Muere Picanyol, padre de ¡®Ot, el bruixot¡¯
El personaje protagoniz¨® en ¡®Cavall Fort¡¯ durante 44 a?os una de las series m¨¢s importantes y longevas del c¨®mic catal¨¢n
En todo era especial: un brujo bajito, un punto cabez¨®n y con bigote de cuatro pelillos, ataviado con un gorro de regusto medieval, siempre en riguroso blanco y negro, deambulando en un espacio atemporal, que utilizaba sus poderes en situaciones muy cotidianas y, algunas veces contra su mujer, que le persegu¨ªa inexorablemente con una escoba, en escenas que un fiel pero esc¨¦ptico b¨²ho sol¨ªa mirar con grandes ojos de asombro. Viv¨ªa en una tira vertical y la vi?eta, cinco como m¨¢ximo, era tan limpia como el trazo y el ingenioso humor que desprend¨ªa¡ As¨ª era el encanto de Ot, el bruixot, una de las series m¨¢s importantes y longevas del c¨®mic catal¨¢n, que refleja muy mucho la manera de ser de su creador, Josep Lluis Mart¨ªnez Pica?ol, Picanyol de nombre art¨ªstico, fallecido a los 73 a?os, seg¨²n ha comunicado hoy la revista Cavall Fort, donde plasm¨® las aventuras de Ot durante 44 a?os.
Nacido en Vic en 1948 pero criado en Moi¨¤, el futuro Picanyol se distra¨ªa demasiado de los estudios dibujando, lo que le llev¨® a abandonarlos y a desplazarse a Barcelona, donde entr¨® de chico de los recados en Selecciones ilustradas, hist¨®rica agencia de representantes de dibujantes creada por Josep Toutain. Estaba empe?ado en hacer largas y serias historietas sobre el Oeste americano y otras ambientadas en la selva; lo hizo sin ¨¦xito, hasta que sus trabajos cayeron en manos de Jordi Gin¨¦s, Gin. Fue providencial: le recomend¨® que sus trazos fueran a¨²n m¨¢s limpios y sencillos y que se inclinara por el gag mudo. Y as¨ª debut¨® en Mata Ratos y al poco en L¡¯Infantil, la futura Tretzevents, donde hizo ya de todo: chistes, juegos de entretenimiento¡
Incansable, entre 1969 y 1971 Picanyol empez¨® a colaborar en la prensa diaria, en concreto en el Diario de Barcelona, a las ¨®rdenes de quien es hoy uno de los m¨¢ximos estudiosos del mundo del dibujo y la ilustraci¨®n cl¨¢sica catalanas, el periodista Josep Maria Cadena. Fue hacia el final de esta etapa cuando en diciembre de 1971 arranc¨® en Cavall Fort una serie sobre un brujo un punto travieso, que se le cruz¨® en la imaginaci¨®n un d¨ªa que pasaba por las calles de Barcelona. Era un personaje que no desentonaba en los ambientes medievales y hasta miol¨®gicos que tanto le gustaban recrear y que siempre daban vueltas en la imaginaci¨®n de Picanyol, con una galer¨ªa hiperpoblada de trovadores, brujas, duendecillos¡
Algo de todo ello compendi¨® en Ot, siempre plasmado en un dibujo muy limpio y claro, en un homenaje t¨¢cito a su admirado Herg¨¦. Era tan genuino, rompedor e ingenioso con sus gags que se convirti¨® en uno de los emblemas de Cavall Fort, conquistando a un p¨²blico incondicional que le oblig¨® a no abandonar el personaje hasta mayo de 2015, cuando Picanyol decidi¨® jubilarse, a los 66 a?os, tras dibujarlo durante 44 a?os, en m¨¢s de 1.500 tiras. El personaje se mostr¨® incansable como su creador: en 1987 aparec¨ªa ya, bajo el sello Pirene, recopilado en libro y poco despu¨¦s su popularidad le llev¨® hasta los videojuegos pedag¨®gicos, los Otijocs; y hay quien sostiene que es el culpable de que m¨¢s de 5.000 ni?os en Catalu?a lleven, desde finales de los a?os 90, el nombre de Ot. Cuando el brujo entr¨® en la cuarentena, Norma Editorial public¨® una extensa recopilaci¨®n de las tiras en varios vol¨²menes.
Ot, el bruixot es un caso bastante ins¨®lito en la tradici¨®n historietista catalana, que se refugi¨® en una revista infantil ante la falta del espacio que quiz¨¢ le hubiera sido m¨¢s propio en una prensa diaria catalana escasa y poco dada a este tipo de series de personajes no vinculados al chiste y a la vi?eta de actualidad sociopol¨ªtica. Muchas veces con alg¨²n detalle gr¨¢fico a modo de gui?o (Picanyol lleg¨® a publicar en Lecturas las t¨ªpicas vi?etas con el juego de las diferencias), Ot protagoniz¨® un humor limpio, afrontando situaciones en las que era frecuente que no saliese demasiado airoso. Rezumaba a menudo (pespunteado con una precoz preocupaci¨®n ecol¨®gica herencia directa de su padre art¨ªstico) un cierto aire de soledad, con un punto de desamparo vital, parejo al que la muerte de su creador deja, al menos, en tres o cuatro generaciones de catalanes.
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