Un compromiso por Catalu?a
Nunca como hoy la comunidad hab¨ªa tenido tan poca influencia en Espa?a y tambi¨¦n en Europa
Parece bastante evidente que Catalu?a [/CAP3]est¨¢ inmersa en una triple crisis de gobernanza, econ¨®mica y social y de reputaci¨®n. La pandemia pone al descubierto, crudamente, las debilidades estructurales de Catalu?a en terrenos tan sensibles como sanidad, educaci¨®n, empleo o tejido industrial y la debilidad de nuestras instituciones, Parlament, Govern y Presidencia de la Generalitat, prisioneras a menudo de posiciones nominalmente radicales que no conducen a ninguna parte. Nunca como hoy Catalu?a hab¨ªa tenido tan poca influencia en Espa?a y Europa.
En pocas semanas, el Gobierno auton¨®mico ha pasado de afirmar que habr¨ªa gestionado mejor por su cuenta la crisis sanitaria, social y econ¨®mica derivada de la pandemia y de endosar al estado el origen de los problemas (nueva versi¨®n del ¡°Espa?a nos roba¡±) a mostrar su falta de determinaci¨®n y autoridad para abordar los rebrotes.
La crisis es reflejo de la incapacidad del Gobierno independentista de asumir sus responsabilidades en la administraci¨®n cotidiana de lo que preocupa a la mayor¨ªa ciudadana, como la evoluci¨®n de la pandemia, la situaci¨®n de la econom¨ªa y de las empresas o la educaci¨®n, y tambi¨¦n subraya las diferencias entre los socios de Junts per Catalunya y ERC ante la perspectiva de unas elecciones en oto?o, en abierta competici¨®n por atraerse al electorado independentista aunque sea desdibujando sus respectivos planteamientos ideol¨®gicos.
Los comicios son necesarios para clarificar el panorama pol¨ªtico catal¨¢n, para decidir las estrategias que permitan al pa¨ªs salir de la depresi¨®n social y econ¨®mica y le ayuden a recuperar la autoestima, pero corren el peligro de convertirse en otra paralizante disputa entre las dos fuerzas independentistas mayoritarias.
En este marco, la oferta liderada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont supone una vuelta al pasado: la fe ciega en un relato tan m¨¢gico como imposible que no encuentra eco fuera de su entorno pero sirve para controlar los mecanismos de poder y de influencia en la instituci¨®n auton¨®mica, con un presupuesto de m¨¢s de 25.000 millones de euros y 200.000 empleados p¨²blicos. Es un camino conocido: m¨¢s par¨¢lisis y desgaste, m¨¢s erosi¨®n al gobierno progresista de Espa?a y m¨¢s alejamiento de Europa cuando es m¨¢s necesaria que nunca.
En Catalu?a tenemos un problema pol¨ªtico que se deber¨ªa resolver mediante el di¨¢logo y los pactos, como corresponder¨ªa a una sociedad madura, plural y diversa. La soluci¨®n no vendr¨¢ de las decisiones unilaterales pero tampoco de las estrictamente judiciales. No hay otro camino que conseguir un amplio compromiso por asegurar la cohesi¨®n social y la unidad civil, por obtener m¨¢s autogobierno pero tambi¨¦n mayor efectividad en el gobierno. Por defender la realidad nacional y cultural de Catalu?a y por comprometerse con la gobernabilidad y la pluralidad de Espa?a, por la voluntad de querer jugar un papel relevante en Europa contando con el gran activo que es la ciudad de Barcelona.
Existe, estoy seguro, una v¨ªa diferente y posible de progreso para Catalu?a de la mano del catalanismo transversal e integrador y de las fuerzas pol¨ªticas que se reconocen en ¨¦l. Estoy convencido de que el catalanismo, plural y diverso como la propia sociedad, inclusivo, europe¨ªsta y solidario tiene la obligaci¨®n de ponerse de acuerdo para ofrecer soluciones al conjunto de la comunidad.
Mario Romeo, notario, es presidente de Portes Obertes del Catalanisme
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