La falta de recursos y la covid lastran la escuela inclusiva en Catalu?a
La Generalitat encarga un estudio para definir un mapa de prioridades de inversi¨®n
La escuela inclusiva no acaba de arrancar. Muchos son los escollos que impiden el avance que marcaba el Decreto 150, aprobado por la Generalitat hace cinco a?os: la falta de recursos, la irrupci¨®n de la covid, la falta de formaci¨®n del profesorado, los cambios sucesivos de sus responsables pol¨ªticos... Entidades y familias de alumnos con discapacidad piden un plan de choque y un cambio de calado en el sistema para que un aula pueda acoger sin problema alumnos de todo tipo de perfil. ¡°Si un ni?o puede ser atendido en un centro de educaci¨®n especial tambi¨¦n puede hacerlo un centro ordinario, cambiando muchas cosas¡±, resume Noem¨ª Santiveri, portavoz de la plataforma Escuela inclusiva.
Despu¨¦s de a?os de lucha de familias y entidades vinculadas a los alumnos con necesidades especiales, ve¨ªa la luz el decreto de la escuela inclusiva en 2017. Se trata de un modelo basado en dos pilares: cualquier tipo de alumno debe ser escolarizado preferentemente en un centro ordinario, y que la matriculaci¨®n en centros de educaci¨®n especial ser¨¢ ¡°excepcional¡±, solo para alumnos con discapacidades graves previo acuerdo de la familia. Al decreto lo acompa?aba una memoria econ¨®mica que preve¨ªa 142 millones en cuatro a?os para contratar 450 docentes y 400 maestros de educaci¨®n especial, 210 logopedas, 80 trabajadores e integradores sociales y 27 fisioterapeutas.
¡°Despu¨¦s de casi cinco a?os desde la aprobaci¨®n del decreto no se ha implementado casi nada. No hay una creencia en el departamento de que el camino es la inclusiva, no hay liderazgo. No hay suficientes recursos, solo hay champi?ones, se van tapando agujeros¡±, valora Santiveri.
En cambio, el Departamento defiende que se ha ejecutado el 82% de la inversi¨®n (117,5 millones), a los que hay que sumar 122 millones en personal vinculado a la inclusiva, pero no previsto en el decreto. Con todo, la directora general de Educaci¨®n inclusiva, Laia Asso, admite que la pr¨®rroga presupuestaria durante dos a?os y la pandemia, que ha succionado mucho gasto, han afectado. ¡°En temas de inclusi¨®n se han hecho peque?os avances, pero no al ritmo previsto inicialmente¡±.
Pero la lista de d¨¦ficits en la aplicaci¨®n del decreto de inclusi¨®n es larga. El S¨ªndic de Greuges se encarg¨® de recopilarla en el informe La educaci¨®n inclusiva en Catalu?a, de 2021, empezando por la falta de recursos. Cierto que es que estos han aumentado notablemente en este tiempo. As¨ª, los grupos de atenci¨®n intensiva que tienen los centros, conocidos como SIEI, llegaron a 895 en el curso 2020-21, el doble que un lustro atr¨¢s. El departamento tambi¨¦n ha anunciado 290 dotaciones de docentes y 78 profesionales de apoyo educativo m¨¢s para el pr¨®ximo curso vinculado a la inclusi¨®n. Y las horas de vetlladores, una de las figuras clave en la atenci¨®n de estos alumnos, pasar¨¢n de las 40.465 horas del curso 2020-21 a 55.000 en septiembre. Pero tambi¨¦n es cierto que el n¨²mero de alumnos con necesidades especiales no deja de aumentar: de 30.463 en el curso 2016-17 a 39.596 el curso pasado.
El S¨ªndic destaca que la falta de especialistas en los centros ordinarios, junto al colapso de los EAP (los equipos que realizan el dictamen de las necesidades del alumno), est¨¢ provocando que muchas familias se vean abocadas a un centro de educaci¨®n especial. Es lo que le sucedi¨® a Rat Basterretxea, con un hijo de 9 a?os con un dictamen de autismo. ¡°En la escuela ordinaria mi hijo estaba muy bien atendido, pero dejarlo aqu¨ª era abocarlo al fracaso. Mi hijo se comunica con pictos y en el instituto no entienden otras formas de comunicaci¨®n¡±, explica esta madre, con dolor, ya que es una ferviente defensora del modelo inclusivo. De hecho, hace tres a?os cre¨® la entidad Suma, en Castellar del Vall¨¨s, que organiza actividades de perfil inclusivo y recauda fondos para contratar vetlladores para las escuelas del municipio. ¡°El decreto de la inclusiva no se est¨¢ aplicando bien, y eso est¨¢ haciendo sufrir a las familias porque lo que se est¨¢ haciendo no es inclusi¨®n, sino exclusi¨®n¡±, lamenta la madre.
Hay otros escollos, m¨¢s de car¨¢cter pol¨ªtico, como son los cambios de altos cargos en el departamento: desde su aprobaci¨®n, el decreto ha tenido cuatro responsables diferentes (Asso fue nombrada hace tres semanas), una inestabilidad que el sector considera ¡°un problema¡±. Tambi¨¦n falta el despliegue de las ¨®rdenes vinculadas al decreto, como la que debe regular el nuevo modelo de centros de educaci¨®n especial, que pasar¨¢n a llamarse CEEPSIR y a convertirse en proveedores de personal y recursos de centros ordinarios.
Familias y entidades reclaman un plan de choque que consista en un aumento de recursos y formaci¨®n de los docentes. ¡°Los profesores tienen p¨¢nico a la escuela inclusiva porque no tienen recurso¡±, tercia Santiveri. Y un cambio radical de concepto. ¡°El sistema est¨¢ pensado para la atenci¨®n individual, pero el personal no puede estar en 10 aulas. Esto es un fracaso. Hay que cambiar el sistema, que toda la clase sea inclusiva y adaptar la ense?anza y los materiales a todo tipo de alumnos¡±, Basterretxea. Para tratar el futuro del decreto se ha creado la Mesa de la Escuela Inclusiva, que se reunir¨¢ en octubre. Y el departamento ha encargado una evaluaci¨®n. ¡°Esperamos tener indicadores para elaborar un mapa de distribuci¨®n de los recursos¡±, remata Asso.
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