90 minutos de protestas, Paquita la del barrio y mucha indignaci¨®n frente al Parlamento valenciano
Alrededor de 300 valencianos han protestado frente a la sede de la C¨¢mara con c¨¢nticos y protestas, pero muy lejos de una gran manifestaci¨®n, como se esperaba
Seis polic¨ªas nacionales comienzan a acordonar la zona como peones de avanzadilla en un tablero de ajedrez:
¨CSe?ora, por aqu¨ª, por aqu¨ª.
Y ah¨ª est¨¢ Laura Gim¨¦nez, vecina de Paiporta, la zona cero de una gigantesca riada de casi dos metros que arras¨® a su paso los comercios y bajos de este pueblo valenciano de 25.000 vecinos. ¡°?Vivimos en el fango!¡±, vocifera Gim¨¦nez, de 53 a?os, en mitad de la empedrada y soleada plaza de San Lorenzo de Valencia, frente a la sede del Parlamento auton¨®mico y a pocos minutos de que ah¨ª dentro hablara Carlos Maz¨®n, el presidente, al que nadie ha visto esta ma?ana, pero todos intuyen que ya camina por dentro. ¡°?Ha muerto gente porque no nos avisaron!¡±, insiste sola Gim¨¦nez. ¡°?No se cancelaron las clases! ?La gente estaba de compras! ?Est¨¢bamos haciendo una vida normal! ?Y ahora no tengo casa! ?No tengo empleo! ?Y casi pierdo a mi familia!¡±.
Fot¨®grafos. Periodistas. C¨¢maras de televisi¨®n. Todos se agolpan para escuchar la historia de Gim¨¦nez, pelirroja, enfundada en unos vaqueros claros y gafas de pasta negras, una m¨¢s entre las decenas de miles de afectadas por la riada que ha enmudecido a la provincia valenciana desde el pasado 29 de octubre. A Gim¨¦nez se le acercan tambi¨¦n otras dos manifestantes, Dolores Aranda, de 64 a?os, y Asun Alcocer, de 48. ¡°Cualquiera de Valencia sabe que tenemos que mirar el cielo¡±, explica Alcocer, que trabaja en una ¨®ptica y vio la tormenta por la televisi¨®n, en casa. ¡°Las p¨¦rdidas humanas son todas suyas. Este hombre es un criminal. Puso la actividad econ¨®mica por encima de la vida¡±. 20 minutos despu¨¦s, los manifestantes alcanzan ya el centenar. Y comienzan los c¨¢nticos al un¨ªsono:
¨C?Maz¨®n, dimite, sal de tu escondite!
Es Blanca Guarner, de 23 a?os, estudiante de Filosof¨ªa en la Universidad de Valencia y voluntaria en estos d¨ªas. Dice que tiene amigos que han perdido el trabajo en la zona. ¡°Los pol¨ªticos son unos negligentes. Es que, joder, se ha muerto mucha gente¡±. Guarner es la ¨²nica que ha tra¨ªdo un meg¨¢fono blanco que ten¨ªa por casa e incluso se ha sacado un papelito del bolsillo del vaquero con consignas y c¨¢nticos escritos a mano, en may¨²scula y en valenciano: ¡°Asesinos, asesinos, asesinos¡±. ¡°Solo el pueblo salva al pueblo¡±. ¡°Valencia sangra, el PP calla¡±. ¡°Maz¨®n, dimisi¨®n¡±. ¡°Se va a acabar, la negligencia criminal¡±.
La concentraci¨®n, de casi 90 minutos, ha ido perdiendo fuelle conforme hablaba el presidente. De hecho, en los ¨²ltimos 15 minutos ha circulado un trabajador de Globo en bicicleta que miraba at¨®nito a los protestantes, un par de runners ¡ªsiempre hay runners en las manifestaciones¡ª y un gu¨ªa tur¨ªstico con un grupo de italianos. Solo resist¨ªan las hermanas Almendros, los periodistas, los c¨¢maras y un grupo de 30 o 40 manifestantes. Las hermanas Almendros han sido las ¨²nicas que han seguido ¨ªntegramente la comparecencia de Maz¨®n en directo con un altavoz negro e inal¨¢mbrico conectado al m¨®vil.
¡°Lo he tra¨ªdo porque si dimite quiero que nos enteremos todos¡±, explica Laura, de 37 a?os, que tiene dos amigas que han perdido la casa por la cat¨¢strofe. ¡°Tenemos una sensaci¨®n de desamparo. Estuvimos casi cinco d¨ªas mirando al cielo, mirando a ver si ven¨ªa la Virgen y Dios para ayudarnos¡±. De pronto, una se?ora pregunta a las hermanas una duda razonable.
¡ª?Si gritas por ah¨ª (el altavoz) se oye?
¡ªNo, ojal¨¢. Esto es por si dimite, que nos enteremos.
La se?ora desiste. Y ahora opina sobre Maz¨®n, al que observa por la pantalla. ¡°Este se?or no ha le¨ªdo m¨¢s en su vida¡±. Las hermanas optan por amenizar la concentraci¨®n con la canci¨®n Rata de dos patas de Paquita la del barrio a capela. ¡°Rata inmunda. Animal rastrero. Escoria de la vida. Adefesio mal hecho¡±. Y los manifestantes aplauden. Las pancartas de cart¨®n, con la marcha desinflada, se van colocando por el suelo. ¡°Maz¨®n das miedo¡±. ¡°Feij¨®o y Maz¨®n, pa?lante¡±. ¡°Mientras t¨² com¨ªas, la gente se mor¨ªa¡±. Y arriba, en la pared de piedra del edificio frente al Parlament, una se?al vieja y serigrafiada advierte a los protestantes y a los valencianos desde hace a?os: ¡°Prohibido jugar a la pelota y fijar carteles¡±. Este viernes, sin embargo, no ha tenido efecto. Un vecino ha colocado un cart¨®n en negro sobre la ventana: ¡°Maz¨®n, dimisi¨®n¡±.
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