La buena estrella de Laura Borr¨¤s se apaga
El juicio contra ella, que define como un caso de ¡®lawfare¡¯, dif¨ªcilmente encaja con la guerra judicial: ha sido demoledor
¡°Cierro el par¨¦ntesis¡±. Con estas palabras ha anunciado Laura Borr¨¤s que vuelve a la actividad pol¨ªtica como presidenta de Junts per Catalunya despu¨¦s de apartarse temporalmente para centrarse en el juicio que se ha seguido contra ella por corrupci¨®n. Durante toda la instrucci¨®n, la estrategia de defensa de Borr¨¤s ha sido presentarse como v¨ªctima de una persecuci¨®n judicial por razones pol¨ªticas. En la ¨²ltima parte de la vista oral ha insistido en que el suyo era un caso de lawfare. Tanta insistencia en esa palabra no es casual. Lawfare significa hacer la guerra contra un adversario pol¨ªtico utilizando querellas falsas o instrumentalizando las leyes o la justicia. La guerra judicial puede adoptar m¨²ltiples formas, pero dif¨ªcilmente encaja con lo que le ha ocurrido a Borr¨¤s.
Lawfare son las acusaciones falsas que llevaron al encarcelamiento de Lula da Silva o a la destituci¨®n de Dilma Rousseff en Brasil; lawfare son las causas judiciales contra Podemos instigadas por la c¨²pula de Interior bajo el mandato del ministro Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz; o los falsos informes policiales sobre supuestas cuentas en Suiza de Xavier Trias o Artur Mas; o las 13 querellas que se han presentado contra la alcaldesa Ada Colau, de las cuales 11 ya han sido sobrese¨ªdas, como explica Josep Maria Montaner en un ¨²ltimo libro, Lawfare urbano (Icaria).
El lawfare busca causar un da?o reputacional y erosionar el liderazgo de los pol¨ªticos atacados. Aunque los promotores de estas querellas saben que carecen de fundamento jur¨ªdico, cumplen con el prop¨®sito de amedrentar al pol¨ªtico se?alado, hacerle gastar energ¨ªa para defenderse y crear dudas sobre su honorabilidad. El problema de Laura Borr¨¤s es que, pese a sus intentos de confundir, el juicio ha sido demoledor.
Los testimonios y las pruebas aportadas mostraban que no solo vulner¨® la normativa para trocear los contratos y poder adjudicar servicios por valor de 335.000 euros a su amigo sin convocar concurso p¨²blico, sino que se falsearon ofertas de proveedores inexistentes para crear apariencia de concurrencia. Y la investigaci¨®n judicial no se inici¨® por una maquinaci¨®n de los poderes del Estado, sino por una casualidad: el error de una funcionaria de Correos, que se equivoc¨® a la hora de depositar un sobre que conten¨ªa billetes falsos enviado por Isa¨ªas Herrero. La mujer que por error recibi¨® el sobre lo denunci¨® a los Mossos d¡¯Esquadra y, al tirar del hilo, se toparon con unos correos entre Herrero y Borr¨¤s en los que se detallaba c¨®mo iban a ama?ar los contratos.
Laura Borras intent¨® sin ¨¦xito modificar el Reglamento del Parlament para evitar ser apartada del cargo de presidenta al ser imputada por corrupci¨®n. En cambio s¨ª logr¨® introducir una modificaci¨®n en los estatutos internos de Junts per Catalunya para a?adir una excepci¨®n a la regla general de apartar a los dirigentes condenados por corrupci¨®n: la de que sean v¨ªctimas de un caso de lawfare, lo que le permitir¨ªa seguir siendo presidenta de Junts aunque fuera condenada e inhabilitada. Pero puede que no le sirva. Apenas 200 personas acudieron a apoyarla el primer d¨ªa del juicio y lo acab¨® en la mayor soledad. La buena estrella de Laura Borr¨¤s se est¨¢ apagando, ya no es un activo electoral y sus compa?eros de partido buscan nuevos liderazgos.
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