Este verano, trabaja de puta
Cuestionemos qu¨¦ igualdad reclaman estas diputadas que piden ¡°derechos para las trabajadoras sexuales¡± sin plantearse c¨®mo van a educar en igualdad a sus hijos e hijas
El verano es un buen momento para encontrar un trabajo que nos garantice unos ingresos que ayuden a pasar el invierno. Quiz¨¢s por eso, nuestras diputadas, siempre pendientes de los ciudadanos, de la mano de Anna Grau (Ciudadanos), se sumaron, el pasado 7 de julio, a la ¡°Moci¨®n subsiguiente a la interpelaci¨®n al Gobierno sobre los derechos de las personas que ejercen el trabajo sexual¡±.
La moci¨®n estuvo salpicada de consejos por parte de Grau, Susanna Segovia (En Com¨² Podem), Ester Vall¨¨s (Junts) y Jenn D¨ªaz (ERC). Ciudadanos, Junts, ERC, los comunes y hasta la CUP; una dir¨ªa que no tienen problema en ponerse de acuerdo en lo que a la explotaci¨®n de las mujeres se refiere.
Me explico.
Anna Grau, de forma torticera, equipar¨® la vocaci¨®n de servicio de una camarera, con la que tienen las prostitutas; mientras Segovia asegur¨®: ¡°Hay estudios que dicen que pr¨¢cticamente un 70% de las mujeres que est¨¢n ejerciendo la prostituci¨®n lo hacen porque no tienen otra alternativa¡±, para acabar llev¨¢ndose la contraria: ¡°Son las mismas mujeres las que decidir¨¢n cu¨¢l es su opci¨®n¡±. ?Somos putas porque no podemos hacer nada m¨¢s, o somos putas porque queremos? La republicana Jenn D¨ªaz se mantiene en la misma l¨ªnea. Mintiendo, acusando a las propuestas abolicionistas de criminalizar a las prostitutas, cuando, como explic¨® la diputada socialista Gemma Lienas, se trata de intervenir contra el putero y el proxeneta.
Sorprende, en pleno siglo XXI, que tengamos que aclararle a esas diputadas que la prostituci¨®n es unas de las formas m¨¢s ruines y mezquinas de comercializaci¨®n del cuerpo de una mujer ¡ªindefensa, explotada y oprimida¡ª que existen y que las mujeres que llegan a ella lo hacen en plena indefensi¨®n. Que no lo digo yo, ya lo dec¨ªa Flora Trist¨¢n en el siglo XIX: ¡°La prostituci¨®n es la m¨¢s horrible de las aflicciones producidas por la distribuci¨®n desigual de los bienes del mundo¡±, y tambi¨¦n lo dice, claro est¨¢, el feminismo. Quiz¨¢s aprovechando el verano, las diputadas podr¨ªan leer a Trist¨¢n, sobre todo para evitar, en lo posible, confundir prohibici¨®n ¡ªpostura reaccionaria que castiga a las mujeres¡ª, con abolici¨®n ¡ªpostura progresista y feminista que castiga a los proxenetas y a los consumidores de prostituci¨®n y proporciona recursos a las mujeres¡ª, que tambi¨¦n lo aclar¨® Lienas.
Pero lo peor de todo, lo m¨¢s decepcionante, es que la propuesta laboral de los partidos que se denominan de izquierda, no la hacen para m¨ª, que soy clase media como lo son todas las diputadas, ni para sus madres, sus hermanas, sus novias o sus hijas. No se equivoquen, ese mal llamado ¡°trabajo sexual¡± est¨¢ pensado, claro, para pobres e inmigrantes que ¡°libremente¡± ¡ªenti¨¦ndase aqu¨ª para poder comer¡ª quieren dedicarse a ello.
Es feo mandar a hablar a mujeres sobre este tema: mujeres que con la excusa de la compasi¨®n hacia otras mujeres defienden el derecho de los hombres a penetrar a otras mujeres pagando, porque saben que nunca van a ser ellas.
Olvid¨¦monos de las propuestas neoprogres, de verdad, y cuestionemos qu¨¦ igualdad reclaman estas diputadas que piden ¡°derechos para las trabajadoras sexuales¡± sin plantearse c¨®mo van a educar en igualdad a sus hijos e hijas si, al parecer, para las ni?as la prostituci¨®n es una ¡°salida laboral¡± y para los ni?os, blanco y en botella, una opci¨®n de ocio.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.