Nada cambiar¨¢ si las palabras no cambian
ERC, con Junqueras al frente, tiene un largo y tortuoso camino para deshacer la palabrer¨ªa enga?osa en la que sigue enredado y con la que sigue enredando a todos los catalanes
De las palabras que sirvieron para mentir no puede surgir la verdad. Menos todav¨ªa pueden corregirse los errores que se cometieron con palabras mentirosas. No se corregir¨¢n, sin duda, si antes no se reconoce que se minti¨®. Y que fue a sabiendas. Nada cambiar¨¢ si las palabras no cambian. Y las palabras, por el momento, siguen siendo exactamente las mismas.
Ha cambiado la realidad, es cierto. Incluso ciertas actitudes, afortunadamente. Pero las palabras permanecen intactas, a modo de c¨¢rcel de la que parece imposible escapar. La prueba m¨¢s visible es la figura de esfinge de Oriol Junqueras, or¨¢culo inm¨®vil que no responde a ninguna pregunta y sigue entonando como una salmodia las envejecidas sentencias que condujeron a la d¨¦cada catalana perdida y al callej¨®n en el que estamos y del que tanto cuesta salir.
La victoria del primero de octubre, su legado y su mandato, la independencia declarada, los presos y exilados pol¨ªticos, el mayor acto de desobediencia civil de la Europa contempor¨¢nea, la violencia desenfrenada del Estado espa?ol, los millares de v¨ªctimas y represaliados, la construcci¨®n de la rep¨²blica catalana, la mayor¨ªa del 80% soberanista, el bloque del 155 o las presiones de la corona sobre las empresas catalanas... pertenecen al repertorio verbal y a las fantas¨ªas de la postrera etapa del Proc¨¦s, cuando el independentismo intenta salvar con palabras falsificadoras o directamente mentirosas su estrepitoso fracaso y sus insalvables y crecientes divisiones.
Ven¨ªan precedidas por otras palabras igualmente falaces, ahora enterradas bajo la hojarasca de la ret¨®rica m¨¢s reciente: el derecho a decidir, la unilateralidad, el refer¨¦ndum con garant¨ªas, la autodeterminaci¨®n reconocida por Naciones Unidas, la mirada admirada y el asombro del mundo¡ Todo en direcci¨®n a la palabra m¨¢s encantadora y pura, pero al final tambi¨¦n la m¨¢s embustera, la de una independencia que nadie sab¨ªa entonces ni sabe ahora qu¨¦ es, ni c¨®mo se alcanza, ni tan s¨®lo como explicarla.
Dif¨ªcil ser¨¢ convencer a nadie con tal persistencia verbal. Ni ampliar la base, ni resta?ar las heridas, ni recuperar el consenso civil en una sociedad catalana dividida. Al contrario, estas palabras fraudulentas ofenden a quienes las denunciaron y combatieron y todav¨ªa m¨¢s a quienes las creyeron y actuaron en consecuencia. Alguna raz¨®n hay que reconocer a Oriol Junqueras cuando se?ala que ¡°el Partit dels Socialistes de Catalunya tiene un largo camino si quiere reconciliarse con la sociedad catalana¡±, pero m¨¢s largo y dificultoso es el camino que tiene ante s¨ª Esquerra Republicana, con el propio Junqueras al frente, no tan solo para reconciliarse con la entera sociedad catalana, sino sobre todo para deshacer la palabrer¨ªa enga?osa en la que sigue enredado y con la que sigue enredando a todos los catalanes.
¡°?Tu crees que alguien pedir¨¢ perd¨®n? ?Admitir¨¢ alguien que minti¨® y pedir¨¢ perd¨®n?¡±. Lo ha escrito Francesc Ser¨¦s, en su novela La mentida m¨¦s bonica, de la que se deduce cu¨¢nta raz¨®n le asiste en los dur¨ªsimos reproches a los partidos y a los personajes mentirosos que dirigieron el Proc¨¦s y tambi¨¦n cu¨¢n incongruente es el t¨ªtulo. ?O acaso la mentira no es siempre fea, cobarde y destructiva?
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