Tensi¨®n en las c¨¢rceles catalanas
El pulso de los trabajadores a la Generalitat tras la muerte de una cocinera revela una realidad muy dura que exige respuestas efectivas
Los funcionarios de prisiones catalanes han impulsado protestas sin precedentes ante un hecho que tampoco tiene precedentes en la historia reciente de Espa?a: la muerte de un trabajador penitenciario a manos de un interno. El asesinato de Nuria L¨®pez, cocinera en la c¨¢rcel de Mas d¡¯Enric (Tarragona), ha desatado la ira contenida de unos trabajadores que llevan meses alertando sobre la creciente sensaci¨®n de inseguridad en los centros penitenciarios. Una sensaci¨®n que se compadece con la realidad, pues las agresiones han ido en aumento en los ¨²ltimos a?os, en parte como consecuencia de los efectos en la salud mental de los internos del confinamiento al que oblig¨® la covid.
Cuatro a?os despu¨¦s de la pandemia, miles de presos han vuelto a experimentar estos d¨ªas aquel confinamiento forzoso. El bloqueo de los accesos a las c¨¢rceles catalanas ha obligado a encerrarlos en sus celdas por falta de personal para garantizar la seguridad de todos. Una situaci¨®n insostenible en el tiempo, que pone en peligro no solo la convivencia en las c¨¢rceles, sino tambi¨¦n los derechos de los internos y sus oportunidades de reinserci¨®n. Los trabajadores dieron ayer una tregua, pero no descartan volver a las protestas.
La Generalitat tiene la competencia exclusiva de las c¨¢rceles y la situaci¨®n cogi¨® por sorpresa a un Govern en retirada ¡ªm¨¢s pendiente del adelanto electoral que de la gesti¨®n p¨²blica¡ª. La reacci¨®n inicial mostr¨® desajustes evidentes entre Justicia, que exig¨ªa efectivos policiales para evitar los bloqueos, e Interior, que en los primeros compases se puso de perfil y solo el viernes evit¨® las acciones de los funcionarios que hab¨ªan obligado a encerrar a los presos en sus celdas en una c¨¢rcel, la de Quatre Camins. Sin carn¨¦ de partido, la consejera de Justicia, Gemma Ubasart, parec¨ªa navegar en solitario ante un conflicto que pone contra las cuerdas a Esquerra Republicana a menos de dos meses de las elecciones auton¨®micas. La demostraci¨®n de fuerza de los funcionarios de prisiones es un pulso que no ha zanjado con ¨¦xito una crisis que puede poner al rojo vivo las c¨¢rceles catalanas.
Los funcionarios de prisiones se han organizado a trav¨¦s de un movimiento que trasciende a los sindicatos tradicionales, que, sin embargo, siguen siendo los representantes legales de los trabajadores y parte esencial para resolver el conflicto. Su rechazo a sentarse en la mesa de negociaci¨®n con Justicia es un error clamoroso. Sobre todo cuando la consejera Ubasart ha lanzado reiteradas ofertas de di¨¢logo. Los sindicatos piden como condici¨®n para hablar la dimisi¨®n de un alto cargo de Justicia, Amand Calder¨®, que personifica el modelo penitenciario catal¨¢n, caracterizado por su ¨¦nfasis en las pol¨ªticas de rehabilitaci¨®n y reinserci¨®n. Lo que en el fondo se est¨¢ discutiendo es el alcance y l¨ªmites de ese modelo. Los funcionarios sostienen que los protocolos e instrucciones, cada vez m¨¢s restrictivos para desarrollar su trabajo, les han llevado a perder autoridad ante los presos, que se sienten empoderados para realizar acciones cada vez m¨¢s violentas.
Ese camino es el que, seg¨²n muchos de ellos, ha llevado al asesinato de Nuria. El Govern tiene que escuchar a un sector lastrado por una evidente falta de personal que trabaja con una realidad compleja y dif¨ªcil, la de las prisiones, que a menudo permanece oculta a la opini¨®n p¨²blica. Pero de la misma forma que tiene que escuchar unas reivindicaciones laborales leg¨ªtimas, ni la Generalitat ni ninguna otra Administraci¨®n puede renunciar a las pol¨ªticas de reinserci¨®n de presos.
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