La crisis del coronavirus dispara el n¨²mero de mujeres sin hogar en Barcelona
EL PA?S accede a la casa Impuls, un equipamiento nacido en plena pandemia para acoger a mujeres sin hogar, una problem¨¢tica que se ha multiplicado desde marzo
¡°Vine a Barcelona en febrero de 2018 desde Colombia. Como todas, buscaba una oportunidad. No tengo papeles y trabaj¨¦ en negro en bares, cuidando a ni?os, personas mayores¡ Muchas veces manten¨ªa varios trabajos a la vez. El pasado febrero limpiaba pisos tur¨ªsticos y me qued¨¦ sin trabajo de la noche a la ma?ana¡±, as¨ª de contundente es Eugenia. Tiene 20 a?os y es una mujer sin hogar. Desde julio vive en el centro de acogida Impuls de la Fundaci¨®n Assis. Un centro que ha nacido, con mucha urgencia, en plena pandemia para acoger exclusivamente a mujeres.
La crisis econ¨®mica derivada de la covid ha sacado a flote una cifra oculta de mujeres sin hogar. Seg¨²n todas las previsiones de las entidades, en los pr¨®ximos meses quedar¨¢n al descubierto centenares de mujeres a las que esta crisis humanitaria ha castigado con mucha dureza.
El ataque de la covid ha desactualizado todas las estad¨ªsticas. Antes de la pandemia, m¨¢s de 3.000 vecinos de Barcelona no dispon¨ªan de un techo donde guarecerse. 2.000 dorm¨ªan a diario en albergues y otras infraestructuras y el millar que falta lo hac¨ªa en la calle. Ahora hay entidades que aseguran que la cifra de sin techo supera los 4.000. La mayor¨ªa hombres, solo el 10% son mujeres, pero Elena Sala, responsable del programa Dones amb Llar de Assis tiene claro que el ¡°sinhogarismo femenino¡± lleva d¨¦cadas invisibilizado y est¨¢ a punto de dejar de estarlo: ¡°Hay mujeres que viven en habitaciones de alquiler que hoy pueden pagar y ma?ana no. Mujeres que se ven obligadas a dormir en el sof¨¢ de un amigo y obligadas a estar todo el d¨ªa en la calle para que no se cansen de ellas y las echen. Otras se ven obligadas a intercambiar servicios, explotaci¨®n sexual¡ Las hay que mantienen relaciones t¨®xicas para no acabar en la calle¡ Aguantan situaciones muy traum¨¢ticas antes de acabar sin hogar. Hay mucho sinhogarismo oculto que la covid ha acelerado y visibilizado¡±.
Para las mujeres, dormir en la calle es la ¨²ltima fase de un proceso de p¨¦rdidas. ¡°Si la principal causa del sinhogarismo masculino est¨¢ relacionada con el desempleo en el caso de las mujeres est¨¢ relacionada con la ruptura sentimental y la violencia de g¨¦nero. Cuando una mujer llega a una situaci¨®n de calle lo hace en peores condiciones que un hombre. En peor situaci¨®n econ¨®mica, peor situaci¨®n de salud f¨ªsica y mental¡ En la calle no solo sufren aporofobia, sino que tambi¨¦n son v¨ªctimas de violencia sexual¡±, denuncia Sala.
La pandemia aceler¨® los procesos y en las entidades, de la noche a la ma?ana, comenzaron a dispararse todas las alarmas. ¡°Hemos recibido llamadas de mujeres con ni?os durmiendo en un garaje. Otras deambulando por portales. La covid ha borrado del mapa las estrategias femeninas de supervivencia, todo a lo que las mujeres se agarraban para no quedar en la calle¡±, lamenta Sala. Reconoce que no tienen datos y se basa en pistas que le hacen prever una ¡°sangr¨ªa¡± de mujeres sin hogar que est¨¢ por llegar.
De hecho, a la propia Fundaci¨®n Assis le cogi¨® desprevenida tanta urgencia. Este septiembre deb¨ªa estar construida la Casa Rosario Endrinal ¨Crecibe el nombre de la mujer sin hogar que fue quemada viva en un cajero en 2005- donde acoger a una decena de mujeres sin hogar. La covid paraliz¨® la obra y reunieron lo que pudieron en plena emergencia para conseguir 12 plazas de vivienda para mujeres vulnerables. Gracias, casi a la casualidad, les cedieron un edificio en el barrio de Sarri¨¤ que abrieron en julio y donde viven siete mujeres a las que se ha salvado de la calle. Es la Casa Impuls ofrecen acompa?amiento social, educativo y emocional a mujeres que han estado a punto de quedar en la calle. All¨ª permanecer¨¢n una temporada hasta que puedan establecerse por su cuenta.
Maryam tiene 26 a?os y es una de las mujeres que vive en Impuls. Vino de Marruecos en 2018 buscando ¡°futuro¡± pese a no saber el idioma, ni la cultura¡ Es dif¨ªcil encontrar trabajo sin papeles y sin saber espa?ol. Acab¨® viviendo en un albergue mientras trabajaba en alguna tienda, limpiaba pisos. ¡°Lleg¨® la covid y de los trabajos me dijeron que ya me llamar¨ªan. No lo hicieron¡±, lamenta. Gracias a la intervenci¨®n de las entidades sociales ingres¨® en Impuls y su situaci¨®n cambi¨® 360 grados. ¡°Antes cada d¨ªa me preguntaba si iba a acabar durmiendo en la calle. Por suerte nunca pas¨®¡±, advierte. El problema con el que se encuentra Maryam es el c¨ªrculo vicioso de la mayor¨ªa de las mujeres sin techo: Muchas no tienen su situaci¨®n regularizada y necesitan acreditar un arraigo de tres a?os, con una formaci¨®n en espa?ol, catal¨¢n, conocimiento del mercado laboral, cultura catalana y un oficio que les permita ¡°prosperar¡±. La covid tambi¨¦n ha puesto aqu¨ª palos en las ruedas. Mucha de la formaci¨®n ha desaparecido, otra tiene ratios¡ al final acaba todo saturado.
A Eugenia le pas¨® algo parecido. Mientras limpiaba pisos tur¨ªsticos a menos de siete euros la hora, viv¨ªa en el ¨²nico sitio que pudo permitirse: un piso ocupado donde los propios ocupas le cobraban por convivir con ellos. ¡°Con la covid me qued¨¦ sin dinero, sin comida¡ nunca estuvo en mi mente dormir en la calle. No era una opci¨®n, me avergonzar¨ªa vivir en la calle¡±, recuerda. Acab¨® pidiendo comida en Assis y la rescataron.
Estebana cumplir¨¢ 50 a?os esta semana. Tambi¨¦n es colombiana y ella s¨ª que termin¨® viviendo en la calle, en albergues y en mil y un sitios antes de llegar a Impuls.
Dentro de un a?o todas creen que habr¨¢n abandonado la casa y habr¨¢n ¡°prosperado¡±. La covid est¨¢ saturando todos los servicios de ayuda a las personas sin hogar. ¡°Las mujeres con las que yo trabajo necesitan una vivienda. Da igual cuantas casas Impuls abramos porque las llenaremos. Lo que necesitamos son pol¨ªticas p¨²blicas que, de una vez por todas, garanticen el derecho a una vivienda¡±, denuncia Elena Sala.
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