Carles Vallejo, v¨ªctima de la polic¨ªa franquista: ¡°Necesito volver al lugar donde me torturaron¡±
El sindicalista, de 72 a?os, celebra que la Fiscal¨ªa acepte investigar las palizas y vejaciones que, durante tres semanas, sufri¨® en la comisar¨ªa de la Via Laietana de Barcelona
Carles Vallejo reconoce que la petici¨®n de la Fiscal¨ªa para que se investiguen las torturas de las que fue v¨ªctima durante los ¨²ltimos a?os del franquismo es ¡°un paso adelante¡±. Este veterano sindicalista de 72 a?os fue detenido en dos ocasiones y torturado en la comisar¨ªa de Via Laietana, entonces sede de la brigada pol¨ªtico-social en el coraz¨®n de Barcelona. Vallejo se ha querellado recientemente en un juzgado contra seis mandos policiales y la Fiscal¨ªa ha dado el visto bueno para que se lleve a cabo una investigaci¨®n por cr¨ªmenes contra la humanidad, al amparo de la nueva Ley de Memoria Democr¨¢tica.
¡°No renuncio a nada. Ojal¨¢ pueda llegar a una justicia punitiva. S¨¦ que es muy dif¨ªcil, de entrada porque algunos de ellos ya han muerto. Pero quiero, al menos, que los que a¨²n viven se sientan interpelados por lo que hicieron¡±, explica Vallejo sobre sus expectativas de un proceso judicial que ahora empieza a andar y que, asume, dif¨ªcilmente acabar¨¢ en una condena. Pero la investigaci¨®n judicial de las torturas durante el franquismo tiene otros fines tal vez m¨¢s relevantes, como ha recordado la Fiscal¨ªa en su escrito sobre el caso: el derecho de las v¨ªctimas a conocer la verdad y a que se repare el da?o sufrido.
Las heridas emocionales de Vallejo no se han curado. Tiene una memoria v¨ªvida de lo ocurrido durante los 20 interminables d¨ªas que pas¨® en la jefatura, pero es una memoria ¡°filtrada por un trauma¡±. Una de las cosas que ha pedido a la jueza es que le permita regresar ¡°al lugar del crimen¡±: a Via Laietana. ¡°Necesito volver al lugar donde me torturaron. Para m¨ª ser¨ªa terap¨¦utico. Estuve muchos d¨ªas encerrado, sin luz, sin saber si era de d¨ªa o de noche ni d¨®nde estaba¡±. Vallejo tambi¨¦n solicit¨®, en la querella ¡ªque instruye el Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 18 de Barcelona¡ª, acceso a los documentos relacionados con su procesamiento, y en especial a ¡°los archivos policiales¡±, en caso de que a¨²n existan.
El apoyo a las v¨ªctimas del franquismo, lamenta, ha sido casi inexistente. ¡°Nos dieron una peque?a indemnizaci¨®n por los a?os en prisi¨®n, y nos han computado ese tiempo en la Seguridad Social. Pero eso son cosas materiales. Nadie ha pensado en el sufrimiento causado ni en el trauma. ?No tenemos a¨²n ni un censo de v¨ªctimas!¡±, afirma en conversaci¨®n con EL PA?S desde su casa, en Cornell¨¤, donde pide que la jefatura superior de polic¨ªa de Via Laietana se convierta, como exigen muchas plataformas desde hace a?os, en un espacio de memoria. ¡°No hace ning¨²n favor a la polic¨ªa democr¨¢tica que siga existiendo esta comisar¨ªa, porque la sombra del dolor siempre estar¨¢ proyectada en aquel espacio¡±.
Detenido de camino a la Seat
Su motivaci¨®n para emprender un proceso penal contra seis mandos policiales ¡ªincluido el comisario jefe Vicente Juan Creix¡ª es individual, pero tambi¨¦n colectiva. ¡°Forma parte de una lucha por la verdad, la justicia y la reparaci¨®n. Muchos se han quedado en el camino y las nuevas generaciones deben saber qu¨¦ ha pasado¡±. Lo que le ocurri¨® a Vallejo comenz¨® una ma?ana de diciembre de 1970. Sal¨ªa de su casa, en el Poblenou, para ir a su trabajo en la f¨¢brica Seat cuando fue detenido por la polic¨ªa.
Vallejo, que entonces era responsable de las Comisiones Obreras clandestinas en la planta de Seat de la Zona Franca, recuerda que estaba participando en una campa?a contra el proceso de Burgos, en el que el franquismo dict¨® 17 condenas a muerte (luego conmutadas) contra personas acusadas de pertenencia a ETA. ¡°Llevaba en la mochila unas octavillas para repartir con el poema de Rafael Alberti¡±, dice sobre los versos del poeta andaluz: ¡°Si los condenas a muerte / si los matas / ellos ser¨¢n los seis clavos / de tu caja¡±. Sospecha que alguien en la empresa ¡ª¡±era una f¨¢brica pr¨¢cticamente militarizada¡±¡ª le delat¨®, pero el caso es que acab¨® arrestado y conducido a la temida comisar¨ªa de Barcelona.
¡°Hostias, patadas, insultos¡±
¡°En el coche camuflado empezaron las hostias, las patadas, los insultos. Pero entrar en Via Laietana fue como entrar en un agujero negro. Me llevaron a los calabozos subterr¨¢neos, donde solo hay una lucecilla que no se apaga nunca, y me fueron llamando para interrogarme cada 3 o 4 horas¡±. Gracias al estado de excepci¨®n dictado para apaciguar las protestas por el proceso de Burgos, la polic¨ªa tuvo al sindicalista a su merced durante 20 d¨ªas. ¡°Sufr¨ª torturas psicol¨®gicas y f¨ªsicas de todo tipo. Me golpeaban como si fuera un maniqu¨ª. Me daban golpes persistentes en las partes blandas del cuerpo. El objetivo era romper a las personas para obtener informaci¨®n. Si de paso te destru¨ªan, ya eras uno menos¡±.
Vallejo fue conducido ante el juez por asociaci¨®n y propaganda ilegal y enviado a prisi¨®n provisional. ¡°Ir a la c¨¢rcel era una liberaci¨®n, el fin de las torturas¡±, cuenta. Despu¨¦s de seis meses, qued¨® en libertad provisional. En noviembre de 1971, volvi¨® a ser detenido, esta vez solo durante tres d¨ªas, mientras se produc¨ªan movilizaciones en Seat por su liberaci¨®n. Decidi¨® que ya ten¨ªa suficiente y se march¨® al exilio, primero a Francia y despu¨¦s a Italia. No volvi¨® hasta que, tras la muerte del dictador, se aprob¨® el indulto de 1976 que perdonaba los delitos de naturaleza pol¨ªtica.
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