La arqueta de Banyoles se hizo con micromecenazgo
La obra g¨®tica es ¨²nica en Catalu?a al ser solo una funda de plata que acoge el arca de madera con los restos de Sant Martiri¨¤
La arqueta de Sant Martiri¨¤ de Banyoles es una de las obras g¨®ticas m¨¢s medi¨¢ticas. Sobre todo, desde que en 1980 el ladr¨®n de obras de arte, Erik el Belga, robara 26 figurillas y dos relieves laterales de plata que decoran este enorme relicario creado en el siglo XV. Pero, de forma parad¨®jica, no contaba con un libro que explicara el porqu¨¦ de este objeto de gran prestigio dentro de la orfebrer¨ªa g¨®tica catalana. Es lo que ha remediado la profesora ...
La arqueta de Sant Martiri¨¤ de Banyoles es una de las obras g¨®ticas m¨¢s medi¨¢ticas. Sobre todo, desde que en 1980 el ladr¨®n de obras de arte, Erik el Belga, robara 26 figurillas y dos relieves laterales de plata que decoran este enorme relicario creado en el siglo XV. Pero, de forma parad¨®jica, no contaba con un libro que explicara el porqu¨¦ de este objeto de gran prestigio dentro de la orfebrer¨ªa g¨®tica catalana. Es lo que ha remediado la profesora Francesca Espa?ol en su libro Sant Martiri¨¤, cos sant de Banyoles impulsado y editado por el Ayuntamiento de Banyoles y la Diputaci¨®n de Girona que aporta un buen n¨²mero de novedades sobre esta pieza y lo que la ha envuelto desde hace m¨¢s de 600 a?os.
La primera, que no es una arqueta en sentido estricto, sino una cubierta, una especie de funda o recept¨¢culo realizado para proteger la aut¨¦ntica arqueta de madera en su interior. Un trabajo que la convierte en un caso ¨²nico dentro del resto de relicarios y sepulcros santos que se han conservado o que se conocen en Catalu?a. ¡°Hay alg¨²n ejemplo destacado del mismo simulacro, como la arqueta de Canterbury para santo Tom¨¢s¡±, explica Espa?ol.
¡°No pod¨ªa hacer un libro sobre la arqueta sin haber resuelto el problema de las reliquias que est¨¢n dentro. Hab¨ªa que explicar bien qui¨¦n es y qu¨¦ hace en Banyoles este santo desde el siglo XI, que adem¨¢s se conserva entero, no solo unos cuantos huesos; algo que en la ¨¦poca medieval genera una respuesta entre los devotos muy distinta; aunque en la doctrina cristiana cualquier parte, por m¨ªnima que sea, tiene la misma facultad de hacer milagros¡±, explica la experta que ha aunado historiograf¨ªa e historia del arte en su trabajo. Seg¨²n Espa?ol, los restos de Martiri¨¤ llegaron a Banyoles entre el 1078 y el 1086, aunque se desconoce c¨®mo.
La segunda singularidad de la pieza tiene que ver con ¡°la forma ingeniosa¡± con que se ha resuelto su iconograf¨ªa. ¡°En una de las primeras noticias sobre la arqueta, de 1415, se invoca a Martiri¨¤ ¡®episcopus et confessor Domine¡¯, por lo que en ese momento no se conoc¨ªa su biograf¨ªa y todav¨ªa no era m¨¢rtir¡±, explica. ¡°Eso explica algo inimaginable como que las im¨¢genes representadas no cuenten la vida y muerte de las reliquias del interior y que se buscara una soluci¨®n alternativa. De ese modo, Martiri¨¤ solo aparece en dos de las figurillas representado como obispo; el resto de las 26 que decoran las dos fachadas se dedican a santos que ten¨ªan protagonismo, por las razones que fueran en el monasterio¡±, como San Crist¨®bal, Santa Caterina, Santa Tecla, San Pau, San Esteve, San Juan Bautista, San Vicen? y Santa Maria Magdalena, entre otros. Por eso, para ella, no hay duda de que ¡°el arca no era solo el envoltorio de la reliquia, si no era un elemento de prestigio del monasterio¡±.
De hecho, el relieve de una de las caras menores de la arqueta, en el que se representa el martirio de Martiri¨¤ que lo llev¨® a ser santo, es posterior, de finales del siglo XVI, y lleva un punz¨®n de Barcelona, cuando el resto lleva la marca de haber sido realizado en Girona. ¡°No se conoce ning¨²n paralelo a esta f¨®rmula y su singularidad tiene esta raz¨®n de ser¡±, asegura la experta.
