Segundo, el hombre hundido por su desahucio que no pudo m¨¢s
El informe de vulnerabilidad del Ayuntamiento de Barcelona no sirvi¨® para evitar que le echasen de su casa. Con 58 a?os, inmigrante y en paro, se suicid¨®
Segundo F., de 58 a?os, no soport¨® su desahucio. No resisti¨® que le echasen del piso donde viv¨ªa desde 2018, en el barrio barcelon¨¦s de Sants. El hombre, de Ecuador, llevaba tres a?os sin trabajo. Con la ayuda de C¨¢ritas, hab¨ªa intentado volver al mercado laboral, en una edad dif¨ªcil. Solo entre febrero y noviembre del a?o pasado, con los efectos dur¨ªsimos de una pandemia mundial, envi¨® el curr¨ªculum a ocho empleos. En los ocho casos fue rechazado, recuerda C¨¢ritas. El lunes, un a?o despu¨¦s de no pagar el piso en el que viv¨ª...
Segundo F., de 58 a?os, no soport¨® su desahucio. No resisti¨® que le echasen del piso donde viv¨ªa desde 2018, en el barrio barcelon¨¦s de Sants. El hombre, de Ecuador, llevaba tres a?os sin trabajo. Con la ayuda de C¨¢ritas, hab¨ªa intentado volver al mercado laboral, en una edad dif¨ªcil. Solo entre febrero y noviembre del a?o pasado, con los efectos dur¨ªsimos de una pandemia mundial, envi¨® el curr¨ªculum a ocho empleos. En los ocho casos fue rechazado, recuerda C¨¢ritas. El lunes, un a?o despu¨¦s de no pagar el piso en el que viv¨ªa con su perro, decidi¨® saltar por la ventana cuando la comitiva judicial se present¨® en su casa para echarle.
Uno de los dos funcionarios llam¨® al timbre. Segundo tard¨® en responder. Al final abri¨® la puerta. ¡°Haga el favor de ponerse la mascarilla¡±, le dijo el funcionario del SAC Civil, el servicio que entrega todas las notificaciones de los juzgados en Barcelona. Era su ¨²ltimo d¨ªa como encargado de asistir a lanzamientos. Segundo no le dijo nada. Camin¨® hacia una habitaci¨®n del piso y se arroj¨® por la ventana ante la mirada incr¨¦dula del funcionario. No hubo tiempo para nada m¨¢s.
La abogada de oficio del hombre hab¨ªa hecho un ¨²ltimo esfuerzo para lograr un aplazamiento. Pidi¨® la ¡°suspensi¨®n extraordinaria¡± del desahucio por situaci¨®n de vulnerabilidad, tal como prev¨¦ el decreto del Gobierno por las consecuencias econ¨®micas de la pandemia. La juez lo rechaz¨®. No se cumpl¨ªa el requisito de la suspensi¨®n autom¨¢tica: que el propietario sea un gran tenedor (10 o m¨¢s pisos). En el caso de Segundo F., la propietaria es una mujer jubilada que ten¨ªa alquilado el piso de Sants por algo m¨¢s de 800 euros como ¡°complemento a su pensi¨®n¡±, seg¨²n fuentes cercanas a la familia. La mujer, explican las mismas fuentes, estuvo siete meses sin cobrar la renta antes de decidirse a poner la demanda. La deuda total ascend¨ªa a 8.000 euros.
La magistrada Nieves Osuna aleg¨® tambi¨¦n que la documentaci¨®n aportada por el hombre ¡°no acredita la p¨¦rdida sustancial de ingresos¡± por la p¨¦rdida del empleo, otro supuesto para suspender un lanzamiento. Y subraya que no se hayan aportado n¨®minas de su anterior trabajo como mozo de almac¨¦n en Mercadona. Los d¨ªas previos, la abogada estuvo persiguiendo al hombre para que le aportara documentaci¨®n. Logr¨® reunir los papeles del subsidio de desempleo y present¨® la petici¨®n el jueves por la noche. El viernes, la juez le comunic¨® su negativa. El s¨¢bado por la ma?ana, la letrada llam¨® al hombre para informarle. Segundo no le cogi¨® el tel¨¦fono. Por la tarde, le escribi¨® un mensaje de WhatsApp explic¨¢ndole que el lunes, a menos que la comitiva judicial aceptara suspenderlo en ese mismo momento, deber¨ªa marcharse de casa. No le contest¨®.
