El dec¨¢logo del mal uso del m¨®vil: de padres a hijos
Venga el tel¨¦fono en el restaurante a ver si nos deja comer. En el restaurante, en el cochecito y donde sea. Los progenitores no siempre son un ejemplo
Mal. Todo mal. Hay un grueso de padres, o unos pocos (mejor no se?alar), que desde el principio lo hicieron mal con el tel¨¦fono m¨®vil y sus hijos. A continuaci¨®n, en pleno debate entre prohibir y educar, el dec¨¢logo de las cosas que no se deber¨ªan hacer.
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Mal. Todo mal. Hay un grueso de padres, o unos pocos (mejor no se?alar), que desde el principio lo hicieron mal con el tel¨¦fono m¨®vil y sus hijos. A continuaci¨®n, en pleno debate entre prohibir y educar, el dec¨¢logo de las cosas que no se deber¨ªan hacer.
1.- Dar el m¨®vil demasiado pronto, muy pronto, por distintos motivos. El m¨¢s com¨²n: si el ni?o va solo por la calle, as¨ª lo podr¨¦ localizar enseguida. Durante a?os, siglos, hemos ido solos sin aparatos por las calles de la ciudad. Y si pasa algo, el 99,9% de la poblaci¨®n tiene un tel¨¦fono para prestar.
2.- Matar a 300 personas cuando tienes a tu primer hijo para que NADIE le acerque una pantalla. Leerle libros desde las tres semanas. Ponerle m¨²sica cl¨¢sica. Al tercer hijo, venga el m¨®vil en el restaurante, a ver si nos deja comer. En el restaurante, en el cochecito y donde sea. Y entonces, te pasan cosas como: la ni?a de ocho a?os ve a Irene Montero en el telediario despidi¨¦ndose de Pedro S¨¢nchez y te pregunta si esa es Mar¨ªa Pombo.
3.- No firmar un contrato de uso. Un ejemplo es el de Clara, que hizo que sus hijas firmaran el documento hace ya unos a?os. Bebi¨® de las recomendaciones de los Mossos d¡¯Esquadra, de alg¨²n que otro pedagogo y, sobre todo, del sentido com¨²n. Y el resultado fue un contrato draconiano limitando las horas de conexi¨®n diaria, con la obligaci¨®n de apagarlo toda la noche y estableciendo aplicaciones a las que pueden entrar con un l¨ªmite de tiempo. El mensaje fue claro desde el principio: ¡°Estamos muy contentos de DEJARTE este m¨®vil que es NUESTRO¡±. Para los que lo necesiten, la fundaci¨®n ANAR ofrece un modelo de contrato para su buen uso.
4.- Mirar el m¨®vil mientras comes y que sea el m¨®vil lo ¨²ltimo que miras al acabar la jornada.
5.- No estudiar a fondo las aplicaciones de control parental. Y no pensar en cosas como filtrar las b¨²squedas que los menores pueden hacer en los buscadores, crear una lista blanca de sitios webs solo con las p¨¢ginas autorizadas por los responsables o listas negras con las webs vetadas, teniendo en cuenta la edad del menor, el horario de uso, el l¨ªmite de tiempo y la lista de contactos seguros. Italia ha dado un paso esta semana: obligar¨¢ a las teleoperadoras a bloquear la navegaci¨®n a ocho categor¨ªas de webs consideradas inapropiadas a todas las tarjetas SIM que tengan como titular a quien a¨²n no ha cumplido los 18 a?os. Pero hay un problema bastante grande: la mayor¨ªa de tarjetas SIM que tienen los menores de edad est¨¢n a nombre de sus padres.
6.- Esconder mal, o muy mal, el aparato cuando lo confiscas para que puedan estudiar o simplemente hacer otra cosa. O mejor, a¨²n: aburrirse. Los posibles lugares se acaban r¨¢pido: debajo del fregadero del ba?o, en el caj¨®n de los cubiertos, entre la ropa interior, en medio de los libros de la estanter¨ªa¡ Si hay una cosa clara es que ellos son m¨¢s listos que t¨².
7.- Ense?arles a relajarse en el WC leyendo con el tel¨¦fono. MAL. Las bacterias de los ba?os pueden acabar en tu pantalla f¨¢cilmente.
8.- No ense?arles a apagar el m¨®vil en el cine. Primero era una religi¨®n. Ahora es habitual que la gente los mire a media pel¨ªcula. Si suena el m¨®vil, el espectador naci¨® antes de 1980. Si entra en la sala del cine con la linterna encendida, naci¨® antes de 1975.
9.- Permitir la contaminaci¨®n ac¨²stica. No solo hablamos menos entre nosotros, sino que adem¨¢s nos asaltan los audios de los instagrams, de los tiktoks¡ taladrando el silencio familiar, si es que alguna vez existi¨® eso.
10.- No hacer m¨¢s a menudo El d¨ªa sin m¨®vil en casa. A primera hora de la ma?ana de un s¨¢bado todos los miembros de la unidad familiar entregan sus armas (tel¨¦fonos y ipads, b¨¢sicamente) que se guardan en una caja con llave. La primera hora es complicada de digerir y los habitantes deambulan por la casa sin saber muy bien qu¨¦ hacer. Hay mal rollo y alguna pelea. Pero luego parece que la cosa funciona. Si el clan llega al mediod¨ªa sin que nadie se haya lanzado a abrir la caja es claramente un ¨¦xito de d¨ªa.
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