En este sentido, la profesora ilustra el papel del promotor de la obra, Guillem de Pau, ¡°que tiene en la historiograf¨ªa de Banyoles una muy mala fama, pero que siempre defendi¨® los derechos del monasterio frente al pueblo y el municipio¡±, asegura. Fue un gran impulsor de obras y reedificaciones (algunas ocasionadas por terremotos) durante su mandato como gobernador del monasterio de Sant Esteve, entre 1410 y 1443.
?l la promovi¨®, pero no la pag¨®. Porque esta es otra de las singularidades de la pieza: fue pagada con la aportaci¨®n de diferentes promotores que sufragaron el coste de las figurillas; un micromecenazgo de la ¨¦poca que hizo que la obra se completara en unos 40 a?os, apunta Espa?ol. ¡°No es algo excepcional, porque conocemos otros ejemplos del momento, como la portada de Santa Maria de Castell¨® d¡¯Emp¨²ries, donde las figuras de los ap¨®stoles fueron asumidas por diversos miembros de la comunidad identificados en las peanas. Tambi¨¦n en la ampliaci¨®n de un eremitorio en la Selva del Camp en el que cada uno de los arcos fueron asumidos por diversos benefactores en el siglo XIII¡±.
En este caso tambi¨¦n qued¨® constancia. ¡°Bajo las figurillas aparecen unas cartelas en las que se puede leer el nombre de personas, familias como los Cartell¨¤, los Samas¨® y los Cervell¨® y gremios y cofrad¨ªas como la de los herreros, vinculados todos con Banyoles¡±. En una de ellas se habla que la figurilla que hay arriba es fruto de la limosna recogida entre los habitantes de la localidad, resultado de la petici¨®n que parece en un documento del 8 de febrero de 1415 que demuestra que la construcci¨®n de la arqueta ya estaba en marcha en ese momento. ¡°El problema es que las cartelas se cambiaron durante la restauraci¨®n que se realiz¨® de la arqueta en 1806 por el platero gerundense Josep Puig, algo imposibilita hacer una interpretaci¨®n estil¨ªstica de la obra¡±, explica la profesora.
El trabajo de Espa?ol cierra un c¨ªrculo en relaci¨®n con esta pieza excepcional con la que est¨¢ vinculada desde 1997. Fue en ese momento cuando ella descubri¨® que dos de las figuras que se subastaban en Sotheby¡¯s de Londres proven¨ªan de la arqueta tras el robo de 1980 de Erik el Belga, pese a que aparec¨ªan como obras de los Pa¨ªses Bajos en el cat¨¢logo que promocionaba la venta. Tras avisar al obispado de Girona y a la Generalitat la subasta se paraliz¨® y dio comienzo la recuperaci¨®n de esas dos y otras 17 figurillas que estaban en Maastricht, en manos de Johanna Maria Jos¨¦e Dinjens. Desde ese momento el Ministerio, con ayuda de la antigua Caja del Mediterr¨¢neo, ha ido adquiriendo piezas. En toda esta operaci¨®n ella y el difunto Joaqu¨ªn Yarza jugaron un papel fundamental en la autentificaci¨®n de las piezas que se han ido recuperando. Desde 2010, tras un proceso de restauraci¨®n llevado a cabo en Madrid, la arqueta se expone en una sala acorazada con 23 de las 28 figurillas. Todav¨ªa faltan cinco por recuperar, por lo que en Banyoles consideran que la herida por este robo sigue abierta, 40 a?os despu¨¦s.
Un santo sin barba y ojos saltones
En 1599 el monasterio de San Esteve recibi¨® la visita del obispo de Girona interesado por el culto que se le daba a Martiri¨¤. En ese d¨ªa se abri¨® el relicario para ver su contenido viendo en su interior un gran n¨²mero de huesos y un pergamino de finales del siglo XIII. ¡°La visita y la apertura del relicario sirvi¨® para impulsar su culto¡±, explica la profesora. De este momento es la incorporaci¨®n del relieve lateral con el martirio del santo y la creaci¨®n de un relicario con forma de torso humano.
Tras examinar los restos se volvi¨® a cerrar el arca con todos ellos excepto un dedo y el cr¨¢neo. Para el segundo se construy¨® un torso relicario de plata que ya exist¨ªa hacia el a?o 1604, por lo que desde ese momento el santo ten¨ªa cara: un santo con barba afeitada y los ojos saltones, que desde ese momento se incorpor¨® a las procesiones y acab¨® siendo la imagen del santo para todos. El relicario se expone en la misma sala que la arqueta desde 2010. Pero la reliquia del cr¨¢neo se perdi¨® en el siglo XIX durante los episodios derivados de los procesos de desamortizaci¨®n. Por suerte los otros restos se salvaron y la arqueta tambi¨¦n. Seguramente por la gran devoci¨®n de todos al santo en Banyoles.