Rajoy: el hombre invisible no entiende que lo se?alen
Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa dijo de Rajoy que por donde pasa, ni limpia ni mancha. Hoy sabemos que ni siquiera pasa

Nada m¨¢s salir del ascensor de la segunda planta del Congreso, hay a la izquierda unas peque?as escaleras que, rodeadas de periodistas y tomadas por fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n, podr¨ªa parecer el aspecto de las escaleras que daban al viejo c¨¦sped de San Paolo de N¨¢poles, concretamente el d¨ªa en que se present¨® Diego Armando Maradona en 1984. Hay una foto ic¨®nica al respecto. Se desconoce si habr¨¢ una foto parecida este mi¨¦rcoles, en el Congreso, con Mariano Armando Rajoy llegando a la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la Operaci¨®n Catalu?a, la trama parapolicial que desde las sentinas de Interior se puso en marcha para presuntamente espiar y acorralar partidos pol¨ªticos, desde independentistas a Podemos, mediante acoso judicial y noticias falsas. Pero deber¨ªa. El expresidente del Gobierno acudi¨® all¨ª entre flashes, pidi¨® la palabra para decir que no sab¨ªa qu¨¦ hac¨ªa en aquel lugar, sentado delante de aquella gente tan extra?a, y dedic¨® las horas siguientes al mayor y m¨¢s demoledor ejercicio de vaciado de poder que ha sufrido nunca una presidencia del Gobierno: no es que no se hubiese enterado de nada de lo que ocurr¨ªa bajo su mando, es que uno lo escucha y se le viene a la cabeza aquella frase hist¨®rica de Zapatero a su mujer antes de meterse en cama, cuando ya llevaba un tiempo en La Moncloa: ¡°No sabes, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de espa?oles que podr¨ªan gobernar¡±.
Hizo Rajoy malabarismos verbales (¡°por supuesto que vengo a decir la verdad, si usted ya sabe que voy a mentir, ?para qu¨¦ me llama?¡±), esgrima oratoria en el cuerpo a cuerpo (¡°?usted cree que somos tontos?¡±, le pregunt¨® Ione Belarra; ¡°me va a permitir que no conteste a esa pregunta porque no quiero generar mal ambiente¡±), alguna bala bien lanzada y con mucha pupa (¡°yo tengo que enterarme de lo que hacen 100.000 polic¨ªas y Pedro S¨¢nchez puede no enterarse de lo que hace su n¨²mero 2¡±) y finalmente ira, que ya es dif¨ªcil enfadarlo: ¡°?Deje de insultarme, con ese tono falt¨®n y calumnioso! ?Es usted un mentiroso¡±, al socialista Manuel Arribas. Acab¨®, al salir de la sala, pidiendo elecciones. Sin aclarar si se presentar¨ªa ¨¦l.
Ning¨²n diputado, sin embargo, le hizo la pregunta m¨¢s pertinente: ¡°?De qu¨¦ tuvo conocimiento usted en sus a?os como presidente, se?or Rajoy¡±. Se acerc¨® Gabriel Rufi¨¢n: ¡°?Usted fue presidente del Gobierno, verdad?¡±. Por evitar, hasta evit¨® Rajoy desentra?ar qui¨¦n se ocultaba bajo el nombre de M. Rajoy en la lista de B¨¢rcenas, como le reclam¨® Ione Belarra. Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, en el turno siguiente, dijo que le parec¨ªa ¡°razonable¡± pensar que quiz¨¢ nombre en clave se refiera a su amigo. Fue Fern¨¢ndez D¨ªaz, que lleva a?os de guerra de guerrillas con la raz¨®n, el que la apel¨® para resolver panel.
Quien mejor rode¨® a Rajoy fue Jon I?arritu, de Bildu (¡°Al grano, Mariano¡±). Minutos antes de que empezase la sesi¨®n contaba en privado c¨®mo hab¨ªa ido su fin de semana: ¡°Me he le¨ªdo los libros de Rajoy¡±, y son¨® a haber pasado unos d¨ªas en los ¨²ltimos cap¨ªtulos de The White Lotus. Presumi¨® de ello en su turno de palabra, si bien diluy¨¦ndolo un poco: ¡°Algunos pasajes los le¨ª en diagonal¡±. Como presidente del Gobierno, record¨® I?arritu, Rajoy tiene poco recuerdo de fechas, reuniones, noticias, etc. Sin embargo, como diarista, demuestra una memoria ejemplar, y data fechas concretas y da cuenta de conversaciones detalladas, casi transcripciones, con profunda minuciosidad. ¡°?Tiene agenda?¡±, pregunt¨® el diputado. Rajoy no meti¨® el pie en la trampa: ¡°No, no llevo agenda¡±. Pero bien es verdad que la cabeza la hace mover mejor Planeta que el Congreso.
