Una primavera universitaria
Parece haber un gran empe?o en que la universidad sea ficticiamente un ¨²nico conjunto lo m¨¢s uniforme posible y nos preguntamos qu¨¦ deber¨ªa dejarse atr¨¢s para dar paso hacia una universidad m¨¢s creativa
Cualquier profesor universitario habr¨¢ experimentado en su actividad cotidiana esta crisis y habr¨¢ sacado sus conclusiones. Estas l¨ªneas son el resultado de mi experiencia en la UPC y desde la Escuela de Arquitectura, la ETSAB. La crisis ha puesto a prueba los diferentes ¨¢mbitos de la ense?anza universitaria, desde el docente e investigador hasta el administrativo y el de los servicios. Habr¨¢ con toda seguridad quien se ha formado una opini¨®n en cada uno de estos ¨¢mbitos e incluso una opini¨®n diferente a la que ten¨ªa hasta entonces. A m¨ª me gustar¨ªa referirme al ¨¢mbito propiamente docente. Todo lo ocurrido ¡ªy en esto la universidad no es distinta de cualquier otra ¨¢rea, ya sea econ¨®mica, sanitaria o administrativa o aquellas en las que el Estado tiene repartidas sus funciones¡ª ha repercutido en las actividades rutinarias. Todas las personas han visto alteradas sus actividades, aunque no hayan sufrido directamente los efectos del contagio, para algunos con repercusiones tr¨¢gicas. Todo el mundo ha tenido que reaccionar y tratar de encontrar una respuesta a su nivel y nadie ha respondido seg¨²n el guion que ten¨ªa asignado cotidianamente, porque no exist¨ªa. Creo que lo mejor (si cabe decir lo mejor en esta situaci¨®n) ha sido la respuesta de las personas que han buscado diferentes maneras de resolver la situaci¨®n, haciendo ejemplarmente gala de su condici¨®n de profesores.
Si traslad¨¢ramos al espacio f¨ªsico la respuesta que los profesores han dado desde el primer d¨ªa de la crisis mediante la tecnolog¨ªa inform¨¢tica de la que dispon¨ªan, la mayor parte a t¨ªtulo individual, obtendr¨ªamos algo as¨ª como que, llegado un d¨ªa, las aulas se hubieran trasladado a las escaleras, terrados, terrazas, vest¨ªbulos o a la calle. Las aulas por un momento tuvieron la fisonom¨ªa de sus profesores. Fueron unos momentos en los que una creatividad inusual y compartida espont¨¢neamente te reconciliaba con la universidad como espacio de conocimiento. Lo ocurrido fue una respuesta literalmente de la primavera, como lo fue el mayo franc¨¦s o la primavera de Praga. Tard¨® poco en aparecer el monstruo powerpoint uniformizado, usado en su acepci¨®n de control m¨¢s cruda, uniformizando car¨¢tulas y formatos de la mano de la gr¨¢fica ¡ªla odiosa gr¨¢fica¡ª, para transmitir una idea unitaria y de cohesi¨®n, con tanto ¨¦xito que lo ¨²nico que distingu¨ªa una de esas lecciones de powerpoint de otra era la cara de los profesores, la ¨²nica imagen reconocible que permit¨ªa reconocer el aula. Despu¨¦s hay quien cree a¨²n que el espacio lo hacen las paredes; el espacio lo hacen las personas.
Pero tambi¨¦n poco a poco los responsables acad¨¦micos, tal vez con la mejor intenci¨®n, tratan de volver a la normalidad y recuperar el control, lo que equivale a decir uniformizar de nuevo la situaci¨®n. Pero ?qu¨¦ podr¨ªamos aprender de lo ocurrido? Mejor dicho, ?qu¨¦ podr¨ªamos aprender de la respuesta de los profesores? A mi modo de ver es un caso inmejorable para pensar en lo excepcional y lo an¨®malo como ejemplo de aprendizaje, como una respuesta que brinda la posibilidad de hacer las cosas de otro modo, un modo distinto de la forma organizativa de la universidad. La crisis ha puesto sobre la mesa la necesidad de reformular cargos como director o decano y tambi¨¦n el de coordinador, jefe de estudios o vicerrector. Cuando menos su papel podr¨ªa ahora definirse de otro modo. Tal vez los directores y decanos deber¨ªan tener mucha m¨¢s autonom¨ªa, presupuesto y capacidad de decisi¨®n, los jefes de estudio podr¨ªan ser consejeros o ayudar al mantenimiento de las capacidades de los profesores, y los vicerrectores podr¨ªan reducirse a la mitad (hace pocos d¨ªas me lleg¨® una encuesta dirigida a los grupos de investigaci¨®n que firmaban tres vicerrectores).
Parece haber un gran empe?o en que la universidad, formada por entes verdaderamente muy distintos entre s¨ª, formen ficticiamente un ¨²nico conjunto lo m¨¢s uniforme posible y nos preguntamos cu¨¢nto detr¨¢s de las estructuras de gobierno, los ¨®rganos de control, los logotipos, las circulares y toda la gr¨¢fica que ilusoriamente convierte todo en un conjunto unitario, deber¨ªa seriamente dejarse atr¨¢s para dar paso a una versi¨®n de la universidad m¨¢s creativa. Por otro lado, si las universidades no lo hacen ser¨ªa frustrante que all¨ª donde se encuentra, si no el conocimiento, s¨ª la transmisi¨®n de este, no cambiaran. Solo deseo que de aqu¨ª a poco tiempo no nos derritamos de admiraci¨®n cuando cualquier experto en educaci¨®n nos diga cosas parecidas en un TED y corramos para crear un vicerrectorado de innovaci¨®n pedag¨®gica.
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