La vida por el Bar?a
La funci¨®n y el potencial de las pe?as aspira a seguir siendo vital para los clubes de f¨²tbol
¡°Hemos salvado al Bar?a¡±. Joan Laporta acaba de llegar a tiempo de Montju?c para presidir la comida de celebraci¨®n del 50 aniversario de la Penya Barcelonista Plana de Vic. El presidente azulgrana se muestra tan categ¨®rico como sereno en su intervenci¨®n ante unos 250 comensales que atienden expectantes y abnegados despu¨¦s de una jornada que ha empezado al mediod¨ªa en el Ayuntamiento, ha pasado por la inauguraci¨®n de...
¡°Hemos salvado al Bar?a¡±. Joan Laporta acaba de llegar a tiempo de Montju?c para presidir la comida de celebraci¨®n del 50 aniversario de la Penya Barcelonista Plana de Vic. El presidente azulgrana se muestra tan categ¨®rico como sereno en su intervenci¨®n ante unos 250 comensales que atienden expectantes y abnegados despu¨¦s de una jornada que ha empezado al mediod¨ªa en el Ayuntamiento, ha pasado por la inauguraci¨®n de una exposici¨®n en el Casino y acabar¨¢ alrededor de las 20.00 horas en un espacio gastron¨®mico cercano al estadio de la UE Vic. ¡°La recuperaci¨®n econ¨®mica y deportiva no se improvisa¡±, remata Laporta.
El barcelonismo se alimenta de la moral de victoria de su presidente y de la militancia activa de los pe?istas, los seguidores m¨¢s fieles y comprometidos, como son los de la Plana de Vic. El n¨²mero de afiliados, que lleg¨® a ser de unos 1.250, ha remontado hasta los 950, despu¨¦s de que durante la pandemia descendiera a los 800, y los carnets de socio que administran van desde los 91 hasta los 67 desde que el equipo juega en Montju?c. Uno o dos autocares llegan cada partido hasta la Monta?a Ol¨ªmpica y la aspiraci¨®n es que alg¨²n d¨ªa se pueda volver a completar un tercero, como cuando presum¨ªan de su pancarta en el viejo Camp Nou.
Los pe?istas se han desplegado sin parar para que los actos previstos con motivo de su cumplea?os expresaran su amor a los colores azulgrana y su capacidad organizativa desde su creaci¨®n en noviembre de 1973. Vic ya organiz¨® la XVII Trobada Mundial de Penyes en 1993 y fue cabeza de cartel en la caravana de Basilea-79, una Recopa que desplaz¨® a m¨¢s de 35.000 seguidores, y tambi¨¦n en el viaje hacia Wembley-92, cuando el Dream Team alcanz¨® por fin la Copa de Europa. No hay mejor motor para la movilizaci¨®n social que el del ¨¦xito deportivo y Europa es esquiva al Bar?a desde la conquista de Berl¨ªn en 2015.
Hasta Hamburgo, sede de la ¨²ltima salida azulgrana en la Champions, llegaron de todas maneras 1.400 pe?istas, la mayor¨ªa de pa¨ªses como Polonia. Las pe?as resisten en momentos de una recuperaci¨®n azulgrana apuntada con la conquista de la ¨²ltima Liga. ¡°Hemos contado 26 actos durante el fin de semana¡±, subrayan desde el ¨¢rea social del Bar?a. El n¨²mero de pe?as es de unas 1.270 y el de pe?istas supera los 25.000 cuando se acaba el proceso de registro obligatorio de pe?istas y socios -algunos sostienen que no se les podr¨¢ dar de baja mientras paguen su cuota- en un intento de actualizar el censo del Bar?a.
La identificaci¨®n es imprescindible para obtener tambi¨¦n el carnet de pe?ista desde que la directiva decidi¨® en 2021 tomar el control social, sin intermediarios ni agrupaciones interpuestas, actitud que disgust¨® a la Confederaci¨®n Mundial de Pe?as. Aunque la burocratizaci¨®n y la presencialidad para cumplimentar alg¨²n tr¨¢mite pueden resultar disuasorios, los pe?istas cumplen, siempre dispuestos a demostrar su importancia y categor¨ªa por m¨¢s que a veces sean dif¨ªciles de clasificar y se discuta su raz¨®n de ser, sobre todo desde la irrupci¨®n en 1944 de la Penya Solera. La influencia que lleg¨® a tener provoc¨® un serio debate sobre el proceder de las pe?as en la d¨¦cada de los 50. As¨ª se recoge en un art¨ªculo de Manuel Ib¨¢?ez Escofet en la Revista Bar?a de 1959.