Por lo que sea, dir¨ªa Rufi¨¢n. Rufi¨¢n dijo ¡°por lo que sea¡± unas 377.000 veces. Supongo que se est¨¢ diciendo ahora todo el rato en X, que es una red social que pone de moda muchas coletillas hasta que Rufi¨¢n las quema sin piedad y hay que buscarse otra cosa. A Rajoy el ¡°por lo que sea¡± lo estaba dejando descolocado, como cuando mi hijo me dice ¡ª?a m¨ª!¡ª ¡°bro¡±. Quiz¨¢ pens¨® Rajoy que era una carnaza para que cayese en uno de esos trabalenguas imposible: ¡°Por lo que sea, es, y lo que es, ser¨¢, por lo que sea y por lo que ser¨¢¡±. Fue una l¨¢stima que no lo contraatacase con ¡°pardiez¡±. Y eso que empez¨® de una manera rajoyana impecable: ¡°El d¨ªa 14 recib¨ª una comunicaci¨®n de la presidenta del Congreso que me dice que comparezca aqu¨ª el 5 de marzo, que es hoy. Y aqu¨ª estoy¡±. Con Rufi¨¢n tuvo una enganchada Rajoy a prop¨®sito de la c¨¢rcel, de la que le avis¨® Rufi¨¢n que quiz¨¢ la pisase. Mencion¨® la posible condena (¡°cuatro a?os¡±) y el juez (¡°el juez Pedraz¡±). Tambi¨¦n Gerardo Pisarello, de Sumar, lanz¨® una bater¨ªa de acusaciones mezcladas con halagos al car¨¢cter de Rajoy (cara afable o entra?able, dijo: Pap¨¢ Noel bendijo las barbas blancas); Rajoy le dio las gracias por no meterse con su familia y a?adi¨®: ¡°Si fuese usted juez, se?or Pisarello, yo estar¨ªa en una tumba¡±.
Cuando la diputada Ione Belarra, de Podemos, le solt¨® a Mariano Rajoy: ¡°Usted es el presidente m¨¢s corrupto de toda la democracia¡±, dos diputados del PP se dirigieron a ella alborotados levantando poco la voz, lo suficiente para que escuch¨¢semos los de detr¨¢s, pero no los de delante: ¡°Defensores de violadores¡±, dijo uno; ¡°protectores de agresores sexuales¡±, dijo otro.
Ni con grabaciones, ni con la terca realidad que emerge en papeles y testimonios de sus m¨¢s altos cargos, Rajoy reconoci¨® saber de lo que se le estaba hablando. Su mejor pico de forma fue cuando le record¨® I?arritu un informe secreto de Francisco Mart¨ªnez, jefe de gabinete del ministro Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz y nexo de uni¨®n entre el comisario Villarejo y los jefes del ministerio. ¡®Nota secreta para el se?or presidente sobre informaci¨®n sensible procedente de Catalu?a¡¯, en el que se destallaban las operaciones que la ¡®polic¨ªa patri¨®tica¡¯ ten¨ªa en marcha en aquel momento para desacreditar al independentismo y la oposici¨®n. No sabe Rajoy nada de eso, pero es que tampoco se enter¨® de la noticia que dio hace un a?o RAC1. I?arritu no dio cr¨¦dito. Rajoy, de perdidos al r¨ªo, asegur¨® estar diciendo la verdad. ¡°La primera vez que oigo eso¡±, dijo Rajoy. I?arritu insisti¨®. ?Es posible estar en los titulares de los medios y que no se entere? ¡°Mire, es que yo dej¨¦ esto hace siete a?os, y usted no¡±, que fue la forma de homenajear al viejo Michael Corleone cuando dice en la tercera parte eso de ¡°ya estaba fuera, y me vuelven a meter dentro otra vez¡±.
¡°Usted no amenaza, manda a sus comisarios. Don Vito tampoco amenazaba¡±, dijo despu¨¦s Rufi¨¢n, por lo que sea.
No s¨¦ de qu¨¦ me est¨¢ hablando, no tengo conocimiento de eso, ens¨¦?eme cosas que yo haya dicho o hecho y no s¨¦ qu¨¦ hago aqu¨ª fue el resumen de una jornada que Rajoy pretendi¨® retranqueira (curioso momento sociol¨®gico de Belarra diciendo de los gallegos que no son famosos por tener gracia, dicho desde Podemos, el partido con menos sentido del humor de la historia de la democracia) y termin¨® en retrato de un presidente que, si le aprietan, podr¨ªa confesar no saber qu¨¦ gobernaba, si es que gobern¨® algo. Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa dijo de Rajoy que por donde pasa, ni limpia ni mancha. Hoy sabemos que ni siquiera pasa.
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