Y de repente cae esta bomba, que afecta de lleno a uno de los pocos resortes que le quedaban a Yolanda D¨ªaz. Errej¨®n ya ni siquiera estaba ah¨ª como M¨¢s Madrid, sino que era Sumar-Sumar. Es previsible que desde todas las corrientes que hay dentro del grupo se eleven ahora voces que se hagan preguntas. ?Esto se sab¨ªa? Si se sab¨ªa, ?por qu¨¦ se le puso ah¨ª [como diputado y portavoz del grupo parlamentario]?, ?c¨®mo pudo cometerse esta imprudencia?, ?por qu¨¦ no se actu¨® antes?¡±.
El profesor de la Universidad Carlos III de Madrid cree que el problema, que ser¨¢ m¨¢s grave si se convierte en un serial de continuas novedades y acusaciones, afecta al Ejecutivo en su conjunto, incluido el PSOE. ¡°El Gobierno est¨¢ casi en par¨¢lisis pol¨ªtica y con dificultades muy serias para hablar de sus logros, porque todo lo que la oposici¨®n le saca es Bego?a [G¨®mez] o [Jos¨¦ Luis] ?balos. Y justo ah¨ª salta esto. Aunque no afecte directamente al PSOE, ser¨¢ f¨¢cil para la oposici¨®n meterlo en el mismo saco de denuncia sobre la corrupci¨®n y la degeneraci¨®n que suele utilizar para el caso Koldo¡±, afirma el autor de Entender la pol¨ªtica. Una gu¨ªa para novatos, para quien lo ocurrido es ¡°el combustible perfecto para las guerras culturales de la derecha¡±, que ahora podr¨¢n dedicarse a acusar a la izquierda de ¡°hipocres¨ªa y doble moral¡± sobre un asunto, la igualdad, en el que el PP y Vox suelen tener dificultades para moverse.
Los primeros movimientos del PP parecen dar la raz¨®n a Sim¨®n. La vicesecretaria de Movilizaci¨®n y Reto Digital del PP, Noelia N¨²?ez, en un v¨ªdeo publicado por el PP, afirm¨® que el comportamiento de Errej¨®n era ¡°un secreto a voces en todos los ¨¢mbitos de la izquierda¡±. ¡°Lo sab¨ªan, lo taparon, lo consintieron. Ahora entendemos que no lo hicieran ministro en su momento, pero la se?ora [Yolanda] D¨ªaz s¨ª lo premi¨® con la portavoc¨ªa del grupo parlamentario. Este es el feminismo hip¨®crita de este Gobierno, de Pedro S¨¢nchez con ?balos y ahora de D¨ªaz con Errej¨®n¡±, afirm¨® N¨²?ez, que se dirigi¨® a las ¡°mujeres defraudadas¡± por unos partidos para los que ¡°parece que si el agresor es de izquierdas todo se tapa¡±. ¡°Le pedimos a Yolanda D¨ªaz todo tipo de explicaciones¡±, a?adi¨® la dirigente, para quien el Gobierno se basa en un ¡°pacto de encubridores¡±.
Mientras el PP hac¨ªa p¨²blico su v¨ªdeo, los usuarios de redes sociales, siempre atentos a las contradicciones de los pol¨ªticos, empezaban a rescatar tuits feministas de Errej¨®n.
La dram¨¢tica interrupci¨®n de carreras pol¨ªticas por comportamientos indebidos, o por flagrantes contradicciones entre la virtud p¨²blica y la conducta privada, es toda una tradici¨®n en la pol¨ªtica estadounidense. Con la perspectiva que le da la atenta observaci¨®n de la misma, el polit¨®logo Roger Senserrich, residente en New Haven, en Connecticut, y autor de la newsletter Four Freedoms, cree que Sumar y su espacio pol¨ªtico no est¨¢n condenados de antemano a que el caso se convierta en un sumidero de credibilidad. ¡°Depende de c¨®mo lo lleven. Si la respuesta es de firmeza y ejemplaridad, puedes decir ¡®lo que decimos lo hacemos¡¯ y salir reforzado¡±, afirma.
A su juicio, en Estados Unidos el Partido Dem¨®crata y el Partido Republicano funcionan con niveles de autoexigencia diferentes ante cuestiones que afecten a su comportamiento con las mujeres. El autor de Por qu¨¦ se rompi¨® Estados Unidos. Populismo y polarizaci¨®n en la era Trump pone como ejemplo a Donald Trump, al que los suyos le justifican cualquier cosa mientras en el Partido Dem¨®crata son mucho m¨¢s duros con los propios. Un caso emblem¨¢tico se produjo en 2017, cuando m¨¢s de 20 senadores dem¨®cratas pidieron a su compa?ero Al Franken que dimitiera despu¨¦s de que una periodista contara que durante un viaje en 2006 el entonces c¨®mico la bes¨® y agarr¨® los pechos sin consentimiento mientras ella dorm¨ªa.
¡°Los dem¨®cratas son mucho m¨¢s vulnerables a ser atacados por hipocres¨ªa y quiz¨¢s por eso reaccionan mucha m¨¢s vehemencia ¨Ca?ade Senserrich¨C, lo que a su vez les permite defender que son diferentes a los republicanos, que desde que en 2016 marcaron un antes y un despu¨¦s cuando apenas reaccionaron a un v¨ªdeo en el que se escuchaba a Trump decir que ¡®cuando eres una estrella¡¯ las mujeres ¡®te dejan hacerles cualquier cosa, agarrarlas por el co?o¡¯¡±.
Ahora bien, concluye, ¡°en la medida en el caso [de Errej¨®n] sea m¨¢s grave y se convierta en una historia recurrente, con nuevas revelaciones y un continuo ¡®qui¨¦n sab¨ªa qu¨¦¡¯, el problema ser¨¢ mayor para Sumar, l¨®gicamente¡±.