El piano maligno del escritor Hideo Yokoyama
El aclamado autor de ¡®Seis cuatro¡¯ dialoga virtualmente con David Peace en BCNegra dando claves de su obra y de la ¡®jer¨¢rquica¡¯ literatura (y sociedad) japonesa
¡°Una persona es como un piano, donde las teclas son los sentimientos; es posible que haya teclas que nunca sean tocadas y que una de ellas sea la del mal, por lo que no podemos decir que no somos malos, que no tenemos esa tecla¡±. La brillante met¨¢fora es del escritor japon¨¦s Hideo Yokoyama, que la ha formulado hoy durante una charla virtual con su colega David Peace, en una de las m¨¢s esperadas citas del festival BCNegra, que finaliza este domingo....
¡°Una persona es como un piano, donde las teclas son los sentimientos; es posible que haya teclas que nunca sean tocadas y que una de ellas sea la del mal, por lo que no podemos decir que no somos malos, que no tenemos esa tecla¡±. La brillante met¨¢fora es del escritor japon¨¦s Hideo Yokoyama, que la ha formulado hoy durante una charla virtual con su colega David Peace, en una de las m¨¢s esperadas citas del festival BCNegra, que finaliza este domingo. Aclamado autor de culto, permanec¨ªa in¨¦dito en Espa?a hasta ahora, en que se ha editado Seis cuatro (Salamandra), best-seller may¨²sculo hasta el extremo de que en su pa¨ªs fulmin¨® el r¨¦cord de Haruki Murakami, quien con 1Q84 vendi¨® un mill¨®n de ejemplares en su primer mes. Yokoyama hizo lo propio cuando sali¨® el suyo en 2012¡ en una semana. Ahora ya lleva m¨¢s de dos millones, una adaptaci¨®n al cine y traducciones a 20 idiomas.
Admite Yokoyama (Tokio, 64 a?os) que aprendi¨® que ¡°cualquiera puede cometer un crimen¡± escribiendo Seis cuatro, donde el comisario Mikami sufre junto a su esposa la huida de su hija de casa sin explicaci¨®n alguna, mientras en una jugarreta macabra del destino (o no) resucita un antiguo caso abierto sobre una ni?a desaparecida 14 a?os atr¨¢s. Peace, autor brit¨¢nico afincado en Jap¨®n desde hace 25 a?os con alg¨²n breve intervalo y autor de la elogiada Trilog¨ªa de Tokio (Tokio A?o Cero, Ciudad ocupada y Tokio Redux), como fan incondicional del autor japon¨¦s, se sum¨® a su analog¨ªa: ¡°Todos intentamos tocar una buena melod¨ªa cada d¨ªa, pero las personas est¨¢n llenas de matices grises, como intento reflejar en mis novelas¡±.
Peace encuadra a Yokoyama como m¨¢gica s¨ªntesis entre la largu¨ªsima tradici¨®n japonesa de la novela de enigma y la que incorpora, a partir de la Segunda Guerra Mundial, cierta inquietud social, m¨¦rito de Seicho Matsumoto. Yokoyama habr¨ªa corregido y aumentado esa segunda faceta, con especial atenci¨®n en el conflicto entre organizaci¨®n e individuo. ¡°Siempre me ha interesado analizar la presi¨®n del individuo bajo la jerarqu¨ªa, la burocracia administrativa, la instituci¨®n o la empresa; los japoneses valoramos mucho el concepto grupal, la jerarqu¨ªa, pero cedemos f¨¢cil y fatalmente a esta presi¨®n de grupo¡±. Es por ello por lo que este antiguo periodista de sucesos no centra tanto sus obras en los detectives como en personajes que le den ¡°otros puntos de vista: el del personal de recursos humanos, un oficinista de la administraci¨®n o un periodista que me permiten plasmar mejor el conflicto entre organizaci¨®n e individuo; los estereotipos del detective de la novela de misterio cl¨¢sico no me permitir¨ªan esa mirada¡±.
Escribi¨® Peace (54 a?os) las dos primeras entregas de su trilog¨ªa antes de leer a Yokoyama, pero admite que en la ¨²ltima entrega, que aparecer¨¢ en junio, el escritor ¡°tiene ya una influencia muy clara: la ambiento en los tiempos de la ocupaci¨®n norteamericana de Jap¨®n y sin la lectura de Seis cuatro no lo habr¨ªa enfocado como hice¡±, dice de quien despu¨¦s ha ayudado, incluso, a su introducci¨®n en el mundo anglosaj¨®n.
Fuera por la proximidad real (estaban ambos en Jap¨®n, si bien en ciudades distintas: Peace, en Tokio; el japon¨¦s, en la prefectura de Gunma), por la m¨¢s estrecha virtual (compart¨ªan pantalla partida) o por el clima que han generado las preguntas del moderador, el periodista y director editorial del g¨¦nero Antonio Lozano (reciente autor de Lo leo muy negro), Yokoyama ha dejado entrever alg¨²n resquicio dom¨¦stico en el muro parco y escueto de sus formalmente afables respuestas. As¨ª, reconoc¨ªa que sigue trabajando con un vetusto ordenador de sobremesa, adonde llegan los destilados de ¡°dos libretas de apuntes, una para los misterios, donde desarrollo ideas y tramas, y otra para personas, donde ajusto los perfiles¡±. Y que su manera de desconectar de la escritura es practicando la jardiner¨ªa, que es ¡°como escribir novelas: le dedicas tiempo, cari?o y al d¨ªa siguiente, vuelves; no acabas nunca¡±.
Peace se ha a?adido a la afici¨®n por la v¨ªa de ¡°pasear largo por los bellos jardines japoneses las tardes tras escribir por las ma?anas¡±. Y tambi¨¦n a la ambici¨®n ¨²ltima y ¡°objetivo permanente¡± de Yokoyama: ¡°Escribir novelas que superen la no-ficci¨®n¡±. O sea, el piano¡ con todas sus teclas.