Los robos de Erik el Belga dejan una herida abierta en Banyoles
El delincuente, recientemente fallecido, sustrajo en 1980 las 28 figuras de plata que decoraban la arqueta de Sant Martiri¨¤. 40 a?os despu¨¦s no se han podido recuperar todas
¡°Ah¨ª, ah¨ª. Detr¨¢s de ese muro se escondieron los ladrones hasta que cerraron las puertas de la iglesia, por lo que tuvieron toda la noche para robar¡±. Jeroni Moner, arquitecto municipal de Banyoles (Pla de l¡¯Estany, Girona) rememora, 40 a?os despu¨¦s, el robo de la arqueta de Sant Martiri¨¤ del monasterio de Sant Esteve a manos de Erik el Belga, el mayor ladr¨®n de obras de arte del siglo XX. Erik el Belga confes¨® 600 robos: expoli¨® miles de piezas de arte de iglesias, monasterios y museos para venderlos y as¨ª enriquecerse. El fallecimiento del ladr¨®n el pasado 19 de junio en M¨¢laga y las cuatro d¨¦cadas de alguno de esos robos invitan a visitar los escenarios de estos hechos delictivos, ver sobre el terreno las dificultades con las que se encontr¨® y comprobar c¨®mo estas acciones siguen siendo una herida abierta a pesar del tiempo transcurrido.
Detr¨¢s de la imagen amable de Erik el Belga se escond¨ªa ¡°un delincuente que rob¨® muchas piezas del patrimonio peninsular que nunca han vuelto¡±, asegura la especialista en arte g¨®tico Francesca Espa?ol que localiz¨® dos de las figuras en una subasta en 1997
A las nueve de la noche del 11 de enero de 1980 el sacerdote misionero Llu¨ªs Gelp¨ª cerr¨®, como hac¨ªa a diario, la puerta del monasterio. Tras recorrer la iglesia para comprobar que no quedaba alg¨²n despistado sali¨® por la sacrist¨ªa y cerr¨® por dentro la enorme puerta de nogal. No pod¨ªa presagiar que a la ma?ana siguiente descubrir¨ªa que hab¨ªan expoliado la joya m¨¢s preciada de Banyoles y una de las piezas de orfebrer¨ªa m¨¢s destacadas del llamado ¡°g¨®tico internacional¡± catal¨¢n, creada por Francesc Artau hacia 1413 para contener las reliquias del santo local.
La arqueta con forma de templo g¨®tico de 65 por 23 cent¨ªmetros estaba adornada en el centro de sus caras mayores por la imagen de Sant Martiri¨¤ franqueada por figuras de santos de cuerpo entero (realizadas en plata policromada y dorada en algunas partes) bajo arcos y dos escenas laterales que representan la glorificaci¨®n de la Virgen y el martirio de Cristo. Hasta el robo se ense?aba en un armario realizado ex profeso que, 40 a?os despu¨¦s, conserva restos del expolio.
¡°Erik el Belga y posiblemente otra persona se escondieron entre los restos de los ¨¢bsides rom¨¢nicos del siglo XI, a la vista desde los a?os sesenta tras quedar a medias unos trabajos de restauraci¨®n del templo¡±, explica Moner, que un a?o antes del robo se hab¨ªa hecho cargo de los trabajos. ¡°En cierto modo fue culpa m¨ªa, al no haberlos tapado les proporcion¨¦ un escondite ideal¡±, lanza Moner en compa?¨ªa del concejal de Cultura de Banyoles, Miquel Cuenca, y el director de los museos de la localidad, Llu¨ªs Figueras, que se lo quitan de la cabeza al un¨ªsono, mientras abren una pesada trampilla de hierro para que el grupo pueda descender a tres metros de profundidad y ver el escondite ahora oculto bajo una losa de hormig¨®n. El ladr¨®n, utilizando el mismo modus operandi que en muchos de sus robos, hab¨ªa visitado antes el lugar haci¨¦ndose pasar por turista, acompa?ado de una mujer (y a veces de una ni?a), tomando notas y fotograf¨ªas del lugar.
Gelp¨ª y la otra docena de curas fueron los primeros en ver c¨®mo Erik el Belga hab¨ªa dejado solo la fina plancha de plata que recubre la carcasa de madera tras arrancar las 26 im¨¢genes de plata repujada, las dos escenas laterales, las ojivas que cubr¨ªan cada una de las im¨¢genes y la torre que coronaba la arqueta. Tambi¨¦n hab¨ªa abierto y revuelto cajones y se hab¨ªa llevado un c¨¢liz, un cop¨®n, una naveta y una p¨ªxide, adem¨¢s de 8.000 pesetas de la colecta, pero no toc¨® el busto de plata de Sant Martiri¨¤ de 1604, quiz¨¢ por el miedo de ver c¨®mo te mira a la cara el santo profanado.
La huida no fue f¨¢cil. Intent¨® pasar de la sacrist¨ªa al claustro, pero no pudo abrir la puerta que los comunica. Volvi¨® a la iglesia donde intent¨® escalar por una ventana de una de las capillas, luego intent¨® salir por la puerta principal, pero tampoco pudo abrirla pese a que en uno de los cajones que revolvi¨® hab¨ªa una copia de las llaves. A la desesperada rompi¨® la cerradura de la puerta que conduce al coro y luego la de un cuarto que, ahora s¨ª, le permit¨ªa acceder al claustro y de all¨ª a un jard¨ªn, saltando la tapia y subiendo a una furgoneta que le esperaba en la puerta principal, un enclave que a¨²n hoy est¨¢ en un lugar solitario de Banyoles.
