La revuelta de los funcionarios revela una pugna por el modelo penitenciario en Catalu?a
Tras el asesinato de la cocinera de la c¨¢rcel de Mas d¡¯Enric, los sindicatos exigen la dimisi¨®n de Amand Calder¨®, encarnaci¨®n de un sistema enfocado a la reinserci¨®n de los presos que, seg¨²n los trabajadores, ha descuidado la seguridad
Un nombre propio recorre la crisis abierta en las prisiones catalanas por la muerte, el pasado 13 de marzo, de una trabajadora a manos de un preso, un hecho in¨¦dito en la historia reciente de Espa?a: Amand Calder¨® Monfort. Los sindicatos exigen la dimisi¨®n del ...
Un nombre propio recorre la crisis abierta en las prisiones catalanas por la muerte, el pasado 13 de marzo, de una trabajadora a manos de un preso, un hecho in¨¦dito en la historia reciente de Espa?a: Amand Calder¨® Monfort. Los sindicatos exigen la dimisi¨®n del n¨²mero dos del Departamento de Justicia como condici¨®n para sentarse a negociar y poner fin a unas movilizaciones que en la ¨²ltima semana han provocado el confinamiento de miles de presos en sus celdas y que, de seguir adelante, amenazan con quebrar la fr¨¢gil paz de las c¨¢rceles. La Generalitat, en cambio, respalda a Calder¨®, el alto cargo con m¨¢s experiencia en la materia y ¡°el mejor profesional para resolver esta crisis¡±, en palabras de la consejera Gemma Ubasart. En Catalu?a hay 8.021 reclusos en los nueve centros penitenciarios de la comunidad, seg¨²n la estad¨ªstica oficial de enero, ¨²ltima disponible.
La defensa numantina de Calder¨® no tiene que ver tanto con la conveniencia de mantenerlo en el cargo a toda costa (tiene 65 a?os y las elecciones anticipadas en Catalu?a est¨¢n a la vuelta de la esquina) como con la necesidad de respaldar a un profesional que encarna como nadie el modelo penitenciario catal¨¢n, diferenciado del que ha imperado hasta hace unos a?os en el conjunto de Espa?a. Dejarlo caer ahora ser¨ªa casi como aceptar una enmienda a una forma de ver el sistema penitenciario que, desde que la Generalitat asumi¨® las competencias hace justo 40 a?os, pone el acento en la rehabilitaci¨®n y la reinserci¨®n social de los presos. Un modelo, por otra parte, al que se han acercado tanto el Ministerio del Interior, desde que Pedro S¨¢nchez lleg¨® a la presidencia, como el Gobierno vasco, que asumi¨® la competencias en octubre de 2021, con una apuesta decidida por aumentar el n¨²mero de reclusos que cumplen sus condenas en tercer grado o semilibertad.
En el trasfondo de las protestas de estos d¨ªas subyace una pugna, que tambi¨¦n es ideol¨®gica, por la vigencia de ese modelo, sus l¨ªmites y su aplicaci¨®n. Los funcionarios creen que se ha llevado demasiado lejos. Las instrucciones, circulares y protocolos aprobados en los ¨²ltimos a?os por Calder¨® y su equipo, dicen, han mermado su autoridad y les han despojado de medios para afrontar situaciones violentas. ¡°Adem¨¢s de la falta de personal, nuestro gran problema son las pol¨ªticas del buenismo. Ahora todos los presos han de ser felices y estar contentos. Pero una c¨¢rcel no es un colegio, debe haber disciplina. Si una falta de respeto no es corregida, se hace m¨¢s grande, y del insulto se pasa a la agresi¨®n¡±, denuncia Francina, funcionaria de vigilancia de Mas d¡¯Enric, la c¨¢rcel de Tarragona donde Nuria L¨®pez, jefa de cocina, fue apu?alada mortalmente el 13 de marzo por un interno que cumpl¨ªa condena por el asesinato, tambi¨¦n con arma blanca, de una prostituta.