El lunes por la ma?ana, el Ayuntamiento de Barcelona, mediante los servicios antidesahucio que asist¨ªan a Segundo, se puso en contacto con el abogado de la demandante por si pod¨ªa conseguirse una pr¨®rroga. La propietaria acudi¨® a la calle Bacard¨ª. Pero su abogado estaba tan convencido de que el desahucio se acabar¨ªa suspendiendo in situ que ni siquiera se molestaron en llamar al cerrajero. El desahucio no se suspendi¨®, pero tampoco se llev¨® a cabo: el inquilino se quit¨® antes la vida.
El periplo judicial de Segundo F. hab¨ªa seguido un camino habitual. El proceso se paraliz¨® moment¨¢neamente cuando solicit¨® la justicia gratuita. Se le asign¨® una abogada de oficio, y tambi¨¦n se le ofreci¨® un tr¨¢mite que se suele hacer en casos de vulnerabilidad, en los que el juzgado pide permiso para hacer llegar datos personales de la persona afectada a los servicios sociales. ?l nunca cumpliment¨® esos documentos. Y no fue hasta m¨¢s tarde cuando, con la ayuda del servicio laboral de C¨¢ritas, acudi¨® a los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona.
En abril, el Consistorio elabor¨® un informe de vulnerabilidad, donde constaba que el hombre viv¨ªa solo, estaba en paro, y no pod¨ªa hacer frente al alquiler. Su abogada present¨® ese documento a la jueza. El Ayuntamiento reproch¨® el martes al juzgado que no tuviese una actitud proactiva y que se pusiese en contacto con ellos o con la abogada del hombre si faltaba alg¨²n tr¨¢mite. Una posici¨®n m¨¢s garantista en lugar de seguir adelante con el proceso. ¡°Es una muerte que no deb¨ªa haberse producido¡±, critic¨® la alcaldesa Ada Colau a trav¨¦s de su canal de Telegram. Y exigi¨® a los juzgados que revisen ¡°los criterios con los cuales deciden aplicar o no la moratoria vigente¡±.
Los especialistas recuerdan que el suicidio no suele tener un ¨²nico detonante, sino que es el resultado de factores psicol¨®gicos, biol¨®gicos y sociales que tienen tratamiento. En el caso de Segundo F., nadie detect¨® las intenciones que rondaban su cabeza ante los problemas econ¨®micos que le acuciaban, o si sufr¨ªa con alg¨²n otro tipo de inquietud. ?l tampoco comunic¨® su situaci¨®n a las redes de barrio, muy activas en Barcelona, como el sindicato de la Vivienda o el de Inquilinos. Una muestra de ello es que no hubo ni un solo tuit llamando a la gente a evitar su desahucio, y que la noticia no se conoci¨® hasta que la public¨® este diario. Las personas con conductas suicidas pueden llamar al Tel¨¦fono de la Esperanza (717 003 717) o al Tel¨¦fono Contra el Suicidio (911 385 385), dedicados a la prevenci¨®n de este problema. Tambi¨¦n Barcelona cuenta con un tel¨¦fono de atenci¨®n gratuito (900 925 555).
Un vecino solitario
Mabel tambi¨¦n vive en la calle Bacard¨ª, en el barrio de Sants, donde el lunes Segundo F. se suicid¨® despu¨¦s de que la comitiva judicial llamase al timbre de su casa para cumplir la orden de desahucio. Vive justo delante, tambi¨¦n en un tercer piso, al otro lado de la calle. Cuando ella levantaba las persianas, lo primero que ve¨ªa era el balc¨®n y la ventana, ahora con las cortinas corridas, de su vecino, al que no conoc¨ªa. "Me acuerdo de que se lo dije a mi marido, que deb¨ªa vivir solo, porque lo ve¨ªa siempre a ¨¦l limpiando los cristales", explica Mabel mientras se?ala el limpia cristales y la escoba, que siguen colgados y se ven desde la calle. En el balc¨®n, recuerda Mabel, ten¨ªa algunas jaulas con p¨¢jaros. Desde hac¨ªa un tiempo, cerca de un a?o, viv¨ªa solo, con la ¨²nica compa?¨ªa de las aves y un perro.
No ten¨ªa mucho contacto con el resto de habitantes del edificio, le ve¨ªan sobre todo cuando sacaba al perro a pasear. "Imagino que lo habr¨¢n llevado a una protectora de animales. Espero, vaya", dice esta vecina sobre la mascota. "Es muy dif¨ªcil, la vida es muy dif¨ªcil", piensa en voz alta.
En el balc¨®n ya no se ve ninguna jaula con p¨¢jaros, pero el bar de la esquina s¨ª que hay una, con un canario amarillo intenso. "No le conozco, no s¨¦ nada de ¨¦l", responde r¨¢pidamente la camarera. Se ve a la legua que est¨¢ cansada de responder esta pregunta a los periodistas que asedian la entrada al edificio. / TOMEU MASCAR?