Ensanchando la grieta
Las diferencias estrat¨¦gicas entre los partidos independentistas incluyen tambi¨¦n el ¨¢mbito ling¨¹¨ªstico: Junts es heredero del ideario de Prat de la Riba y ERC asume el castellano como elemento social y cultural
El pasado mes de julio el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, public¨® un libro titulado Eixamplant l¡¯esquerda, otra contribuci¨®n a la abundante cosecha de reflexiones sobre el proceso independentista catal¨¢n. Se supone que la grieta a la que se refiere el t¨ªtulo es la que se ha abierto entre Catalu?a y Espa?a, pero la verdad es que leyendo con detalle las consideraciones de Costa ¡ªun hist¨®rico de ERC pasado con armas y bagajes a las filas de Puigdemont¡ª es dif¨ªcil no pensar que podr¨ªa referirse tambi¨¦n a la grieta cada vez m¨¢s evidente entre Junts per Catalunya y el partido de Oriol Junqueras.
M¨¢s que insistir de nuevo en las notorias diferencias estrat¨¦gicas entre Junts y ERC, que exhiben un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, puede ser interesante analizar esa grieta desde otros ¨¢ngulos menos llamativos. Uno de ellos es el ling¨¹¨ªstico.
En este ¨¢mbito, podr¨ªamos decir que Junts es heredera del paradigma herderiano que Prat de la Riba suscribi¨® en La nacionalitat catalana: ¡°La lengua es la manifestaci¨®n m¨¢s perfecta del esp¨ªritu nacional y el instrumento m¨¢s poderoso de la nacionalizaci¨®n y, por tanto, de la conservaci¨®n y la vida de la nacionalidad¡±. Hay una clara continuidad entre esa afirmaci¨®n y el dictum de Jordi Pujol que identificaba la lengua (catalana) con ¡°el nervio de la naci¨®n¡±. Incluso un l¨ªder tan poco rom¨¢ntico como Artur Mas afirm¨® en un art¨ªculo de 2008 que ¡°el poso de nuestra lengua configura la geolog¨ªa de nuestra alma¡±. Por lo que respecta al inhabilitado presidente Torra, la verdad es que sus escritos atesoran una retah¨ªla de postulados herderianos. Una de sus frases m¨¢s logradas es la que dice que no es ¡°nada natural¡± hablar castellano en Catalu?a. En este sentido, no constituye ninguna sorpresa que dos de las ¨²ltimas consejeras de Cultura de la Generalitat firmaran el manifiesto Koin¨¦, la ¨²ltima gran expresi¨®n p¨²blica del herderianismo en Catalu?a, aunque a sus promotores no les guste admitirlo. No consta que ?ngels Ponsa, la nueva consejera de Cultura, firmara el manifiesto, pero sus primeras declaraciones en forma de entrevista no son muy alentadoras. En las p¨¢ginas de La Vanguardia sostuvo que el catal¨¢n ¡°es nuestra lengua y conforma nuestra cultura¡±, que en el contexto significa que el castellano no es una lengua nuestra. En esa l¨ªnea, Ponsa no dud¨® en poner al castellano a la misma altura que el suajili.
La ERC de los ¨²ltimos tiempos va por otros derroteros. Como explican Montserrat Senda y Xavier Vila en un preclaro art¨ªculo titulado L¡¯estatus de les lleng¨¹es a la Rep¨²blica Catalana, de 2016, en su empe?o por penetrar en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona ¡ªdonde cerca del 60% de la poblaci¨®n tiene el castellano como lengua habitual¡ª la ERC del siglo XXI adopt¨® la estrategia de construir un independentismo ¡°no nacionalista¡±, en el que la lengua catalana no es central en el discurso de la identidad nacional. Empez¨® ?ngel Colom en 1996, cuando observaba que ¡°alguien deber¨ªa reconocer que el castellano se est¨¢ convirtiendo en una lengua territorial de Catalu?a¡±. Le sigui¨® Carod en 2007 cuando declar¨®: ¡°El castellano se ha convertido en un elemento estructural de la sociedad catalana, es una realidad que todos tenemos que asumir¡±. Y vinieron a continuaci¨®n los publicistas en la ¨®rbita de ERC, como Eduard Voltas, que en 2012 abog¨® desde las p¨¢ginas del diario Ara por ¡°asumir el castellano como una cosa propia¡±, en el sentido de ¡°convertirlo en un activo, tratarlo como un elemento definitorio de la Catalu?a de hoy y de ma?ana¡±. No es extra?o que ese mismo a?o Oriol Junqueras proclamara en un hist¨®rico art¨ªculo publicado en El Peri¨®dico que ¡°el castellano tambi¨¦n ser¨¢ oficial en la Rep¨²blica Catalana¡± y lo remachara con un ¡°evidentemente, por si alguien ten¨ªa alguna duda¡±.
Mientras estamos a la espera de los programas electorales de los partidos para las elecciones auton¨®micas del 14 de febrero, en la ponencia pol¨ªtica y estrat¨¦gica de Junts per Catalunya aprobada en su congreso constituyente hay un dato que engrandece la grieta. En el apartado de cultura y lengua, despu¨¦s del mantra herderiano (¡°la lengua catalana es el elemento m¨¢s claro del reconocimiento de Catalu?a como naci¨®n¡±), se habla del catal¨¢n y del aran¨¦s como lenguas propias. El castellano resulta tan ajeno que no es mencionado siquiera como lengua ¡°tambi¨¦n oficial¡±; queda oculto en ¡°la gran diversidad de lenguas habladas en Catalu?a¡±, junto al suajili, como dir¨ªa la consejera Ponsa. ?Elemento estructural u objeto innombrable? He aqu¨ª otra disyuntiva que en febrero deber¨¢n resolver los ciudadanos.
Albert Branchadell es profesor en la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la UAB.
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