Una excusa oportuna
Hace tiempo que nuestros pol¨ªticos andan perdidos. Sus cuitas y temores los bloquean, sea por miedo a fallar en sus t¨¢cticas a falta de estrategia, sea por su propia inestabilidad laboral y econ¨®mica
De Churchill casi todo el mundo recuerda que defini¨® la democracia como ¡°el peor sistema de gobierno dise?ado por el hombre. Con excepci¨®n de todos los dem¨¢s¡±. Lo que ya no es tan frecuente es tener presente que tambi¨¦n dijo que ¡°la democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los dem¨¢s¡±. Lo primero es mera descripci¨®n. Lo segundo, obligaci¨®n. Y como tal, es m¨¢s costosa.
La consejera Meritxell Bud¨® insinu¨® hace una semana que la pandemia podr¨ªa obligar a aplazar las elecciones marcadas para el 14 de febrero, San Valent¨ªn. Si bien es cierto que la explicaci¨®n de la portavoz del Govern deber¨ªa relacionarse con la parte de la entrevista radiof¨®nica que le sirvi¨® de altavoz y que la respuesta sin la pregunta que la provoc¨® puede quedar descontextualizada, lo constatable es que solo trascendi¨® la posibilidad de una suspensi¨®n. Nada m¨¢s. Y a pesar de que a nadie se le escapa que la pandemia es muy suya y que es atrevido programar algo en una fecha concreta porque la incertidumbre sigue dominando la situaci¨®n, independientemente de la euforia provocada por la vacuna, el dardo hizo alguna diana. Tampoco a nadie se le ocurri¨® matizar que, siendo posible, era poco probable. Al contrario. Las r¨¦plicas fueron tan pol¨ªticas como las exigencias de aclaraci¨®n y, en el mejor de los casos, sirvieron para aumentar la confusi¨®n que la propia portavoz intent¨® despejar esta semana.
Es evidente que la l¨®gica implacable del coronavirus exige tener presentes todos los escenarios, incluidos los planes alternativos que puedan perderse en el alfabeto m¨¢s all¨¢ de la z. La conselleria encargada est¨¢ en ello y el S¨ªndic de Greuges ha entregado el informe que se le pidi¨®. Recomendaciones y sugerencias sobran. Conviniendo pues que el riesgo existe y la responsabilidad obliga a no aparcarlo, la pregunta es: ?por qu¨¦ se convierte en pol¨¦mica una especulaci¨®n plausible?
Hace tiempo que nuestros pol¨ªticos andan perdidos. Sus cuitas y temores los bloquean, sea por miedo a fallar en sus t¨¢cticas a falta de estrategia, sea por su propia inestabilidad laboral y econ¨®mica que en ¨¦pocas de turbulencias suelen determinar decisiones. La leg¨ªtima condici¨®n humana. Por eso, Winston Churchill -otra vez- podr¨ªa perfectamente lamentar que no sean estadistas porque piensan m¨¢s en las pr¨®ximas elecciones que en las pr¨®ximas generaciones. Y es en este estadio donde cabe enmarcar el rumor intencionado que se ha hecho circular ¨²ltimamente.
Se da por cierto, y sus protagonistas no lo han desmentido, que en su encuentro en Colliure el pasado agosto, frente a la tumba de Antonio Machado, pantal¨®n tejano uno y camisa a cuadros el otro, Puigdemont y Torra acordaron que el entonces president no convocar¨ªa elecciones en caso de ser inhabilitado por la pancarta de la desobediencia. El proyecto pol¨ªtico del exiliado necesitaba de tiempo. A cambio, se autorizaba al titular de la Generalitat a hacer los cambios de gobierno que deseaba y previos a su marcha para dejarlo a una suerte de mayor cohesi¨®n por lo que a Junts per Catalunya se refer¨ªa. Esquerra se desmarc¨® y no permiti¨® que se jugara al ajedrez con sus titulares. El poeta, silencioso en su sepultura, acreditaba que con Catalu?a puede pasar como con Espa?a: que una de las dos -o m¨¢s- puede helarte el coraz¨®n.
Lo sucedido despu¨¦s ya lo hemos vivido. Y aunque se insista en imponer una versi¨®n oficial adaptada a los intereses creados, todos sabemos perfectamente qu¨¦, c¨®mo y por qu¨¦ ocurri¨®. De lo contrario, y volviendo a Churchill, si el presente trata de justificar el pasado, pierde el futuro.
Viendo c¨®mo las encuestas predicen hoy la victoria electoral de ERC a falta de la posible correcci¨®n por su mejorable gesti¨®n de la crisis, la habladur¨ªa en los cen¨¢culos independentistas describe cierto nerviosismo en las filas puigdemontistas. Perdiendo hegemon¨ªa, perder¨ªan poder. A pesar del eco de sus primarias, el cambio de ambiente general estar¨ªa retrasando su expectativa. De ah¨ª que desde alguna de sus conselleries se hubiera insistido en levantar confinamientos, se hubieran filtrado documentos de trabajo y se cuestionaran decisiones econ¨®micas por otra parte insuficientes y de p¨¦sima administraci¨®n. Ante este panorama y aprovechando que el Bes¨°s pasa por Sant Adri¨¤, estimular una adecuada apertura social con la excusa del consumo navide?o podr¨ªa desembocar en un empeoramiento del cuadro cl¨ªnico de la covid tras las fiestas. Y delante del nuevo paisaje concurrente con la advertida tercera ola, verse obligados a tener la coartada para posponer la cita electoral.
Esta era la especulaci¨®n que se quer¨ªa escondida tras las palabras de la consejera Bud¨®. Si fuera por su perversi¨®n parecer¨ªa propia de una conspiraci¨®n digna de un pensamiento altamente sofisticado. Imposible. De ser cierta, quiz¨¢s solo responder¨ªa a alg¨²n fan¨¢tico que, adem¨¢s de no cambiar de opini¨®n, tampoco puede cambiar de tema. Churchill again.
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