27 d¨ªas despu¨¦s de la dana y los s¨®tanos todav¨ªa inundados: ¡°Ya no sabemos qu¨¦ hacer¡±
Se prev¨¦ que las empresas contratadas por la Diputaci¨®n de Valencia comiencen a desatascar los garajes anegados esta semana, mientras vecinos y voluntarios tratan de achicar agua por su cuenta
Los cuatro muchachos envueltos en sus monos blancos se adentran en la boca del s¨®tano del edificio y se pierden en la penumbra. Es el n¨²mero 11 de la calle de Ausi¨¤s March, en el centro de Paiporta. Al cabo de un rato, la oscuridad los devuelve cargando por parejas un cubo enorme lleno de lodo. El pueblo, 27 d¨ªas despu¨¦s de la dana que le pas¨® por encima, tiene dos mundos: afuera, en la su...
Los cuatro muchachos envueltos en sus monos blancos se adentran en la boca del s¨®tano del edificio y se pierden en la penumbra. Es el n¨²mero 11 de la calle de Ausi¨¤s March, en el centro de Paiporta. Al cabo de un rato, la oscuridad los devuelve cargando por parejas un cubo enorme lleno de lodo. El pueblo, 27 d¨ªas despu¨¦s de la dana que le pas¨® por encima, tiene dos mundos: afuera, en la superficie, en las calles y en las aceras, el barro ya se ha transformado en tierra seca y polvo. Pero debajo, en el inframundo, en los garajes y los s¨®tanos de las fincas, sigue habiendo hasta 30 cent¨ªmetros de agua empozada que no dan tregua a vecinos y voluntarios que, armados con palas, cubos y en el mejor de los casos con bombas, tratan de achicarla. Las cuadrillas de voluntarios se ven diminutas ante la inmensidad de la tarea. Paco L¨®pez, vecino de un piso en ese edificio de Ausi¨¤s March, lo resume as¨ª: ¡°Nos han dicho que esperemos, que est¨¢ todo el pueblo igual; pero en estas tres semanas y media, ?nosotros qu¨¦? Pues jodernos¡±.
En cada calle del pueblo se suceden uno tras otro distintos cuerpos de seguridad y emergencias: el Ej¨¦rcito de Tierra limpia una calle, la UME trata una alcantarilla, un equipo de bomberos forestales afloja con la fuerza de sus mangueras la tierra en las aceras. Pero este lunes ninguno de ellos se adentra ya en un s¨®tano. Victoria Parusso, de 26 a?os, una de las voluntarias que se ha embarrado hasta el pecho tratando de sacar agua de un garaje, dice que de cuando en cuando algunos militares les han echado un cable, pero la mayor¨ªa de las veces son ellos solos contra la marea. ¡°Hay muchos (militares) por las calles y pocos en los s¨®tanos; ya los ves, est¨¢n muy limpios¡±, dice.
Paco L¨®pez dice que hasta 50 militares le han cogido el nombre y los datos. ¡°Me dicen ¡®?c¨®mo se llama usted? No se preocupe, deme su n¨²mero de tel¨¦fono, ahora vamos¡±. No han venido. Y cuando llegan, dice, les han dado evasivas. ¡°Se pasan la pelota unos a otros: dicen ¡®no, esto lo hace la UME¡¯, pero la UME llega y dice ¡®no, nosotros no tenemos maquinaria, esto lo hace el Ej¨¦rcito; y el Ej¨¦rcito dice que ellos ya no pueden m¨¢s, que si no se les estropea la m¨¢quina que tienen¡±. Y agrega: ¡°Es que ya no sabemos qu¨¦ hacer; s¨¦ que han contratado empresas privadas para esto, pero no llegan, se habla mucho, pero no se hace nada¡±.
Las empresas a las que se refiere son las que ha contratado la Diputaci¨®n de Valencia para desatascar s¨®tanos y garajes y que est¨¢ previsto que empiecen a trabajar este martes. As¨ª se defini¨® en una reuni¨®n en la tarde del lunes en el puesto de mando de Paiporta, seg¨²n confirma a EL PA?S Maribel Albalat, la alcaldesa de la localidad. Seg¨²n sus cifras, en todo el pueblo hay como m¨ªnimo 180 garajes anegados. ¡°Yo entiendo a los vecinos; vamos a llegar a todos, pero tienen que tener un poco de paciencia, las prioridades tambi¨¦n las marcan los servicios de emergencia y tenemos que hacer caso¡±, explica. Apenas dos d¨ªas atr¨¢s, un grupo de vecinos en un s¨®tano de Paiporta hab¨ªa chocado con la ministra de Defensa, Margarita Robles, por la demora de una orden clara a los militares para que entraran a los s¨®tanos y garajes a limpiarlos. El mismo lunes, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, exigi¨® a la Generalitat y a la Diputaci¨®n el plan para atender esas instalaciones.
La cuadrilla de Victoria (ella y tres colegas que han llegado desde Barcelona) ha logrado en media jornada llenar de lodo 22 cubos en el s¨®tano de ese edificio que han puesto en la acera, afuera del garaje. Pero ahora enfrentan un problema pr¨¢ctico que congelar¨¢ su labor del d¨ªa: qu¨¦ hacer con ese l¨ªquido. No lo pueden tirar por la calle. Tampoco a las alcantarillas porque se solidifica y despu¨¦s se convierte en un problema peor. Deben verterlo en contenedores met¨¢licos que se van turnando de finca en finca y que despu¨¦s son recogidos en camiones. Los due?os de este edificio han ido hasta el Ayuntamiento para pedir uno de esos y les han dicho que quedan en cola para cuando haya uno disponible. Por ahora, no pueden hacer m¨¢s.
¡°Yo de momento estoy aqu¨ª y aqu¨ª me quedo hasta que me dejen¡±, dice Victoria, que es italiana y ha llegado hasta aqu¨ª en el cami¨®n en el que vive en Catalu?a, que tiene aparcado a media hora andando. Ha estado de voluntaria desde los primeros d¨ªas de la tragedia. Ha ido a Catarroja, a Massanassa y ahora a Paiporta. Es artesana y en ocasiones trabaja por temporadas en el campo en Francia, recogiendo fruta. ¡°Estos son los que nos est¨¢n dando la vida¡±, dice un vecino del edificio sobre ella y los otros tres amigos que la acompa?an, David, Ubiu y Daniel. Gracias a lo que han logrado en ese s¨®tano, ya ha podido pasar un electricista para restaurar la luz e iluminar un poco la penumbra.