La muerte de Nuria es, para muchos de los funcionarios que estos d¨ªas se est¨¢n movilizando (al margen, incluso, de los sindicatos tradicionales), el corolario de esa escalada. ¡°Hay pol¨ªticas concretas que han sido nefastas y que han conducido a este asesinato¡±, denuncia Sandra, que forma parte del equipo de tratamiento de la c¨¢rcel de Lledoners (Barcelona), donde permanecieron los l¨ªderes independentistas condenados por el proc¨¦s. ¡°No estamos en contra del modelo, que a temporadas ha funcionado, pero s¨ª de una serie de decisiones que han disminuido la seguridad y han pervertido las normas reglamentarias¡±, agrega.
La Constituci¨®n establece que las penas privativas de libertad deben estar orientadas ¡°hacia la reeducaci¨®n y la reinserci¨®n social¡±. La ley penitenciaria espa?ola, de 1979, subraya que ese es su fin primordial, pero agrega que las instituciones penitenciarias tambi¨¦n tienen como fin ¡°la retenci¨®n y custodia¡± de los presos. Sandra, que es jurista y crimin¨®loga, cree que Catalu?a ha dejado de lado una de esas dos ¡°patas¡±, la del r¨¦gimen interior. ¡°Sin r¨¦gimen, sin seguridad, sin disciplina, no puede haber tratamiento porque no se puede garantizar la convivencia. Y sin tratamiento no hay rehabilitaci¨®n¡±.
La pol¨¦mica por la ¡°contenci¨®n cero¡±
Los sindicatos le tienen ganas a Calder¨® desde siempre por la orientaci¨®n de sus pol¨ªticas, que en su opini¨®n favorecen a los presos y van contra los intereses de los funcionarios. Como secretario de medidas penales, reinserci¨®n y atenci¨®n a la v¨ªctima, aplic¨® sanciones contundentes contra los malos tratos, instal¨® c¨¢maras de vigilancia en zonas conflictivas (como las celdas de aislamiento), impuls¨® el cumplimiento de penas en tercer grado (semilibertad) para facilitar la reinserci¨®n y promovi¨® un programa de prevenci¨®n de suicidios entre los internos. Pero hubo una decisi¨®n en particular que irrit¨® a los trabajadores: la aprobaci¨®n en 2021, bajo el mandato de Ester Capella (ERC), de una circular que pr¨¢cticamente imposibilitaba las contenciones mec¨¢nicas a los internos.
La contenci¨®n mec¨¢nica consiste en suprimir la capacidad de movimiento de un preso mediante esposas, vetas adherentes o correas de sujeci¨®n. Su eliminaci¨®n era una exigencia reiterada de las organizaciones que trabajan por los derechos de los presos. Cuando la consejera Lourdes Ciur¨® (Junts) tom¨® el mando y anunci¨® que volver¨ªa a permitir, con l¨ªmites, las contenciones, Calder¨® dimiti¨®. Pero la nueva consejera, Gemma Ubasart, sin carn¨¦ de Esquerra y nombrada por Pere Aragon¨¨s, recuper¨® en el cargo a un profesional que lleva en la sala de mandos de las prisiones en Catalu?a desde 1990.
Ese a?o, presid¨ªa la Generalitat Jordi Pujol. En el apogeo de su poder, nombr¨® m¨¢ximo responsable de Prisiones a Ignasi Garcia Clavel; que, adem¨¢s de situar de n¨²mero dos a Calder¨®, ha sido el gran arquitecto y defensor (a¨²n hoy) del modelo penitenciario. ¡°M¨¢s que un modelo propio, Catalu?a interpret¨® la ley penitenciaria, que se aprob¨® en el fragor de la transici¨®n y era progresista, en beneficio de la poblaci¨®n reclusa, lo cual no significa querer fastidiar a los funcionarios¡±, cuenta en conversaci¨®n con EL PA?S, convencido de que las protestas de estos d¨ªas est¨¢n movidas, en el fondo, por una oposici¨®n a esa visi¨®n de las c¨¢rceles.
