Los clubes se quejan mientras florece la marca Barcelona
A falta de deporte universitario -como en Am¨¦rica-, la suerte de los clubes est¨¢ en manos de pioneros como Puig
Nunca hab¨ªa visto llorar a Guillermo Amor. Aquel jugador tan comedido, futbolista de equipo por excelencia que hu¨ªa del protagonismo incluso en jornadas tan memorables como aquella en la que sustituy¨® a Maradona en la inauguraci¨®n del Miniestadi (1982), no paraba de sollozar cada vez que intentaba evocar la figura de Jaume Amat en el acto de presentaci¨®n del libro Fent Futbol, fent Bar?a. El excapit¨¢n azulgrana se entrecortaba, tomaba aire mientras el p¨²blico aplaud¨ªa y se volv¨ªa a vencer en el estrado del Auditorio 1899.
Hay emociones imposibles de controlar, sobre todo aquellas que nos devuelven a la infancia, y Amor jam¨¢s olvidar¨¢ la carta que Amat, fundador e ide¨®logo de La Masia (1979) fallecido en mayo de 2023, dirigi¨® a sus padres para que accedieran al ingreso de su hijo en la reci¨¦n creada residencia de las promesas del FC Barcelona. A sus 56 a?os, las l¨¢grimas de Amor en el momento de dar vida a las memorias futbol¨ªsticas de Amat, fueron seguramente muy parecidas al desconsuelo vivido a los 12, cuando dej¨® Benidorm para ser futbolista del Bar?a.
La obra de Amat tiene plena vigencia porque la Masia, hoy convertida en el Centro de Formaci¨®n Oriol Tort, es el mayor sustento del endeudado Bar?a. Vive el club del icono de su cantera y de la competitividad de las secciones abrigadas por la fuerza del Palau Blaugrana. Aunque el Bar?a ha sido acusado de fagocitar el polideportivo de Catalu?a, el aficionado del pa¨ªs todav¨ªa asocia el baloncesto a Badalona; el balonmano a Granollers, el rugbi a Sant Boi; el hockey hierba a Terrassa; la nataci¨®n y el waterpolo al Sabadell y a los clubes de Barcelona; el b¨¦isbol a Viladecans o el hockey patines a Reus, Voltreg¨¤, Igualada o Sant Sadurn¨ª d¡¯Anoia. Hay 10.984 clubes en Catalu?a, un pa¨ªs marcado por el asociacionismo y el car¨¢cter emprendedor, abrazado al deporte desde sus inicios, a partir de mediados del siglo XIX, cuando se le vinculaba a la modernidad, al progreso, al esp¨ªritu liberal y a la europeizaci¨®n; expandido a partir de la v¨ªa industrial y el inter¨¦s por el ocio; y encumbrado en los Juegos de Barcelona-1992. Aquel era el cuarto intento de una ciudad protagonista de dos exposiciones universales: 1888 y 1929. La marca Barcelona, muy unida deportivamente al agua, ha recuperado su impacto con la F¨®rmula 1, la Copa del Am¨¦rica de vela, el Mundial de f¨²tbol y el Tour.
La organizaci¨®n de la mayor¨ªa de los acontecimientos deportivos, y especialmente la incidencia que tienen en la transformaci¨®n urban¨ªstica de las ciudades sede, siempre gener¨® un amplio debate ciudadano, como ya es sabido en Barcelona. El ¨²ltimo ejemplo ha sido la expectaci¨®n causada por el road show del Passeig de Gr¨¤cia en v¨ªsperas de la carrera de Montmel¨®. Unas 38.000 personas acudieron a una cita que aliment¨® la controversia sobre los l¨ªmites del turismo -y tambi¨¦n respecto al civismo y la sostenibilidad- en Barcelona. El protagonista fue a fin de cuentas el espectador no necesariamente aficionado a la F¨®rmula 1.
Hoy se habla m¨¢s de fans y consumidores que de aficionados y seguidores como se ve en Montju?c con el Bar?a. La pol¨ªtica deportiva -y por supuesto la de la administraci¨®n- est¨¢ condicionada por las audiencias de la misma manera que la continuidad de muchos clubes depende de su capacidad para compatibilizar la presi¨®n social -el abonado pide invertir m¨¢s en el ocio para su propio disfrute-, y la competitiva -demanda recursos humanos y econ¨®micos para dar vuelo a la disciplina deportiva que justifica la raz¨®n de ser de la entidad, una convivencia muy visible en los clubes de nataci¨®n y waterpolo de Barcelona.
La profesionalizaci¨®n se ha impuesto al voluntarismo y las exigencias de los organismos tutelares y de control -tambi¨¦n las fiscales- exigen una organizaci¨®n cada vez m¨¢s empresarial, hasta el extremo que funcionar de forma aut¨®noma se ha convertido en una heroicidad para varios clubes, que en muchos casos, adem¨¢s, est¨¢n pendientes de las subvenciones o concesiones del ayuntamiento de la ciudad, de la Diputaci¨®n o la Generalitat. Ante un marco tan complicado, disuasorio a t¨ªtulo individual, se impone el agrupamiento y las soluciones comunes, ninguna tan ingeniosa como la de M¨¦s Vic, m¨¦s c¨ªvic. L¡¯Esport a Vic ¨¦s SiVic.
El proyecto agrupa de salida a 2.168 deportistas y 245 entrenadores de 12 entidades: B¨¤squet Vic, Atl¨¨tic Vic, Handbol Vic, Fundaci¨® UE Vic, Futsal Vic, Vic V¨°lei Call¨ªs, Club CAR, Vic Tennis Taula, Vic Hoquei Club, Beisbol i Softbol Vic, Vertical Vic i Uni¨® Esportiva Vic. La voluntad es ampliar el grupo a cuantas entidades quieran participar de una estrategia conjunta basada en los conceptos de identidad, participaci¨®n, gobernanza y educaci¨®n y cuyo motor ser¨¢ el de fomentar el civismo, la cohesi¨®n social y el sentido de pertenencia a Vic -los deportistas como embajadores de la ciudad- y, por tanto, la promoci¨®n de la marca Vic.
SiVic plantea un doble ejercicio: pensar en clave de ciudad a la hora de tomar decisiones y actuar como un solo club polideportivo en los ¨¢mbitos de gesti¨®n que sean posibles, sin que ninguno pierda su autonom¨ªa, a fin de incidir en la definici¨®n de la pol¨ªtica deportiva de Vic. No se trata de suplantar al ayuntamiento como administrador sino de convertirse en un interlocutor necesario por la solidez y eficacia de una obra que comparte estrategias y se capitaliza mejor en asuntos como el de patrocinio, equipajes o infraestructuras -la afluencia fue masiva en el ¨²ltimo partido de baloncesto y en el de ascenso a la OK Liga.
La iniciativa particular y la imaginaci¨®n se presentan como la salida m¨¢s oportuna para acabar con la inanici¨®n o romper con la inercia negativa y atacar la crisis econ¨®mica y de valores que amenaza a los clubes, la fuerza motriz del deporte y s¨ªmbolo del tejido asociativo catal¨¢n que posibilitaron ¨¦xitos como los Juegos. As¨ª que veo en la cara de Ignasi Puig, promotor de SiVic y un hombre de ciudad y de pa¨ªs que se inspira en figuras como la de Amat -y la Masia- la misma emoci¨®n que descubr¨ª en las l¨¢grimas de Amor. A falta de deporte universitario -como en Am¨¦rica-, la suerte de los clubs est¨¢ en manos de pioneros como Puig.
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