Sin proyecto (cre¨ªble) para el aeropuerto de El Prat
Resulta inexplicable que ninguno de los cuatro aspirantes en la igualad¨ªsima pugna por la alcald¨ªa tenga un discurso fuerte y cre¨ªble sobre el aeropuerto
El regreso del debate sobre la ampliaci¨®n del aeropuerto del Prat a ra¨ªz del pacto de presupuestos entre ERC y PSC ha encontrado en la propuesta de construir una pista sobre el mar impulsada por un grupo de particulares aquello tan poderoso de las im¨¢genes memorables. Al margen de las cuestiones t¨¦cnicas de todos los proyectos que se discutir¨¢n y que ya sabemos que no es su competencia, que el aeropuerto vuelva al centro ayuda a resaltar las contradicciones de los partidos en la carrera por la alcald¨ªa.
La paradoja (y la gracia) del aeropuerto es que significa turismo ¡®low cost¡¯ y, al mismo tiempo, todo lo que deber¨ªa salvarnos de ¨¦l. Por un lado, en todos los aviones del mundo viajan m¨¢s turistas que cient¨ªficos, artistas y empresarios. Por el otro, Barcelona necesita una pista de m¨¢s de 3.400 metros plenamente operativa para conectar con el Pac¨ªfico, el lugar del mundo donde se encuentran los pa¨ªses emergentes y de los sectores m¨¢s innovadores de la econom¨ªa que son, precisamente, el tipo de conexiones imprescindibles para que la capital transforme su modelo productivo en una direcci¨®n m¨¢s rica y sostenible que el sol y playa.
Por eso resulta inexplicable que ninguno de los cuatro aspirantes en la igualad¨ªsima pugna por la alcald¨ªa tenga un discurso fuerte y cre¨ªble sobre el aeropuerto. Por empezar por la gran esperanza de las ¨¦lites que encabeza las encuestas, Xavier Trias se ha entregado absurdamente a un discurso neodesarrollista de trabajos de cantidad sin calidad, y no puede parar de enviar se?ales a los poderes tur¨ªsticos de la ciudad que les pondr¨¢ las cosas f¨¢ciles, es decir, baratas. Si vamos a la temible archinemiga, Ada Colau, a pesar de la econom¨ªa del conocimiento deber¨ªa servir el modelo id¨®neo para la ideolog¨ªa de los comunes, la filosof¨ªa decrecentista pesa lo suficiente para que la alcaldesa se oponga a cualquier ampliaci¨®n.
Evidentemente esto deber¨ªa dejar a los grupos que han quedado en el centro en la posici¨®n id¨®nea para enarbolar la bandera de las s¨ªntesis m¨¢gicas entre extremos, ese dulce punto medio que se vende tan bien como lo mejor de dos mundos al mismo tiempo. Pero resulta que el sucursalismo del PSC lo convierte en un partido con una credibilidad nula para luchar por los intereses catalanes cuando ¨¦stos entren en conflicto con el centralismo madrile?o, que es especialmente escandaloso en lo aeroportuario, y la incapacidad de Ernest Maragall para articular ninguna postura definida sobre nada tal y como se ha visto en cuatro a?os de oposici¨®n que han desaparecido como l¨¢grimas bajo la lluvia, hace que los republicanos s¨®lo conjuren titubeos en el imaginario de los votantes.
La an¨¦cdota que mejor resume el debate sobre el aeropuerto es cuando Yolanda D¨ªaz vino a presentar su plataforma en Catalu?a y aprovech¨® para manifestar su rechazo a la ampliaci¨®n de El Prat en nombre de la ecolog¨ªa mientras poco despu¨¦s firmaba en¨¦sima ampliaci¨®n de Barajas. La demanda de una pista de 3.400 metros como un activo imprescindible por la apuesta que Barcelona est¨¢ haciendo con la econom¨ªa de la innovaci¨®n, ligada a un proyecto de medidas de control de mercado para huir del turismo low cost y paliar la gentrificaci¨®n, sumada a una estrategia nacional para luchar contra el centralismo con el que Madrid propulsa sus comunicaciones y castra las de Barcelona, deber¨ªa coser un proyecto tan despolitizable como la necesidad de reducir emisiones, aumentar el transporte p¨²blico o perseguir los fondos buitre. Que ning¨²n actor pueda defenderla con credibilidad es exasperante.
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