¡°Los sindicatos deber¨ªan estar con la gente m¨¢s d¨¦bil, que es la que est¨¢ en prisi¨®n. Estoy lejos del buenismo: si un tipo ha hecho algo, debe pagar la pena. Pero la pena es la privaci¨®n de libertad, ninguna otra. Que la Constituci¨®n ponga la rehabilitaci¨®n como base no gusta a muchos¡±, lamenta Garcia Clavel, ya jubilado. Catalu?a, la ¨²nica comunidad con competencias en prisiones hasta 2021, cuando las asumi¨® tambi¨¦n el Pa¨ªs Vasco, ¡°ha intentado humanizar el sistema¡±. ¡°Apostamos por el r¨¦gimen abierto y creamos programas de rehabilitaci¨®n espec¨ªficos para ayudar al cambio de conducta de los internos, algo nada f¨¢cil, tal vez ut¨®pico en algunos casos, pero que vale la pena intentar¡±, reflexiona.
Asesinato en clima preelectoral
Garcia Clavel admite la gravedad de un suceso ¨²nico y cree que debe investigarse, como se est¨¢ haciendo, por qu¨¦ Iulian Odriste, un preso condenado por asesinato, acab¨® trabajando en la cocina, con acceso a cuchillos. Niega, sin embargo, que m¨¢s coerci¨®n traiga mejoras. ¡°Los trabajadores reclaman sprays. Se equivocan. La autoridad se gana de otra manera. Eso no significa que haya que ser ingenuos, hay que vigilar siempre¡±, dice el ex alto cargo, consciente tambi¨¦n de que el ¡°perfil¡± de recluso es ahora m¨¢s proclive a la violencia y que los problemas mentales campan en prisi¨®n. Justicia admite, como denuncian los sindicatos, que las agresiones han aumentado en prisi¨®n, pero subraya que ha hecho esfuerzos para incorporar a nuevos profesionales y que la seguridad tambi¨¦n es una prioridad.
Los bloqueos que se sucedieron en las c¨¢rceles catalanas durante tres jornadas pusieron en aprietos a un Govern en retirada, con las maletas hechas, m¨¢s pendiente ya de la contienda electoral del 12 de mayo. El confinamiento de hasta 5.000 presos en sus celdas supuso tambi¨¦n un riesgo de quebrar la convivencia en las prisiones. Los funcionarios han puesto fin, por ahora, a esos bloqueos, pero los sindicatos se niegan a sentarse a negociar con Justicia hasta que haya dimisiones. El Ejecutivo de Aragon¨¨s, que afront¨® con tibieza al principio pero se vio obligado a reaccionar con m¨¢s ¨ªmpetu ante la magnitud de la crisis, se niega a concederlas y defiende a ultranza un modelo penitenciario que ni un hecho excepcional, como el asesinato de Nuria, debe poner en cuesti¨®n.
¡°Los resultados del modelo son razonablemente buenos: ocho de cada diez personas que pasan por prisi¨®n no vuelven a entrar¡±, asegura Ubasart, convencida de que la ¡°evidencia cient¨ªfica¡± est¨¢ de su lado porque, cuanta m¨¢s rehabilitaci¨®n, menos probable es que se cometan delitos en el futuro y que haya nuevas v¨ªctimas. En su comparecencia ante el Parlament, el jueves, la consejera afirm¨® que, en 40 a?os, el modelo no ha sido ¡°objeto de excesivas disputas partidistas¡±, algo que tambi¨¦n parece haber cambiado ahora. Partidos como PP, Ciudadanos y Vox le reprocharon que, por mucho que sirva a los internos, un modelo que no contiene la violencia en las prisiones no funciona.
Si los trabajadores, agrupados en la plataforma Camisetas Negras, retoman los bloqueos, la situaci¨®n para el Ejecutivo de Aragon¨¨s, a escasas semanas de los comicios, puede volverse insostenible. Garc¨ªa Clavel recuerda que ¨¦l mismo fue destituido por el president en 1999, cuando miembros del Gobierno empezaron a acusarle, como a Calder¨® ahora, de trabajar ¡°demasiado a favor del preso¡±. ¡°Pujol ya lo dec¨ªa: las prisiones no dan votos, pero pueden quitarlos¡±.
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