Alta tensi¨®n en el Liceo con Ambrose Akinmusire
El m¨²sico y trompetista es uno de los nombres m¨¢s importantes del jazz actual
Es un verdadero placer entrar en una sala como la del Conservatorio del Liceo y verla casi llena (casi, no todo es perfecto) y m¨¢s para un concierto que nada ten¨ªa de comercial ni entrar¨ªa en lo que podr¨ªa calificarse como jazz para todos los p¨²blicos. Ambrose Akinmusire es indiscutiblemente uno de los nombres m¨¢s importantes del jazz actual, en los ¨²ltimos a?os ha recibido todo tipo de galardones escalando repetidamente hasta el n¨²mero uno de las listas de mejor trompetista de la revista Down Beat (la m¨¢s respetada en cosas de jazz), pero su m¨²sica no busca la v¨ªa f¨¢cil y discurre sin concesiones a la galer¨ªa ni fuegos artificiales. M¨¢s bien al contrario. En el Conservatorio del Liceo, dentro del Festival de Jazz Barcelona, lo dej¨® claro desde el primer acorde: una descarga de energ¨ªa que, sin ning¨²n tipo de violencia, te penetra hasta lo m¨¢s profundo. Un sonido lacerante de tal intensidad que la emoci¨®n en la sala pod¨ªa cortarse con una hoja de afeitar.
Casi dos horas de sensaciones ondulantes que fueron de una calma absorbente hasta verdaderas explosiones de vitalidad casi tormentosa que ya estallaron abruptamente en el primer tema para dejar claras las cosas. Composiciones densas y cambiantes, sin resquicios ni futilidades, interpretadas con una pasi¨®n desbordante y contagiosa. Pura alta tensi¨®n siempre conducida por la trompeta del californiano al frente de un cuarteto de una solidez sorprendente.
Solidez del cuarteto
Como suele ser su norma, el nuevo cuarteto de Akinmusire destac¨® por su solidez, como si llevaran d¨¦cadas tocando juntos aunque su formaci¨®n actual es reciente. A destacar la presencia del baterista Kweku Sumbry que, una vez tras otra, apabull¨® al personal con un toque tan contundente como expansivo y, lo que es m¨¢s importante, sin tapar ni traicionar la esencia de cada tema. Un nombre del que sin duda se hablar¨¢ mucho en un futuro inmediato.
La propuesta de Akinmusire no puede degustarse a la ligera, exige la total complicidad del p¨²blico, es necesario penetrar en su mundo y dejarse arrastrar sin resistencia por el torbellino, pero la recompensa es total. En el Liceo todo el p¨²blico respondi¨® poni¨¦ndose en pie, como accionado por un resorte, en una de esas ovaciones finales que pocas veces se ven en nuestros escenarios. Una tan espont¨¢nea como entusi¨¢stica aclamaci¨®n que puntu¨® uno de los conciertos m¨¢s intensos, dram¨¢ticos y reconfortantes de los ¨²ltimos tiempos.
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