Un enigm¨¢tico palacete policial
El edificio novecentista construido por Joaquim Lloret en la calle de Iradier de Barcelona sirvi¨® durante casi 70 a?os como comisar¨ªa
El sol de una fr¨ªa ma?ana de Navidad ilumina el grabado. ¡°Torre de San Fernando, 1918¡±, se lee, coronando la azotea del palacete, completamente al descubierto desde la calle de Margenat. La entrada principal, por Iradier, es se?orial y redondeada. La vista tambi¨¦n alcanza al jard¨ªn, parte de ¨¦l pavimentado. Varios ¨¢rboles desnudos siguen en pie, se dir¨ªa que m¨¢s por su obstinaci¨®n que por los pacientes cuidados de los due?os.
Al verlo de cerca, y en d¨ªas navide?os, pienso en lo que habr¨ªa sido jugar all¨ª de ni?a, creando fant¨¢sticas aventis, imaginando cualquier cosa menos una comisar¨ªa de polic¨ªa, que ha sido su uso durante casi 70 a?os. Un desangelado mapa fotocopiado y pegado en la verja met¨¢lica de la entrada devuelve a la realidad. Informa al ciudadano de c¨®mo llegar a la nueva comisar¨ªa, en la calle de Quatre Camins, 16. En julio, sus ¨²ltimos moradores, los Mossos d¡¯Esquadra, abandonaron oficialmente el edificio novecentista formado por dos viviendas. ?Por qu¨¦ y qui¨¦n decidi¨® que el se?orial palacete de la zona alta de Barcelona, dise?ado por el arquitecto Joaquim Lloret, conocido como la torre de San Fernando o la Casa del Duc de Prim, fuese una comisar¨ªa de polic¨ªa? La pregunta me persigue durante unas vacaciones navide?as at¨ªpicas, que permiten reconstruir una peque?a parte de su historia.
Su primer propietario fue Emilio Heydrich, un empresario nacido en Cuba que se traslad¨® a Barcelona en 1902, se cas¨® y cre¨® la f¨¢brica de pinturas Colores Hispania. En 1917 pidi¨® permiso para la construcci¨®n de un palacete formado por dos casas, unidas por un muro de contenci¨®n, con una peque?a puerta que las comunica. Las fachadas, el vest¨ªbulo y las escaleras siguen protegidas en la actualidad, seg¨²n consta en documentos del Ayuntamiento de Barcelona.
El archivo hist¨®rico municipal permite establecer una breve cronolog¨ªa de sus primeros due?os. En 1921, Heydrich solicita poner un vado en una de las puertas y luego regulariza un cobertizo. El empresario fallece en 1947, en Lloret de Mar, y la ¨²nica noticia posterior a su muerte es la petici¨®n, en 1950, de una plusval¨ªa por el palacete a sus herederos, uno de sus hijos y dos nietos.
¡°?Qu¨¦ fue durante la Guerra Civil?¡±, me pregunta el historiador Dani Cortijo, a qui¨¦n asalto en busca de ayuda para conocer la trayectoria del palacete. En esa ¨¦poca, las f¨¢bricas de Heydrich, en Poblenou, fueron colectivizadas. ¡°No lo s¨¦¡±, confieso. ¡°En conversaciones, nada s¨®lido ni con rigor, me han dicho que no hagamos agujeros en ciertas zonas del jard¨ªn¡±, explican fuentes conocedoras del edificio. A solo 450 metros, estaba la checa de la calle de Angl¨ª. ¡°Entonces, eran un lugar discreto, apartado, en la zona alta¡¡±, opinan esas mismas fuentes, sin certezas, pero con la sensaci¨®n de que un ¡°pasado oscuro¡± ronda esas cuatro paredes...
En 1951, empieza el rastro de la nueva vida del edificio como comisar¨ªa, con operaciones policiales recogidas por La Vanguardia. Pero no figuran detalles de la venta del palacete, de su inauguraci¨®n como comisar¨ªa o de las obras para habilitarla, con calabozos en el s¨®tano. En los primeros a?os del palacete-comisar¨ªa, la Polic¨ªa Nacional ocup¨® solo una de las dos casas, mientras que en la otra viv¨ªan los Muntadas-Prim, de la aristocracia catalana, explican personas que conocen la historia del sitio. No en vano el segundo nombre del edificio es Casa del Duc de Prim, un t¨ªtulo nobiliario rehabilitado en 1960. Fuentes del entorno de la familia aseguran que la qu¨ªmica de Flix, pionera en el sector en Espa?a, cede el uso a uno de sus directivos, miembro de los Muntadas-Prim. Una explicaci¨®n acorde a los archivos municipales, donde consta que ¡°Electroqu¨ªmica Flix S. A.¡± instala calderas en el palacete en 1953, de lo que se deduce que eran los due?os.
Finalmente, la familia Muntadas-Prim abandon¨® su parte del palacete, que pas¨® a usar tambi¨¦n la Polic¨ªa Nacional hasta que cedieron el testigo a los Mossos d¡¯Esquadra en el a?o 2005, cuando se desplegaron en Barcelona. La tasaci¨®n de esa comisar¨ªa, junto a dos m¨¢s que se traspasaron al Gobierno catal¨¢n, fue de 14 millones. Pero no es hasta 2012 que se inscribe en el registro a nombre de la Generalitat, tras una compra directa al Ministerio del Interior.
Casi desde la llegada de los Mossos, se habl¨® de las deficiencias del palacete-comisar¨ªa y de la necesidad de su traslado a un lugar m¨¢s adecuado. Era un objetivo de las campa?as municipales de Xavier Trias al Ayuntamiento de Barcelona. Con el tripartito en el Gobierno de la Generalitat, Trias llev¨® en su programa que trabajar¨ªan para que el Govern cediese el equipamiento al Ayuntamiento, y fuese de uso municipal. Desde que Converg¨¨ncia ¡ªo cualquiera de sus otras marcas¡ª manda de nuevo en la Generalitat y Ada Colau, en el Consistorio, la propuesta convergente ha desaparecido. El edificio pertenece al Departamento del Interior, sin que nadie haya reclamado un uso distinto. ?nicamente la web SOS Monumentos pide una mayor protecci¨®n del mismo.
Ya vac¨ªo, en los ¨²ltimos meses se est¨¢n llevando a cabo obras de mejora en la planta baja. A lo largo de los a?os, el edificio ha sido remodelado, no siempre con mucho criterio, aseguran fuentes de Interior. El plan es que siga en manos de la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa, reservado a un uso institucional, con alg¨²n despacho y sala de reuniones. Tambi¨¦n se prev¨¦ que la futura fundaci¨®n de los Mossos tenga sede all¨ª, seg¨²n fuentes policiales. Oficialmente, a¨²n est¨¢ por decidir el destino del edificio. Mientras tanto, una quincena de polic¨ªas se dedica a su protecci¨®n.
Una fr¨ªa ma?ana de Navidad el palacete luce inerte y vac¨ªo, acorde con la soledad pand¨¦mica de la calle. En el barrio hay quien espera ver desaparecer definitivamente la comisar¨ªa, que ha sobrevivido muchos m¨¢s a?os de lo previsto. ¡°Tiene su historia¡±, constatan unos vecinos. Pero la memoria se limita a polic¨ªas entrando y saliendo de ¨¦l. El camino se difumina, sin una explicaci¨®n, quiz¨¢ simple y clara, de c¨®mo un palacete en la zona alta de Barcelona, la Torre de San Fernando, la Casa del Duc de Prim, acab¨® siendo una comisar¨ªa policial.
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