¡°Nunca hemos discrepado de los que consideran que las pe?as son necesarias (¡) Aquello que se debe precisar muy bien es su funci¨®n (¡). Si han nacido del amor ferviente por el club, su misi¨®n est¨¢ muy clara: servirle en todo aquello que ayude a su grandeza (¡). No pueden ser casinos de influencia, ni c¨ªrculos de vanidades, ni v¨ªas para creerse que son socios de categor¨ªa superior, sino pelotones de sacrificio (¡)¡±. El texto insta a las pe?as a estar presentes en los momentos de m¨¢xima dificultad de la entidad y les invita a no ser ¡°un lugar de intrigas sino hogar del barcelonismo m¨¢s puro, aut¨¦ntico y sacrificado¡±. A?os despu¨¦s, en 1978, uno de los socios m¨¢s emblem¨¢ticos de la Pe?a Solera, ser¨ªa el delantero centro de la directiva de Josep Llu¨ªs N¨²?ez: Nicolau Casaus.
La figura de Casaus, y su ascendente sobre unas pe?as que llegaron a ser consideradas como un poder f¨¢ctico, fue clave para entender la continuidad de N¨²?ez hasta 2000. El Dream Team impuls¨® la expansi¨®n del barcelonismo al igual que ya pas¨® en los cincuenta con Kubala y en los setenta con Cruyff. La situaci¨®n ha cambiado con el tiempo no solo por la precariedad del club sino por el crecimiento de una industria del f¨²tbol que tiende a priorizar el consumismo y el espect¨¢culo al estilo del deporte que se vive en los Estados Unidos. Una vez que se discute sobre el modelo de propiedad y gobernanza del Bar?a, y la figura del socio se confunde a menudo con la del cliente, resulta l¨®gico definir el papel del pe?ista respecto al del fan, cada vez m¨¢s invocado en Europa.
La cuesti¨®n es c¨®mo monetizar a los aficionados -socios, seguidores y fans- para capitalizar a los clubes que no son SAD como el Bar?a. ¡°Las pe?as pueden ser m¨¢s importantes que nunca en un nuevo escenario en el que se impone la digitalizaci¨®n y el concepto comunidad¡±, precisa el analista Marc Mench¨¦n, fundador y Ceo de 2Playbook. ¡°Aplicado al mundo empresarial, para sus clubes no dejan de ser equipos comerciales sobre el territorio y, adem¨¢s, con car¨¢cter altruista. Puntos de encuentro como el que ofrecen son muy importantes¡±, -concluye Mench¨¦n- aunque tengan que redefinir su figura sin perder su esencia ni condici¨®n de ¡°embajadas del barcelonismo abiertas al mundo, dispuestas a vivir y compartir el sentimiento barcelonista¡± -palabra del Bar?a-.
Las pe?as no pueden ser una sala de espera sino que deben apelar al ingenio para potenciar su existencia con iniciativas como las de la Pe?a Gastron¨°mica Bar?a. Los socios disfrutan de actividades tan singulares como los talleres de cocina y comidas selectivas en restaurantes de Barcelona o de la ciudad donde juegue el Bar?a. A veces no es f¨¢cil dar con los mejores puntos de encuentro para los seguidores de clubes con una gran carga simb¨®lica y fuerte implicaci¨®n social y pol¨ªtica ante las calamidades que se suceden en el mundo como la de Gaza. Alcanza con ver la divisi¨®n que sufren las pe?as locales y for¨¢neas en el Sankt Pauli por la guerra entre Israel y Hamas.
No hay que olvidar en cualquier caso que la raz¨®n de ser de las pe?as es desvivirse por su club sin esperar nada m¨¢s a cambio que la victoria de su equipo y si puede ser la visita de su presidente el d¨ªa que celebran su aniversario como ha ocurrido en Vic. El presidente, tan sol¨ªcito como pr¨®ximo, atiende una por una a las distintas mesas en las que se le espera para una fotograf¨ªa que de fe de su presencia en el 50 aniversario de la Penya Plana de Vic.
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