Y el duque fall¨® en ¡®La donna ¨¨ mobile¡¯
El tenor Benjamin Bernheim pasa apuros en su deb¨² en el Liceo en un ¡®Rigoletto¡¯ con el bar¨ªtono Christopher Maltman como triunfador
La reposici¨®n del montaje de Rigoletto con direcci¨®n esc¨¦nica de Monique Wagemakers deja un sabor agridulce en su retorno al Gran Teatro del Liceo, bajo la experta y segura direcci¨®n musical de Daniele Callegari. El debut del cotizado tenor franc¨¦s Benjamin Bernheim en el papel del Duque de Mantua hab¨ªa generado gran ex...
La reposici¨®n del montaje de Rigoletto con direcci¨®n esc¨¦nica de Monique Wagemakers deja un sabor agridulce en su retorno al Gran Teatro del Liceo, bajo la experta y segura direcci¨®n musical de Daniele Callegari. El debut del cotizado tenor franc¨¦s Benjamin Bernheim en el papel del Duque de Mantua hab¨ªa generado gran expectaci¨®n, pero, quiz¨¢ por los nervios, fall¨® en su m¨¢s c¨¦lebre aria, La donna ¨¨ mobile, y eso siempre es un jarro de agua fr¨ªa en una representaci¨®n de esta genial ¨®pera de Giuseppe Verdi. El triunfador fue el bar¨ªtono brit¨¢nico Christopher Maltman, un Rigoletto sin joroba que luci¨® su potente y bien proyectada voz junto a la delicada Gilda de la soprano rusa Olga Peretyatko.
El veterano director italiano Daniele Callegari, que conoce bien el pa?o, asegur¨® una concertaci¨®n brillante, de implacable pulso r¨ªtmico y gran relieve dram¨¢tico. El irresistible encanto mel¨®dico y la fuerza expresiva de Verdi cobr¨® m¨¢ximo protagonismo en el foso, con un notable rendimiento de orquesta y del coro del coliseo de la Rambla, muy incisivo en los acentos.
El elegante y minimalista montaje de la directora de escena holandesa Monique Wagemakers, estrenado en el Liceo sin mucho ¨¦xito en 2017, no facilita la proyecci¨®n de las voces. La plataforma hidr¨¢ulica rectangular con bordes de ne¨®n como espacio ¨²nico, dise?ado por Michael Levine, brinda im¨¢genes muy sugerentes, realzadas por el suntuoso vestuario de Sandy Powell, galardonada con tres premios ?scar, pero resulta fr¨ªa y distante, dejando a las voces desguarnecidas en un escenario abierto.
La desnudez del simb¨®lico espacio esc¨¦nico, con una po¨¦tica iluminaci¨®n original de Reinier Tweebeeke, no juega a favor de los cantantes en este montaje, con un movimiento del coro y una direcci¨®n de actores que revelaron nuevas y eficaces ideas teatrales. Y en un teatro de las dimensiones del Liceo, las voces de escasa potencia y las limitaciones en la emisi¨®n vocal las pasan canutas.
No es el caso de Maltman, que tiene un vozarr¨®n y usa con eficacia un arsenal de potentes recursos para dar intensidad y emoci¨®n al personaje titular, desprovisto en esta producci¨®n de su joroba caracter¨ªstica. El timbre ha perdido brillo, y suena avejentado, pero defiende el papel con energ¨ªa y como actor es muy convincente.
Bernheim, que no anda sobrado de potencia, cant¨® un Duque de elegantes y bellos matices, manejando sus notables medios con cierta cautela en el primer acto y m¨¢s generosidad en el segundo. En el ¨²ltimo acto, la emisi¨®n fue m¨¢s irregular y, en el caso de La donna ¨¨ mobile, tan accidentada que no recibi¨® ni un solo aplauso. Una l¨¢stima, porque tampoco en el bell¨ªsimo cuarteto Bella figlia dell?amore estuvo para lanzar cohetes.
Peretyatko, poco audible en algunas escenas, acierta en el perfil de una Gilda bien construida, de cuidadoso fraseo, c¨¢lido lirismo y solventes agudos. Debutaban en el Liceo, adem¨¢s de Bernheim, la mezzosoprano israel¨ª Rinat Shaham, con una Maddalena de m¨¢s relieve teatral que vocal, y el bajo ruso Grigory Shkarupa, un buen Sparafucile.
Con el gancho popular de Rigoletto, obra que abre la gran trilog¨ªa rom¨¢ntica verdiana, el Liceo se llen¨® de p¨²blico en la primera de las 15 funciones programadas hasta el 19 de diciembre. La navidad liceista tiene pues muy buena pinta en taquilla.