El peligro del par¨®n para las escuelas m¨¢s vulnerables
Soci¨®logos y pedagogos piden que Educaci¨®n eval¨²e la situaci¨®n de estos centros y ofrezca soluciones
La pandemia, y la debacle econ¨®mica que la acompa?a, aumentar¨¢ las desigualdades sociales. Pero cada vez m¨¢s voces alertan de las desigualdades educativas, en vista de la posibilidad, cada vez m¨¢s plausible, de que los alumnos no vuelvan a las aulas este curso. Los expertos aseguran que la brecha no vendr¨¢ determinada ni por la cantidad de deberes encomendados, ni si se posee ordenador para seguir las clases a distancia, sino por la realidad que vive el alumno en su domicilio. As¨ª que alertan de que el confinamiento va a golpear con dureza a familias, y por ende escuelas, ubicadas en entornos empobrecidos, agudizando as¨ª los efectos de la segregaci¨®n escolar ¡°Esta crisis puede aumentar las desigualdades entre los alumnos, seg¨²n su origen socioecon¨®mico¡±, resume Ismael Palac¨ªn, director de la fundaci¨®n Jaume Bofill.
El anuncio del cierre de las escuelas cogi¨® con el pie cambiado a muchos centros. En algunos casos, como los institutos, tuvieron pocos minutos de margen para ordenar a sus alumnos que recogieran todo el material y se lo llevaran a casa. Algunos centros reaccionaron r¨¢pido, encomendando deberes desde el primer momento; otros tardaron m¨¢s tiempo en organizarse. Palac¨ªn habla de escuelas proactivas y escuelas reactivas. Las primeras ser¨ªan las que est¨¢n enviando desde el principio tareas a sus alumnos, aunque esto no siempre es positivo. ¡°Hay escuelas que lo hacen bien y no cosen a sus alumnos con deberes, sino se centran en actividades que fomenten pensar y el aprendizaje. Otras env¨ªan fichas y fichas y deberes y deberes, y solo sirve para que los padres vean que sus hijos hacen algo¡±. Y las reactivas son, seg¨²n el director de la Bofill, ¡°las absentes¡± porque ¡°no saben c¨®mo hacer la educaci¨®n a distancia¡±.
Para los expertos la posesi¨®n de tecnolog¨ªa no es preocupante. ¡°Solo hay una minor¨ªa social que no tenga ordenador, pero lo importante es el uso que se hace de ¨¦l, si se hace un uso indiscriminado de la pantalla o hay un acompa?amiento de los padres¡±, defiende Miquel ?ngel Prats, profesor de tecnolog¨ªa educativa de la Universidad Ramon Llull.
¡°La brecha la marcar¨¢ la composici¨®n social, el acompa?amiento que puedan hacer los padres en este aprendizaje¡±, resuelve Miquel ?ngel Alegre, soci¨®logo de la educaci¨®n y jefe de proyectos de la fundaci¨®n Bofill. Y aqu¨ª las que salen peor paradas son las familias m¨¢s empobrecidas. ¡°Aqu¨ª cuenta el bagaje socializador, el tipo de conversaciones que se mantienen en casa, el vocabulario, las expectativas que se ofrece a los ni?os¡ Es una riqueza invisible que hace que los alumnos de clase media sean m¨¢s aut¨®nomos en las tareas y que los de nivel socioecon¨®mico bajo necesiten m¨¢s apoyo¡±, a?ade.
Esto lo sabe bien Joan Artigal, director del instituto escuela Trinitat Nova de Barcelona, uno de los centros considerado de alta complejidad por la alta concentraci¨®n de alumnos sin recursos (un ejemplo: de sus 535 alumnos, 400 tiene beca comedor). ¡°Hay una carrera para ver qui¨¦n hace m¨¢s y pone m¨¢s deberes, pero nosotros nos tenemos que parar y preguntar a los alumnos c¨®mo se encuentran y qu¨¦ necesitan. Y hemos detectado ya unas 60 familias en situaci¨®n muy cr¨ªtica que tuvimos que derivar a los servicios sociales, porque a lo mejor los padres estaban enfermos y el ni?o estaba solo, y necesitaban a alguien que les llevara comida¡±. El director incide en que la situaci¨®n extrema que viven muchas familias dificulta el aprendizaje. ¡°Algunos domicilios no tienen espacio vital y sufren situaciones de emergencia alimentaria o de vivienda. Y cuando le digo a un padre c¨®mo tiene que acompa?ar a su hijo, me contesta que su problema es que no sabe c¨®mo va a pagar el alquiler o la comida¡±.
¡°En este momento hay que velar por las necesidades de los alumnos (a nivel de seguridad, alimentaci¨®n, que duerman bien) y no tanto por lo que aprenden. Aqu¨ª las fracciones quedan en un segundo plano¡±, defiende Prats. Y en este punto las escuelas m¨¢s segregadas sufren m¨¢s, ya que ¡°no es lo mismo los profesores de una escuela convencional que pueden sufrir por cuatro o cinco alumnos que por las de alta complejidad, que sufren por todos¡±, a?ade Palac¨ªn.
Los expertos piden a la Generalitat un seguimiento inmediato de estas escuelas para ver qu¨¦ necesitan y aportar soluciones. Tambi¨¦n proponen ofrecer actividades educativas y de ocio durante el verano para estos alumnos y, de cara a septiembre, una evaluaci¨®n acad¨¦mica, madurativa y emocional de los alumnos m¨¢s castigados. Lo primero que pide el director son medios t¨¦cnicos adecuados para poder mantener una comunicaci¨®n fluida con sus alumnos y con las familias, salvando barreras ling¨¹¨ªsticas. Pero mira m¨¢s all¨¢ y pide ¡°unas nuevas condiciones de vida de partida¡± (de alimentaci¨®n, vivienda y ayudas sociales), as¨ª como apoyo emocional y formativa a estas familias. ¡°El coronavirus nos recuerda que no se puede agudizar las desigualdades que la sociedad hace invisibles y que nos podemos permitir esta pobreza estructural¡±, remata.
Sin diferencia entre p¨²blica y concertada
Los expertos aseguran que las desigualdades que se produzcan no diferenciar¨¢n entre p¨²blicas y concertadas, ya que en ambos casos hay escuelas con un n¨²mero elevado de alumnos vulnerables. ¡°La divisi¨®n entre p¨²blica y concertada no funciona, ya que hay diferencias entre escuelas de la misma titularidad. Hay mucha diversidad y no hay un mapa claro¡±, asevera Miquel ?ngel Alegre, soci¨®logo de la educaci¨®n y jefe de proyectos de la fundaci¨®n Bofill.
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