Las mujeres hablamos
La ceguera pol¨ªtica de Podemos y Sumar ha sido la de todos los partidos. Muchas recordamos los carteles del 8M del a?o 2016 en el que I?igo Errej¨®n y Pablo Iglesias ocupaban el espacio del D¨ªa de la Mujer Trabajadora
Hace unos meses se hizo viral un comentario que hice en un podcast. Era muy sencillo, nada del otro mundo: las mujeres hablamos entre nosotras. De un d¨ªa para el otro, encontr¨¦ mis palabras en todas las redes narrando una y otra vez algo tan simple, tan de caj¨®n. Las mujeres hablamos, y, por supuesto, confiamos la una a la otra nuestras experiencias en materia de violencia sexual. Esa cadena de confianza se propaga y se repite. Y en esa cadena, cada mujer da el valor que considera a ese testimonio que le llega de una conocida, amiga, o colega de trabajo.
Hasta hace bien poco, esta era pr¨¢cticamente la ¨²nica manera de protecci¨®n con la que cont¨¢bamos: una red testimonial. Una se alejaba de aquellos tipos de los que le llegaba informaci¨®n fea y confiaba en aquellos de los que ten¨ªa mejores referencias. Y llega informaci¨®n fea de muchos. Que sean actores, taxistas o pol¨ªticos depende de tu radio de acci¨®n.
En los ¨²ltimos a?os, hemos visto muchos avances en materia de contenci¨®n y reparaci¨®n de violencia sexual. Los han propulsado los partidos de izquierda, entre los que se encuentra el anterior Ministerio de Igualdad. Se han puesto sobre la mesa temas de consentimiento y atenci¨®n espec¨ªfica a las v¨ªctimas de violencia. Y se ha cambiado el foco: de la v¨ªctima al agresor. Las instituciones han recogido un sentir que el feminismo llevaba d¨¦cadas reclamando, y que, en los ¨²ltimos a?os se ha hecho multitudinario: las nuevas generaciones de mujeres llenaron las calles para reclamar un juicio justo para la v¨ªctima de la Manada, y vivieron el cambio fundamental que supuso la conversaci¨®n colectiva sobre violencia del #metoo y el #cu¨¦ntalo. Una vez m¨¢s, las mujeres tej¨ªamos red contando nuestras experiencias y casos de abuso.
Ahora los medios de comunicaci¨®n y parte de la sociedad se sorprenden ante la noticia de que ciertos pol¨ªticos que pertenecen o han pertenecido a los partidos que propulsaron estas leyes est¨¦n siendo acusados de haber ejercido violencia sexual contra mujeres. Primero ??igo Errej¨®n, ahora Juan Carlos Monedero. A m¨ª no me sorprende. A mucha otra gente tampoco. ?Acaso no han prestado atenci¨®n a los testimonios? Todos trascienden ideolog¨ªa, edad y clase social. La ceguera pol¨ªtica de Podemos y Sumar ha sido la de todos los partidos. Muchas recordamos los carteles del 8M del a?o 2016 en el que los l¨ªderes de Podemos (Pablo Iglesias y Errej¨®n) ocupaban el espacio del D¨ªa de la Mujer Trabajadora.
El a?o 2016, s¨ª. Nos parece que fue hace poco, pero en materia de feminismo hace ya una eternidad. Ha sido el movimiento feminista el que ha logrado que se sienta as¨ª. Y en la actualidad pol¨ªtica destaca un avance importante, nada sutil: antes, un pol¨ªtico pod¨ªa caer en desgracia por un caso de corrupci¨®n, ahora lo puede hacer tambi¨¦n por la violencia ejercida contra las mujeres. Insisto: que es transversal a todo car¨¢cter ideol¨®gico. Est¨¢ en manos de los partidos hacer caso a las mujeres que narran sus violencias. Porque habr¨¢ m¨¢s.
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