De la terraza de casa al Grec
La m¨²sica de Stay Homas es como un eterno apunte de canci¨®n que en su esquematismo alcanza su conexi¨®n con el p¨²blico
En el escenario tres chavales que parec¨ªan estar en su casa, mientras que en la grada ni las mascarillas tapaban las carcajadas estampadas en los ojos, dispuesta la alegr¨ªa a desbordarse. Recordaba, salvando las distancias, aquellas veces en las que quienes siguen OT asisten a una gala en vivo y por fin ven en carne y hueso a esos artistas tantas veces devorados con los ojos a trav¨¦s de la pantalla. En este caso el origen no era una pantalla de televisi¨®n, sino las de los dispositivos mediante los cuales Stay Homas han logrado ser el primer grupo que llena el Grec no habiendo existido hasta cuatro meses antes del concierto. Fulgurante ¨¦xito en las redes. Y all¨ª estaba el tr¨ªo, en medio de una escenograf¨ªa que recordaba la terraza de su piso, haciendo lo que mejor saben hacer, exprimir con todas las ansias y vitalidad posible una vieja idea recogida en un dicho: al mal tiempo buena cara.
Lo del tr¨ªo es un afecto m¨¢s de la covid, en este caso agradable. En medio de tantas noticias p¨¦simas, de respirar el verano a trav¨¦s de una mascarilla, de no podernos acercar unos a otros, de entrar y salir del Grec extra?amente, como quien entra en un avi¨®n, gradualmente, y de no estar seguros de qu¨¦ ser¨¢ de nosotros la pr¨®xima quincena, Stay Homas r¨ªen haciendo canciones sobre una pandemia, aplicando el lenitivo de la m¨²sica, marcando distancia con la desgracia a trav¨¦s de evocarla sin miedo y de mantener la sonrisa por encima de cualquier otra consideraci¨®n. Este era el contexto del concierto del grupo, que apoyado por diversos colaboradores con los que interpretaron sus canciones de terraza, actuaron por vez primera en su vida en el Grec. S¨®lo les faltaba pellizcarse para evidenciar lo contentos, incr¨¦dulos y felices que estaban. Ellos y su p¨²blico, que en el fondo iba a evocar aquellos d¨ªas de marzo y abril en los que todo fue diferente porque vivimos hacia adentro y la ciudad nos acompa?¨® con su silencio.
R¨ªen haciendo canciones sobre una pandemia, aplicando el lenitivo de la m¨²sica, marcando distancia con la desgracia a trav¨¦s de evocarla sin miedo y de mantener la sonrisa
La m¨²sica de Stay Homas es como un eterno apunte de canci¨®n que en su esquematismo alcanza su conexi¨®n con el p¨²blico. No se le pide al grupo que redondee sus temas, sino que expanda su vitalidad a trav¨¦s de ellos. No importa si tiran hacia el flamenquillo, la bossa, el hip-hop, el reggae o el pop, si cantan en portugu¨¦s, ingl¨¦s, castellano o catal¨¢n, que evoquen ora a Jack Johnson, ora a Jason Mraz o al Kanka: importan nada m¨¢s que dos acordes de guitarra, un ritmo elemental y precario, una melod¨ªa propia de la ducha y la chispeante relaci¨®n entre tres personas que para pasar los d¨ªas hicieron lo que saben: cantar. Y convivir. Hab¨ªa mucho de incre¨ªble en el concierto, aunque s¨®lo era aparente, pues la carga emocional de estos tiempos, los recuerdos que cada persona retenga de aquellos d¨ªas, las ganas contradictorias de querer pasar p¨¢gina y al mismo tiempo guardar muy dentro unas semanas que fueron extraordinarias por nada ordinarias, fueron un motor a prueba de imperfecciones. NI tan siquiera hoy importa la tan estrecha vinculaci¨®n entre Stay Homas y la pandemia, simult¨¢neamente gran activo y tal¨®n de Aquiles de un proyecto marcado por la temporalidad, pues si a algo nos est¨¢ acostumbrando esta situaci¨®n es a vivir d¨ªa a d¨ªa. El ma?ana ya llegar¨¢. Y si es malo, Stay Homas puede que siga ah¨ª para cantarlo.
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