Los recuerdos familiares que el agua no borr¨®
En un rinc¨®n de la Universidad de Valencia, un equipo de expertos restaura voluntariamente los ¨¢lbumes fotogr¨¢ficos sepultados por el barro que sobrevivieron a la dana
¡°Los coches los puedes reponer, pero esto tiene un valor sentimental incalculable¡±. Ana Piedra lleg¨® a media ma?ana a uno de los laboratorios del Museo de Historia Natural de la Universidad de Valencia temblando, con los ojos llorosos y con la ¨²nica fotograf¨ªa que su madre, de 76 a?os, logr¨® salvar de su padre, ya fallecido. Es un retrato familiar en el que sale la pareja junto a la propia Ana y su hermana, posando y mirando a c¨¢mara. Lo trae todav¨ªa lleno de barro y con el marco de plata en el que la imagen estuvo durante a?os expuesta encima de una c¨®moda, en la entrada de la casa de su madre. Lleva d¨ªas h¨²meda y el deterioro es m¨¢s que evidente, la tinta ha empezado a correrse por las cuatro esquinas. A esta vecina de Algemes¨ª de 44 a?os las riadas le pillaron de vuelta a casa con su marido, sus dos hijos y el perro en Massanassa, donde abandonaron el coche para buscar refugio en el domicilio de unos desconocidos. Su madre guardaba el resto de las fotograf¨ªas y ¨¢lbumes familiares en la parte baja del mueble de la tele del sal¨®n que fue directo a la basura tras las inundaciones: ¡°No hemos podido abrir ni las puertas, ni los cajones. Est¨¢ todo perdido¡±.
La semana pasada, la Universidad de Valencia, en colaboraci¨®n con el resto de universidades p¨²blicas de la comunidad, pusieron en marcha el proyecto Salvem les fotos por el que se ofrecieron a restaurar los recuerdos destrozados por el paso de la dana y, por fin, han comenzado los trabajos. ¡°Hablamos de cientos de ¨¢lbumes, de miles de fotograf¨ªas, pero vamos a buen ritmo¡±, explica Marisa V¨¢zquez de ?gredos, directora de Patrimonio de la universidad valenciana. El tiempo juega en su contra porque si una imagen es atacada por hongos es pr¨¢cticamente irrecuperable: ¡°Hay que elegir bien qu¨¦ vamos a salvar. Tenemos que hacer un triaje¡±. Aqu¨ª, los restauradores son los m¨¦dicos y las fotograf¨ªas, que se apilan en las cubetas para su limpieza, los pacientes que aguardan en la lista de espera.
Todo est¨¢ clasificado por familias para que nada se pierda. Hay ¨¢lbumes de bodas de oro, de un viaje a Disneyland en 2013, de vacaciones en la playa o de un grupo de amigos sentados en el cap¨® de un Ford Fiesta. ¡°Cuando ves esto te das cuenta de que todos hacemos las mismas fotos. Pero cada uno las suyas, con su gente. Si se acabara el mundo, bastar¨ªa con que sobreviviese un solo ¨¢lbum familiar para poder entender c¨®mo era la vida en la Tierra¡±, dice Rosina Herrera, restauradora especializada en fotograf¨ªa del Grupo Espa?ol del International Institute for Conservation (GE-IIC) y voluntaria en esta iniciativa. Trabajar con estos ¨¢lbumes es, en parte, una inmersi¨®n en la intimidad de muchas familias. Cada uno de ellos es un viaje a trav¨¦s del tiempo y el espacio. No son solo las im¨¢genes, sino tambi¨¦n las anotaciones que est¨¢n escritas en ellas. En una se puede leer: ¡°Dos parejas sobrevivieron al verano del 2000¡å. ¡°Nosotros tenemos una visi¨®n distorsionada. En esta foto, por ejemplo, yo solo veo manchas, grietas, suciedad y problemas. Pero, si alguien no quiere rescatar la foto de su ex que nos avise, que nos quita trabajo¡±, bromea Herrera.
Hay diferentes t¨¦cnicas que mantienen la esperanza de que esos recuerdos se conserven. Los expertos voluntarios han dise?ado un protocolo, pero tienen que improvisar porque el volumen de material es ingente y los recursos, escasos Limpian las im¨¢genes con agua corriente y agua destilada. Las recogen de las cubetas con sumo cuidado de no tocar directamente el papel fotogr¨¢fico en ning¨²n momento. Retiran el barro que queda con pinceles. Y, finalmente, las secan por oreo para que se les vaya la humedad y el olor con el que llegan. Tambi¨¦n hay muchos tipos de ¨¢lbumes. Los que recubren las fotograf¨ªas con una l¨¢mina de PVC, muy usados a principios de la d¨¦cada de los 2000, son un reto a¨²n mayor porque el pl¨¢stico puede pegarse con la emulsi¨®n fotogr¨¢fica. Si eso pasa, la prioridad es salvar los rostros de las personas, que se vean las caras. La casu¨ªstica es infinita. Lo ¨²nico claro aqu¨ª es que las fotograf¨ªas antiguas, en blanco y negro, resisten mucho mejor que las de color actuales.
Espa?a es uno de los pocos pa¨ªses europeos que no cuenta todav¨ªa con un Centro Nacional de Fotograf¨ªa, aunque su creaci¨®n se aprob¨® en 2023. No existe tampoco ninguna instituci¨®n acad¨¦mica en la que especializarse en restauraci¨®n fotogr¨¢fica, apenas algunos cursos. Herrera se form¨® con una beca en Rochester (Nueva York, Estados Unidos), la ciudad en la que naci¨® George Eastman, el fundador de la marca Kodak. ¡°La fotograf¨ªa es el patito feo de la restauraci¨®n. Hay otras ramas como las bellas artes, la pintura o la escultura que se llevan la fama. Esto es muy diferente a restaurar Las Meninas¡±. Y a?ade: ¡°Nadie pagar¨ªa por restaurar estas fotograf¨ªas. Si le paso un presupuesto a sus due?os, tampoco lo har¨ªan porque es mucho trabajo para una obra que econ¨®micamente no tiene ning¨²n valor. Ahora bien, emocionalmente no tienen precio¡±.
La fotograf¨ªa es un registro de la memoria. De la individual y de la colectiva. De las familias y de los pueblos. Son trozos de historia de los municipios valencianos devastados por la cat¨¢strofe. ¡°Es una especie de cartograf¨ªa humana de las localidades¡±, apunta V¨¢zquez de ?gredos. Quiz¨¢s no miremos todos los d¨ªas el ¨¢lbum de la boda, del nacimiento o de las vacaciones, pero reconforta saber que est¨¢n ah¨ª, esperando a ser vistos en cualquier momento. La fotograf¨ªa es un puente entre el pasado y el futuro. A partir de la semana que viene tienen previsto comenzar a devolver a sus due?os las primeras im¨¢genes que han llegado al laboratorio y continuar recogiendo m¨¢s. Quienes trabajan aqu¨ª insisten en reducir las expectativas, en que las im¨¢genes en ning¨²n caso volver¨¢n a su estado original. Es normal. Tampoco lo har¨¢n las localidades de las que proceden: ¡°Igual que el envejecimiento deja huella, un impacto como este tambi¨¦n. Nos consuela pensar que muchas de estas im¨¢genes podr¨¢n seguir siendo visionadas y volver a narrar las historias de siempre¡±.
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