O susto o muerte
Si el bloque independentista suma mayor¨ªa, la estrategia de confrontaci¨®n de Junts abocar¨¢ a ERC a claudicar de sus postulados de di¨¢logo o a someterse a una situaci¨®n de inestabilidad permanente
La ret¨®rica propagand¨ªstica de la campa?a electoral est¨¢ alumbrando extra?as parejas de baile. Ahora resulta que Junts tiene mucho m¨¢s en com¨²n con la CUP, que descabalg¨® a su candidato Artur Mas tras las elecciones de 2015, que con ERC, que invisti¨® presidente a Joaquim Torra en 2017. Las grietas en el espacio soberanista no dejan de crecer. Los votantes independentistas han de elegir entre una estrategia posibilista y de di¨¢logo, encarnada por ERC, de la que abominan tanto Junts como la CUP, o una estrategia de confrontaci¨®n, encabezada por Laura Borr¨¤s, que ha resucitado la DUI, es decir, el compromiso de intentar una nueva declaraci¨®n unilateral de independencia si las fuerzas soberanistas logran m¨¢s del 50% de los votos. La ¨²nica correcci¨®n es que ahora no se fija una fecha de ejecuci¨®n sino que se deja para cuando la c¨²pula del Consejo por la Rep¨²blica, es decir, el sanedr¨ªn de Waterloo, lo estime posible.
Junts es un partido oportunista con votantes de todo el arco ideol¨®gico, de la extrema izquierda a la extrema derecha
Sorprende que tras la experiencia de los ¨²ltimos a?os todav¨ªa haya quien considere que este discurso pueda sostenerse, pero las encuestas indican que hay un electorado irredento que prefiere el autoenga?o a asumir la derrota. La amplitud de ese electorado es la gran inc¨®gnita de estas elecciones. El espacio electoral de Junts es un magma ideol¨®gico en el que conviven sensibilidades muy diversas y alejadas entre s¨ª. A diferencia de los otros partidos, cuyos electores se escoran a la izquierda o la derecha del arco ideol¨®gico, el perfil de los votantes de Junts dibuja, seg¨²n la escala de autoposicionamiento del CIS, una masa casi uniforme que abarca desde la extrema izquierda (un 25,8% de sus electores se sit¨²an entre el 1 y el 3 en el eje izquierda-derecha) a la extrema derecha (el 20,7% se sit¨²a entre el 8 y el 10). El grueso de votantes (40,1%) se sit¨²a entre 5 y 8, con m¨¢s partidarios del ocho que del cinco.
Junts es claramente un partido oportunista que ha captado votantes de todo el arco ideol¨®gico atra¨ªdos por la idea de que con un Estado independiente tendr¨ªan mucho que ganar. Por eso tiene un importante segmento de votantes radicales que podr¨ªa decantarse por la CUP, pero tambi¨¦n tiene un amplio sector ultraliberal que sue?a con una rep¨²blica al servicio de un capitalismo de colores, m¨¢s cercana a Singapur que a Suecia.
La estrategia de confrontaci¨®n de Junts puede abocar de nuevo a ERC ¡ªy ese puede que sea su principal objetivo¡ª a un callej¨®n sin salida. El empate t¨¦cnico de las tres principales fuerzas ¡ªPSC, ERC y Junts¡ª abre la puerta a dos posibles mayor¨ªas, una independentista en torno al eje identitario, y otra de izquierdas, en torno al eje ideol¨®gico. Y ERC tendr¨¢, muy probablemente, la llave. Si las tres fuerzas independentistas suman mayor¨ªa y Junts queda por delante como en 2017, ERC se ver¨¢ en la tesitura de tener que claudicar de sus postulados para secundar un nuevo desaf¨ªo institucional y legal de final perfectamente previsible, o apearse del carro soberanista, lo que le valdr¨ªa con toda seguridad un certificado de traici¨®n extrema. Si es ERC la que queda por delante, puede verse abocada a un gobierno perpetuamente contestado desde dentro y a una situaci¨®n de inestabilidad como la que ha vivido la ¨²ltima legislatura. O susto o muerte.
ERC aspira a ejercer el papel del Partido Nacional Escoc¨¦s, pero para eso necesita una base electoral mucho m¨¢s amplia
En sus manos estar¨ªa, en ese caso, alumbrar una mayor¨ªa diferente con el PSC, lo que significar¨ªa pactar con su principal rival en el eje ideol¨®gico, que es el socialismo. ERC aspira a ejercer en Catalu?a el papel que el Partido Nacional Escoc¨¦s de Nicola Sturgeon ejerce en Escocia, pero para eso necesita tener una base electoral mucho m¨¢s amplia y s¨®lida de la que ahora tiene. A ERC le est¨¢ costando mucho alcanzar la hegemon¨ªa necesaria porque, a diferencia de lo que ocurre en Escocia, donde el laborismo casi ha desaparecido, en Catalu?a el socialismo est¨¢ en camino de recuperar gran parte del espacio que tuvo. El alcance de esa recuperaci¨®n depender¨¢ mucho de cu¨¢n intenso sea el deseo de pasar p¨¢gina de una ciudadan¨ªa defraudada por el mal gobierno y cansada de la polarizaci¨®n extrema de los ¨²ltimos a?os.
Una victoria de Junts representar¨ªa volver a la pol¨ªtica ficci¨®n que desemboc¨® en la proclamaci¨®n de la rep¨²blica m¨¢s fantasmag¨®rica y ef¨ªmera de la historia, y ahondar en una deriva iliberal muy peligrosa, la del discurso y la pr¨¢ctica antisistema desde dentro del sistema. Una deriva que erosiona la democracia por la v¨ªa de instrumentalizar o devaluar sus instituciones. Los postulados que defiende Junts en su programa implican ignorar y desbordar de nuevo el marco legal vigente, con la supeditaci¨®n del Parlamento catal¨¢n a lo que decida un autoproclamado Consejo por la Rep¨²blica con mando en Waterloo. Si el electorado se deja arrastrar de nuevo a esa l¨®gica autodestructiva es que estamos mucho peor de lo que pensamos.
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