La activista Aretha Franklin canta en el Macba
Tony Cokes reflexiona sobre el consumo acr¨ªtico de las im¨¢genes en la primera gran muestra de su obra en Espa?a
Los publicistas saben c¨®mo vender un producto, la mayor¨ªa de las veces de forma subliminal, sin que el espectador sea consciente del poder que esas im¨¢genes crean en su mente que le llevan a consumir. Pero los publicistas no son los ¨²nicos que controlan las im¨¢genes para hacer llegar mensajes con segundas intenciones, crear impulsos y difundir una determinada imagen del mundo. Tambi¨¦n la pol¨ªtica, la econom¨ªa y la cultura. Es lo que defiende el artista afroamericano ...
Los publicistas saben c¨®mo vender un producto, la mayor¨ªa de las veces de forma subliminal, sin que el espectador sea consciente del poder que esas im¨¢genes crean en su mente que le llevan a consumir. Pero los publicistas no son los ¨²nicos que controlan las im¨¢genes para hacer llegar mensajes con segundas intenciones, crear impulsos y difundir una determinada imagen del mundo. Tambi¨¦n la pol¨ªtica, la econom¨ªa y la cultura. Es lo que defiende el artista afroamericano Tony Cokes desde 1988, a?o en el que comenz¨® a crear sus peculiares ¡°videoensayos¡±; una especie de cortometrajes creados como collages en los que une textos, m¨²sica y fondos de color. Con ellos, de forma nada subliminal, reivindica temas y personajes m¨¢s all¨¢ de su imagen m¨¢s difundida y que los ha hecho populares.
Como la cantante Aretha Franklin, considerada por todos como la reina del soul, que es, tambi¨¦n, una destacada activista por los derechos de los negros en Estados Unidos, desde perspectivas como la del Black Lives Matter (las vidas de los negros son importantes). Y qu¨¦ son sino canciones como Think y Respect que suenan en una de las salas del Macba que acoge Tony Cokes. M¨²sica, texto y pol¨ªtica, la primera gran exposici¨®n en Espa?a de este artista, hasta el 7 de febrero. ¡°Cokes dice que sus ideas, que hablan del abuso ideol¨®gico de la m¨²sica, de los textos y de la imagen, se pueden bailar¡±, explica la conservadora del museo y comisaria de la muestra, Anna Cerd¨¤ Call¨ªs. Hay que ser de piedra para no acabar moviendo el cuerpo en esta sala en la que se muestra y escucha The Queen is Dead¡ Fragment 1, de 2019, centrada en la diva negra.
Lo que no hay duda es de que las obras de Cokes, cortometrajes, de entrada simples y repetitivos, ¡°aunque esconden siempre varias capas¡±, aclara la comisaria, invitan al espectador a ser m¨¢s cr¨ªtico con lo que oye y escucha y a cambiar el modo en que se procesa la informaci¨®n cuando se lee un texto, se ve una imagen y se escucha una canci¨®n, cuestionando la escasa actitud cr¨ªtica del que lee, ve o escucha. ¡°Explora los l¨ªmites del documental, pero cuestiona nuestra forma de ver pel¨ªculas, ver periodismo televisivo, los videos clips y los anuncios publicitarios, mostrando la conexi¨®n entre la visualizaci¨®n y la mercantilizaci¨®n¡±, prosigue Cerd¨¤.
La exposici¨®n requiere que el visitante -adem¨¢s de llevar auriculares propios y descargarse por c¨®digos QR la traducci¨®n de los textos de los 20 videos y tres grandes cajas de luz-; se tome su tiempo para ver las obras que suman cuatro horas de video¡. Ayuda la banda musical sonora que acompa?a desde los primeros trabajos de 1988, como Black celebration, en la que se incluyen im¨¢genes de disturbios raciales en varias ciudades de Estados Unidos, hasta los ¨²ltimos, de 2019, en los que Cokes sigue criticando los temas raciales; mostrando c¨®mo Hollywood visibiliza o invisibiliza a la comunidad afroamericana. ¡°La esencia de sus ensayos en imagen ha sido siempre la misma, pero ha ido destilando la forma¡±, resume la comisaria que califica estos trabajos en los que ¡°subvierte jerarqu¨ªas, cuestiona el concepto de autor¨ªa, explora los roles de lector y editor y pide la implicaci¨®n del espectador¡± de ¡°precisos, reducidos, pero potentes¡±.
Cokes denuncia la utilizaci¨®n ideol¨®gica de la m¨²sica en contextos de guerra o como forma de tortura en algunas de las 70 piezas The Evil Series. En una se explica c¨®mo el presidente de los Estados Unidos George Bush us¨®, a su conveniencia, los diferentes grados de alarma antiterrorista que se activ¨® tras los atentados del 11-S de 2001, que se identificaron con el color amarillo, naranja y rojo, con los que se modul¨® el comportamiento y las emociones de la poblaci¨®n. En la otra, se ve, y se escucha, c¨®mo el ej¨¦rcito norteamericano us¨® durante la guerra de Irak la m¨²sica disco a todo volumen como tortura, a partir del ensayo del profesor y escritor Moustafa Bayoumi.
Seg¨²n Cerd¨¤, Cokes se considera ¡°m¨¢s que un artista un editor, que une y yuxtapone, como lo hace un DJ que pincha m¨²sica que componen e interpretan otros y la mezcla a su antojo". Cokes deja ver los trucos de c¨®mo construye sus obras para visibilizar la trampa que hay detr¨¢s de sus videos. ¡°Y as¨ª el espectador pueda reflexionar sobre si lo que consume a diario tambi¨¦n est¨¢ construido y no es verdad¡±, apunta Cerd¨¤.
Autodefini¨¦ndose como ?posconceptualista?, Cokes reconoce la influencia de artistas conceptuales como Art & Language, Paul Gilroy, Adrian Piper, Louis Althusser, Malcolm X, Lawrence Weiner y Jenny Holzer a los que cita junto a la m¨²sica de Aretha Franklin y de David Bowie, Public Enemy y Morrisey que tambi¨¦n invitan a bailar a los visitantes de esta muestra.