ERC y Junts pugnan en la Catalu?a interior por la hegemon¨ªa independentista con el PSC en cabeza en el ¨¢rea metropolitana
Las malas expectativas de Ciudadanos dan aire a socialistas, PP y Vox
Hay un contencioso pol¨ªtico que sigue sin resolverse en Catalu?a y que tendr¨¢ una nueva vistilla este 28-M: la pugna por la hegemon¨ªa independentista entre Esquerra y Junts. Es verdad que en las elecciones locales pesan m¨¢s los asuntos cotidianos que la pol¨ªtica nacional pero, en el fondo, ambos aspectos son inseparables. De ah¨ª que en el seno tanto de republicanos como de los liderados por el binomio Borr¨¤s - Turull tambi¨¦n se viva la carrera que hoy comienza como otra prueba del algod¨®n para sus estrategias de di¨¢logo con el Gobierno y de confrontaci¨®n total. Aunque el resultado en el ¨¢rea metropolitana sea clave para ERC, la batalla con Junts se centrar¨¢ especialmente en las zonas interiores. Tambi¨¦n ser¨¢ clave qui¨¦n lograr¨¢ apropiarse de los votantes de Ciudadanos, a quienes las encuestas dejan fuera. PSC, PP y Vox parecen ser el destino de esos sufragios.
La competici¨®n entre Junts y ERC ya ha tenido una previa y los de Oriol Junqueras se ha llevado la palma. Los republicanos, con 804 listas electorales, son el partido con m¨¢s candidaturas proclamadas en las cuatro demarcaciones catalanas. Junts, que siempre hab¨ªa ocupado el primer sitio, se ha quedado en el segundo, con 728. ERC ha podido presentarse casi sin problemas en todas las capitales de comarca, mientras que sus competidores se han quedado sin lograr llegar a su objetivo de presentarse en 800 municipios. Los socialistas, por su parte, presentaron un 17% m¨¢s de listas que en 2019, con un total de 715.
Un factor in¨¦dito es que, por primera vez en democracia, el Ejecutivo catal¨¢n es monocolor, capitalizado por ERC. El 28-M es visto por los exsocios de Govern, de Junts, como una oportunidad de sacarse la espina tras el divorcio de octubre pasado. Pero ambos, junto con el PSC, quieren rivalizar por qu¨¦ partido es cre¨ªble como mejor gestor y de ah¨ª que la precampa?a haya estado marcada por el ataque (y defensa) de la obra de Govern (y de Gobierno) en temas como la atenci¨®n a la sequ¨ªa o el fiasco de las oposiciones de la Generalitat. Y, en clave independentista, de c¨®mo la relaci¨®n con Madrid (colaboraci¨®n o claudicaci¨®n, seg¨²n de con qui¨¦n se hable) condiciona el buen funcionamiento de servicios como Rodalies.
Precisamente, el pasado domingo, a ra¨ªz del caos ferroviario, el secretario general de Junts, Jordi Turull, critic¨® a ERC por ¡°desentenderse de la unidad y pon¨¦rselo f¨¢cil al que genera el problema, que es el Gobierno¡±. Se trata de un discurso que, sin embargo, tiene sordina en seg¨²n que sitios. Xavier Trias, candidato de Barcelona, no ha puesto el ataque al Gobierno que lidera Pere Aragon¨¨s en el centro de su discurso. En sitios con m¨¢s ascendencia secesionista, como Girona, los republicanos s¨ª est¨¢n en la diana constante. Aparte de la capital catalana, los de Carles Puigdemont esperan poder mantener la vara de alcalde que hasta ahora ha ostentado Marta Madrenas.
Una cosa son las listas y otra son los resultados. Esquerra aspira a revalidar la victoria en votos (822.107, el 23%) y n¨²mero de concejales electos (3.114) que tuvo en 2019. Se trata de unas cifras muy buenas si se comparan con las de los comicios de 2015 (510.080 votos y 2.380 ediles), donde ya se hab¨ªa recuperado de la debacle post tripartido. Pero incluso con una remontada tan grande, en las pasadas elecciones fueron los neoconvergentes los que lograron m¨¢s alcald¨ªas (369 contra las 359 republicanas), la mayor¨ªa de ellos en peque?os municipios del interior.
En Junts se encomiendan a que un buen resultado en la capital catalana les permita decantar esta vez la balanza a su favor. En las pasadas municipales, los neconvergentes (557.303 sufragios y 2.798 concejales) se vieron relegados a un tercer puesto en porcentaje de voto tras ERC y el PSC (en segundo lugar, con 768.478 votos y 87 alcaldes, pero en grandes poblaciones). El propio Turull, tras conocerse las candidaturas proclamadas, intent¨® poner en valor que tras el bache de la anterior contienda lograban de nuevo presentar listas en los 36 municipios del ¨¢rea metropolitana de Barcelona.
La competencia entre ambas formaciones tendr¨¢ tres plazas de especial inter¨¦s. Las encuestas le son poco halag¨¹e?as a los republicanos en Lleida y Tarragona, dos alcald¨ªas que los republicanos buscaban tras a?os de dominio socialista y que hab¨ªan logrado coronar. Esto tambi¨¦n les hab¨ªa dado la llave para el gobierno provincial de ambos territorios. El PSC, pero tambi¨¦n Junts, creen que es posible que haya un cambio de colores, algo que ser¨ªa un golpe en el discurso de ERC sobre c¨®mo los ciudadanos han notado la ¡°gobernanza republicana¡±.
El otro escenario caliente ser¨¢ el ¨¢rea metropolitana, que centra la estrategia personal de Junqueras de penetrar la mancha roja que ti?e el mapa. Apuestas como la de ubicar al portavoz en el Congreso, Gabriel Rufi¨¢n, en el cartel de Santa Coloma de Gramenet no van en la l¨ªnea de arrancarle una alcald¨ªa al PSC pero s¨ª de erosionar poco a poco su hegemon¨ªa. Adem¨¢s de lo que ocurra en la capital catalana, los socialistas tienen casi asegurada la hegemon¨ªa en poblaciones como L¡¯Hospitalet, Cornell¨¤, Sant Adri¨¤ o Mollet. Aunque Junts no sea rival directo de ERC, all¨ª s¨ª lo es por carambola. En la sede de los republicanos, en la calle barcelonesa de Cal¨¤bria, no dudan que habr¨¢ sociovergencia donde aritm¨¦ticamente sea posible.
Desde 2011 hasta 2019, ERC ha pasado de ser quinta a segunda fuerza en los municipios que rodean a la capital catalana. De los 62.000 conseguidos en la primera cita de ese periodo pas¨® a 292.000 hace cuatro a?os. El nubarr¨®n para los republicanos es que hay poca posibilidad de que Ernest Maragall gane en Barcelona y ven c¨®mo se aleja la meta de la alcald¨ªa de la capital. Habr¨¢ muchas lecturas la noche del 28-M y saben que Junts saltar¨¢ a vender un mal resultado de ERC como una enmienda a la totalidad de la apuesta por el di¨¢logo con el Gobierno y la gesti¨®n de Aragon¨¨s. En ERC creen que un Trias que no gane, por ejemplo, es la puntilla en los intentos de reconversi¨®n de Junts y que pesa en qu¨¦ pasar¨¢ con su presidenta, Laura Borr¨¤s.
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