Partidos pol¨ªticos: algunas paradojas
En democracia representativa, las formaciones son lo menos democr¨¢ticas del funcionamiento del sistema. El pluralismo interno de los grupos parlamentarios es un espejismo
La manera como el se?or Alfonso Alonso fue hace poco defenestrado por su propio partido ha vuelto a poner sobre la mesa la principal paradoja de los partidos pol¨ªticos, de todos ellos. Son instrumentos esenciales del funcionamiento de la democracia representativa, el m¨¢s importante de todos ellos con diferencia. Han tendido a pasar hist¨®ricamente de meros instrumentos asociativos para grupos de personas que comparten un cierto ideario, a controladores de pr¨¢cticamente todos los mecanismos institucionales del sistema democr¨¢tico, m¨¢s all¨¢ de su funci¨®n en el parlamento y en el gobierno (cuando les corresponde estar en ¨¦l): tribunales constitucionales, ¨®rganos de control de medios p¨²blicos, y un largo etc¨¦tera. No hace tanto el se?or Casado se enter¨® de una decisi¨®n de la Junta Electoral Central antes de que dicha decisi¨®n fuera publicada oficialmente por dicho ¨®rgano.
Para volver al tema del se?or Alonso, varias cosas llaman la atenci¨®n, pero no por ser un caso aislado en nuestro sistema de partidos, sino por la intensidad del evento. La primera cosa es la brutalidad de los modos, y eso que el se?or Alonso no encabezaba una facci¨®n disidente de ning¨²n tipo. Simplemente la sombra alargada de un particular exdirigente de ese partido pareci¨® apoderarse del alma del se?or Casado, que decidi¨®, literalmente de una tarde a la siguiente ma?ana, que el se?or Iturgaiz era el candidato ideal para el PP de cara a las inminentes elecciones vascas. ?Se lleg¨® a esta decisi¨®n despu¨¦s de un intenso debate interno del PP de Euskadi, que habr¨ªa hecho llegar a la direcci¨®n nacional su propuesta, y esta, tras una profunda reflexi¨®n, tom¨® la decisi¨®n del recambio?
Es curioso, aunque humano, ver c¨®mo el vencedor de ayer se queda estupefacto frente a la derrota de hoy
Tantos son los ejemplos de casos parecidos en los ¨²ltimos cuarenta a?os de democracia en Espa?a que cuesta identificar a los que presentan alg¨²n rasgo original. Uno muy notable fue el de c¨®mo la UCD consigui¨® en su d¨ªa reventar el partido desde dentro, echar al presidente Su¨¢rez (que les hab¨ªa hecho ganar dos elecciones generales seguidas), y pasar de 168 diputados a... ?11! Eso fue una lucha sin cuartel y sin prisioneros. A su vez, la manera como ERC a lo largo de varias d¨¦cadas fue eliminando pol¨ªticamente a varias direcciones sucesivas, la lista de bajas es larga (Barrera, Hortal¨¤, Colom, Rahola, Carod-Rovira, Puigcerc¨®s¡) fue una nueva variante de rodillo interno. Es curioso, aunque humano, ver c¨®mo el vencedor de ayer se queda estupefacto frente a la derrota de hoy. Cierto, la revoluci¨®n francesa, con otros m¨¦todos, puso el list¨®n muy alto, en esto de la depuraci¨®n de las ¨¦lites por cuestiones de orden interno.
Una variante adicional y bastante original es esto que los medios, por prudencia, llaman ahora ¡°el espacio posconvergente¡±, donde no s¨®lo los periodistas, sino tambi¨¦n los militantes afectados por una suerte de epidemia, a veces no saben si son del PDeCAT, de la Crida, del Consell de la Rep¨²blica o de algo m¨¢s, tipo Dem¨°crates ex de Uni¨®. Al menos, ERC proh¨ªbe expresamente la doble militancia.
Si los partidos quisieran, podr¨ªan modificar la norma de votaciones y que todas fueran con voto secreto
No menos original fue en su d¨ªa la ¡°galaxia Podemos¡± con sus Vistalegre 1, Vistalegre 2 y lo que haga falta. Pero si uno mira las fotos de las cumbres sucesivas, es como un relente de esas fotos de dirigentes sovi¨¦ticos (y el s¨ªmil se acaba aqu¨ª) en las que siempre est¨¢ Lenin, que tuvo el detalle de morir pronto, pero de las que van desapareciendo foto tras foto los Trotski, Kamenev, Zinoviev, Piatakov, Bujarin hasta acabar (literalmente) con la lista entera de los primeros bur¨®s pol¨ªticos del Partido Bolchevique.
No nos escudemos en la especialidad bolchevique. La paradoja es que los partidos pol¨ªticos, en democracia representativa, son lo menos democr¨¢ticos del funcionamiento del sistema. En los parlamentos, en las asambleas electas, ayuntamientos, etc, el pluralismo del mecanismo est¨¢ garantizado. Las maneras pueden variar, cierto, seg¨²n haya mayor¨ªa absoluta o relativa. Pero el pluralismo interno de los grupos parlamentarios es un espejismo. Un diputado o diputado levanta uno, dos o tres dedos (con un giro inquietante de la mano) y cada uno vota lo suyo, y punto. En caso contrario, el disidente ser¨¢ tachado o bien de tonto, de tr¨¢nsfuga o de traidor. Si los partidos, todos, quisieran, podr¨ªan modificar la normativa de votaciones y que todas fueran con voto secreto, presencial y con garant¨ªas. Ser¨ªa un poco m¨¢s lento pero mucho m¨¢s emocionante. Por supuesto, de momento ning¨²n periodista ha preguntado a los l¨ªderes pol¨ªticos (a todos) si estar¨ªan de acuerdo. Desde aqu¨ª les animamos a hacerlo. La simple pregunta ser¨ªa un terremoto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.