La Catalu?a vaciada clama por la falta de m¨¦dicos
La dificultad por cubrir vacantes provoca el abandono de dispensarios de pueblo y la desatenci¨®n
La pandemia pareci¨® desvelar las ventajas que conlleva residir en ¨¢reas de menor densidad de poblaci¨®n, lejos de la saturaci¨®n de las grandes urbes y en entornos m¨¢s despejados. La realidad es que el principal trasvase de gente de la ciudad hacia el extraradio se concentr¨®, sobre todo, en zonas donde abundan las segundas residencias. Un estudio publicado por la ...
La pandemia pareci¨® desvelar las ventajas que conlleva residir en ¨¢reas de menor densidad de poblaci¨®n, lejos de la saturaci¨®n de las grandes urbes y en entornos m¨¢s despejados. La realidad es que el principal trasvase de gente de la ciudad hacia el extraradio se concentr¨®, sobre todo, en zonas donde abundan las segundas residencias. Un estudio publicado por la Universitat Aut¨°noma de Barcelona (UAB) y el Centro de Estudios Demogr¨¢ficos (CED-CERCA) concreta que los municipios de menos de 10.000 habitantes acapararon los flujos de salida desde las principales ciudades durante el 2020. En la pr¨¢ctica, el desangre de las comarcas amenazadas por la despoblaci¨®n no se detiene, y provoca un racimo de efectos en cadena. Por ejemplo, la falta de profesionales sanitarios.
Las carencias de m¨¦dicos y otros sanitarios que puedan atender dispensarios y centros de salud en las zonas rurales ha obligado a hacer llamamientos p¨²blicos para tratar de evitar que las consultas queden descubiertas y los pacientes desatendidos. ¡°Es un problema generalizado, las plazas que quedan vacantes por jubilaci¨®n no se cubren, y la atenci¨®n a los vecinos se va reduciendo¡±, lamenta Carme Pinyol, alcaldesa de Llardecans. El municipio est¨¢ a una treintena de kil¨®metros de Lleida y no llega al medio millar de vecinos, la mitad que hace 20 a?os. Busca un m¨¦dico titular a toda prisa e incluso ha publicado anuncios en las redes sociales.
El Ayuntamiento afirma que le pone una vivienda al candidato que est¨¦ interesado en instalarse en el pueblo. Teresa Orom¨ª ejerci¨® de doctora en Llardecans, pero se jubil¨® en octubre y nadie la ha relevado. La vacante ha hecho reajustar los turnos del equipo de sanitarios que cubre una ¨¢rea de ocho pueblos: Bovera, Bellaguarda, La Granadella, El Soler¨¤s, Juncosa, Els Torms, Granyena de les Garrigues y Llardecans. Un parche, porque la plantilla ya iba, de por s¨ª, muy justa. A finales de los a?os noventa, para cubrir los ocho pueblos hab¨ªa un equipo de seis m¨¦dicos. Ahora, tres facultativos se tienen que apa?ar para abarcar el mismo territorio, lo que repercute en la atenci¨®n sanitaria de los residentes.
¡°De cuatro d¨ªas de consulta a la semana, ahora hemos pasado a tres, y lo mismo pasa en los otros pueblos¡±, lamenta Carme Pinyol. ¡°El efecto m¨¢s inmediato es que la atenci¨®n al paciente se resiente porque el m¨¦dico se pasa m¨¢s tiempo en la carretera¡±, analiza la doctora Teresa Orom¨ª. ¡°La poblaci¨®n ha menguado, cierto, pero la sanidad no es un negocio que tenga que dar dinero, no es una empresa privada. ?Tiene menos derecho a una buena sanidad alguien que vive en un pueblo que otro que vive en la ciudad?¡±, pregunta Orom¨ª. ¡±Se habla mucho de la Espa?a vaciada, pero en Catalu?a tenemos una extensa zona rural que est¨¢ perdiendo poblaci¨®n¡±, avisa Carme Pinyol.
¡°Pues, si se cierra un consultorio, lo mismo que una escuela, se favorece la despoblaci¨®n¡±, se?ala la alcaldesa. Llardecans cuenta ¡°con todos los servicios¡±, dice Pinyol, y enumera la farmacia, la guarder¨ªa, la escuela, la panader¨ªa y la fibra ¨®ptica. Incluso nombra a una vecina que ha sido protagonista en la premiada pel¨ªcula Alcarr¨¤s, que da nombre a un municipio cercano. ¡°A m¨ª me ha gustado mucho ejercer de m¨¦dico de pueblo, me lo he pasado muy bien. Te permite atender todo el ciclo de la vida, es una medicina total del cuerpo humano, pero entiendo que un reci¨¦n licenciado tal vez tenga m¨¢s inter¨¦s por estar en un hospital que por dedicarse a la primaria¡±, observa Teresa Orom¨ª.
¡±Si no hay relevo, iremos mal¡±, avisa Francesca Fr¨ªgola directora del Equipo de Atenci¨®n Primaria en la Terra Alta, una comarca que apenas suma 12.000 habitantes, seg¨²n el Idescat. Fr¨ªgola coordina los 13 m¨¦dicos que cubren los consultorios de 12 pueblos, y explica que una baja altera el cuadrante y deja coja la atenci¨®n sanitaria. ¡°Si una plaza no se cubre, tiene que asumirla el m¨¦dico del pueblo m¨¢s cercano¡±, explica. En los pr¨®ximos meses se jubilan tres facultativos, y previendo la necesidad que se avecina en la Terra Alta se han publicado anuncios buscando m¨¦dicos. ¡°Entorno rural y familiar, con escuelas, guarder¨ªas, tiendas, bares y restaurantes, y una poblaci¨®n muy acogedora¡±, se publicita. M¨¢s all¨¢ del escaso inter¨¦s que genera ocupar una plaza de m¨¦dico en las comarcas m¨¢s rurales, un problema a?adido es la jubilaci¨®n de muchos de los facultativos que llevan a?os atendiendo los males de los vecinos de estas zonas. ¡°Esto se ve¨ªa venir, se podr¨ªa haber hecho alguna cosa m¨¢s¡±, sentencia la doctora Teresa Orom¨ª.
¡±Viendo mi estado mental, me dijeron que aprovechara la oportunidad¡±
José Manuel Petit tiene 58 años y es médico. Ejerce desde principios de mes en la Fatarella, de 900 vecinos en la comarca de la Terra Alta. Cuenta que escogió ese destino tras quedar "agotado" en el centro de atención primaria de Sant Andreu de la Barca, donde ejerció durante más de una década. Los efectos de la pandemia vaciaron sus reservas. "Yo no estudié Medicina para eso", manifiesta. "Dos médicos nos repartíamos a 300 pacientes por guardia", recuerda.
Un piso "pequeño" en el barrio del Poble-sec de Barcelona era testigo del estrés que iba acumulando. "Compré una casa en la Fatarella hace cuatro años, con la idea de remodelarla. Veníamos los fines de semana con mis hijos", dice. En una de esas escapadas, en la gasolinera le comentaron que el pueblo se quedaba sin médico. "Mis hijos, viendo el estado mental en el que estaba, me dijeron que aprovechara la oportunidad". Opina que el desgaste que le hizo abandonar la medicina en la ciudad es común en muchos sanitarios, "pero cada uno toma su decisión personal". Tener a dos hijos mayores de edad facilitó dar el salto. "A ellos, esto les gusta más que a mí". El doctor Petit es natural de Venezuela y confiesa que conocía poco de su nuevo distrito. "Yo vine conociendo la Fatarella, no sabía ni que existía Gandesa. El primer sorprendido de lo bonito que es esto soy yo".