¡°Todav¨ªa tenemos miedo a repartir, el virus sigue ah¨ª¡±
Los repartidores a domicilio recuerdan la soledad de las calles en lo peor de la pandemia y lamentan el olvido de sus reivindicaciones en la nueva normalidad
En las primeras semanas del estado de alarma, fueron de los pocos que pod¨ªan salir a las calles. Pasaban el d¨ªa pedaleando o en moto, de arriba abajo para entregar los pedidos que otros, los confinados, hac¨ªan mediante una aplicaci¨®n del m¨®vil. Fueron considerados como ¡°imprescindibles¡± o ¡°esenciales¡± por su labor de reparto, pero cinco meses despu¨¦s, ...
En las primeras semanas del estado de alarma, fueron de los pocos que pod¨ªan salir a las calles. Pasaban el d¨ªa pedaleando o en moto, de arriba abajo para entregar los pedidos que otros, los confinados, hac¨ªan mediante una aplicaci¨®n del m¨®vil. Fueron considerados como ¡°imprescindibles¡± o ¡°esenciales¡± por su labor de reparto, pero cinco meses despu¨¦s, algunos repartidores a domicilio siguen denunciando su situaci¨®n precaria, tanto por la naturaleza de su actividad en el ¨¢mbito laboral ¡ªtrabajan bajo el r¨¦gimen de aut¨®nomos pese a que el modelo ha sido cuestionado en los juzgados¡ª, como por seguridad frente a la pandemia.
La semana que empez¨® el estado de alarma, Daniel ¡ªnombre ficticio¡ª fue a Rub¨ª y Sant Cugat para trabajar de repartidor mediante la plataforma Glovo. Vive en Sant Feliu de Llobregat, pero cuando decidi¨® trabajar de repartidor, le dijeron que hab¨ªa lista de espera en su municipio y en muchos otros del ¨¢rea metropolitana, y le recomendaron que probase suerte en las nuevas ciudades en las que Glovo estar¨ªa operativo. Dos trenes y un buen rato despu¨¦s de salir, se sub¨ªa a la bici para empezar su jornada.
¡°La primera semana ya la mayor¨ªa de restaurantes cerr¨®, y la faena baj¨® mucho, hasta el punto de que no me sal¨ªa a cuenta ir¡±, recuerda. Aquellas primeras semanas tambi¨¦n estuvieron marcadas por el exceso de celo de la polic¨ªa, que le llam¨® la atenci¨®n en varias ocasiones por estar esperando en la calle a que saliese un pedido: ¡°Ten¨ªamos un certificado conforme pod¨ªamos trabajar, pero la polic¨ªa presionaba mucho¡±.
El miedo por la salud tambi¨¦n fue constante. ¡°Nos dieron una mascarilla quir¨²rgica y unos guantes de pl¨¢stico, y ya. La mayor¨ªa de pedidos son de gente joven que no quiere tomar riesgos, pero los tomamos nosotros, y hab¨ªa miedo, y todav¨ªa lo hay, cuando tocas el timbre, la puerta. El virus sigue ah¨ª¡±, destaca. Glovo y Deliveroo defienden que han dado mascarillas y guantes a los repartidores, y que emprendieron una bater¨ªa de medidas para protegerlos frente al coronavirus.
La ca¨ªda de la actividad desanim¨® a muchos, que ya normalmente tienen dificultades para llegar a tener un sueldo aceptable a fin de mes. ¡°Hace dos meses me desvincul¨¦, sent¨ªa que estaba pagando por trabajar, y digo yo que lo normal es que se trabaje para cobrar. Mantengo la cuenta abierta por si acaso¡±, explica Nasir, que repart¨ªa en Barcelona y ahora trabaja en un restaurante. Isaac, un conocido rider que lleva mensajes reivindicativos en su mochila, tambi¨¦n lo ha dejado y se ha ido a trabajar a las Islas Baleares.
La rotaci¨®n de repartidores en plataformas como Glovo, Deliveroo, Stuart o Uber Eats, todas las que comparten el mismo modelo laboral, es muy habitual. Suele coincidir con el momento en el que los repartidores ya llevan un a?o o un a?o y medio trabajando, y les va subiendo la cuota de aut¨®nomos despu¨¦s de perder la bonificaci¨®n por ser la primera actividad en este r¨¦gimen laboral. Es el caso de Daniel, que trabaja unas 40 horas semanales y cobra entre 1.100 y 1.200 euros al mes, a los que hay que descontar la cuota de aut¨®nomos (cuyo importe sin bonificaciones y con la base m¨ªnima es de 286,1 euros) y los gastos de material y reparaci¨®n del veh¨ªculo. Hace unas semanas, este repartidor tuvo un accidente al chocar con un coche. ¡°Hay un seguro que te paga a partir del s¨¦ptimo d¨ªa que no puedes trabajar y hasta 30 d¨ªas. Luego, est¨¢s sin nada, sin cobrar¡±, explica.
Algunos repartidores y asociaciones como Riders x Derechos han denunciado en los ¨²ltimos a?os este modelo laboral. Consideran que entra en la categor¨ªa de ¡°falsos aut¨®nomos¡± y han llevado el caso a los tribunales. El resultado ha sido desigual, con sentencias a favor y en contra del modelo. Los tribunales superiores est¨¢n empezando a unificar criterio con sus sentencias y a considerar que estos repartidores tendr¨ªan que ser en realidad trabajadores por cuenta ajena, un criterio que tambi¨¦n ha seguido la Inspecci¨®n de Trabajo. La pol¨¦mica no ha parado por la pandemia, en la que hubo manifestaciones de repartidores que ped¨ªan mantener la flexibilidad del modelo y continuar siendo aut¨®nomos.
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