La prensa, sobre todo local, se hizo eco del robo (la nacional, como este diario, apenas dio un breve a los cuatro d¨ªas) y comenz¨® la investigaci¨®n que apuntaba a que Erik el Belga, que campaba a sus anchas por toda Espa?a, era el autor. El ladr¨®n cay¨® detenido el 27 enero de 1982, ingres¨® en La Modelo y se le abrieron 22 sumarios por expolio del patrimonio valorado en 18 millones de euros.
En mayo de 1983 pidi¨® declarar ante el juez asegurando que ayudar¨ªa a recuperar muchas de las obras que hab¨ªa robado. A los tres d¨ªas, de forma an¨®nima, la embajada espa?ola en Par¨ªs recibi¨® varias de las piezas sustra¨ªdas de la arqueta: las dos im¨¢genes de Sant Martiri¨¤ y la cruz del pin¨¢culo. En febrero de 1985 la Audiencia Nacional, despu¨¦s de 36 meses de c¨¢rcel, pagar 200.000 pesetas de fianza y devolver unas 1.500 piezas robadas, decret¨® su libertad provisional, y se les perdi¨® la pista a las piezas que faltaban de la arqueta.
Hasta que en junio de 1997 el buen ojo de la profesora de la Universidad de Barcelona y especialista en arte g¨®tico Francesca Espa?ol identific¨® dos de ellas en el cat¨¢logo de la subasta de julio de Sotheby¡¯s en Londres, donde se vend¨ªan como ¡°relieves holandeses¡± por entre 21.000 y 28.000 euros cada una. Espa?ol lo denunci¨® al Ministerio, que hizo lo mismo a la Interpol, y las piezas se retiraron de la venta.
¡°El hecho de que no se hayan podido recuperar todas hace que la herida siga abierta en Banyoles, que siente la arqueta como parte de su imaginario¡±, se?ala el concejal de Cultura de Banyoles, Miquel Cuenca
La salida al mercado de estas dos figuras permiti¨® estirar del hilo y dar con el paradero de otras 17, en manos de una coleccionista holandesa que las habr¨ªa comprado de ¡°buena fe¡±, por lo que comenzaron las negociaciones para comprarlas. ¡°Se nos pidi¨® total discreci¨®n¡±, recuerda Espa?ol pasados los a?os. A ella y a Joaqu¨ªn Yarza, que se convirtieron en asesores del Ministerio en la recuperaci¨®n, autentificaci¨®n y valoraci¨®n de la conservaci¨®n de las figurillas.
El Ministerio de Cultura contaba con la ayuda econ¨®mica, por daci¨®n en pago de la Caja del Mediterr¨¢neo, que buscaba abrir mercado y oficinas en Girona, de 550.000 euros. El Estado quer¨ªa congraciarse con el Ayuntamiento de Banyoles para acabar con otro tema espinoso: la pol¨¦mica exposici¨®n del Negro de Banyoles en el Museo Darder, que amenazaba, incluso, el ¨¦xito de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona de 1992 tras la denuncia de un m¨¦dico de origen haitiano residente en Cambrils.
El Ministerio se implic¨® en la adquisici¨®n de las piezas, contando con el Obispado de Girona como mero intermediario de la operaci¨®n. Entre 2005 y 2010 se recuperaron 21 (incluidos los dos relieves laterales) que fueron restauradas y montadas en la caja en Madrid. Desde octubre de 2010 la arqueta se exhibe en una sala del claustro de Sant Esteve en una vitrina de fabricaci¨®n alemana y con todas las medidas de seguridad.
En octubre de 2018 se compraron dos piezas m¨¢s localizadas en Bruselas y Londres. Se restauraron en Madrid y fueron colocadas en 2019 en Banyoles. Por lo que solo faltan cinco estatuillas por localizar. ¡°El hecho de que no se hayan podido recuperar todas hace que la herida siga abierta en Banyoles, que siente la arqueta como parte de su imaginario. Del Negro de Banyoles se ha pasado p¨¢gina¡±, explica Cuenca, al que se le iluminan los ojos tras la mascarilla cuando se le pregunta sobre la posibilidad de recuperar las cinco que faltan. ¡°Est¨¢n localizadas¡±, se limita a decir. Otro tema por resolver es que no existe un convenio entre el Ministerio, el propietario de las figuras y el Ayuntamiento, algo que el concejal asegura que pretende solucionar.
Por su parte, Francesca Espa?ol prepara ¡°la primera monograf¨ªa sobre la arqueta¡±, en la que la especialista promete ¡°muchas novedades¡±. Espa?ol no se cansa de repetir que detr¨¢s de la imagen amable de Erik el Belga se escond¨ªa ¡°un delincuente que destroz¨® el relicario para llevarse los elementos que quer¨ªa para poder venderlos y que rob¨® muchas piezas del patrimonio peninsular que nunca han vuelto¡±.
Pese a la recuperaci¨®n de la mayor¨ªa de las piezas, la arqueta, de cerca, presenta un aspecto descarnado tras desaparecer para siempre las arcadas y el ornamento arquitect¨®nico decorativo, dejando al descubierto los clavos que us¨® el maestro Artau en el siglo XV. El libro de Espa?ol, que se presentar¨¢ el 24 de octubre, festividad de Sant Martiri¨¤, ser¨¢ otra forma de cerrar la herida abierta de esta arqueta de historia convulsa.
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