Un violinista en la ventana ¡°indiscreta¡± de un hotel de Barcelona
Un m¨²sico responde a los mensajes en un papel pegados desde un cristal del otro lado de la calle y cuenta su historia
Conocer a alguien de ventana a ventana es apasionante. Si encima es desde la redacci¨®n de un peri¨®dico a la ventana de un hotel, todav¨ªa m¨¢s. Y la guinda es cuando pegas en el cristal un papel con tu n¨²mero de tel¨¦fono y la persona, desde el cuarto piso del otro lado de la calle, lo logra leer y te llama. Hay esperanza. La historia de esta cr¨®nica empieza el d¨ªa en que se inaugur¨® un hotel frente a nuestra redacci¨®n, la de EL PA?S en Barcelona. Durante semanas, meses, a?os, hemos visto en sus ventanas escenas de los m¨¢s costumbristas, incluso demasiado costumbristas. Porque a diferencia de lo que piensas cuando est¨¢s en un hotel, si no corres la cortina te ven. Y as¨ª uno se acostumbra a vivir y trabajar con la vida de los hu¨¦spedes del hotel que van pasando, sobre todo esas secciones pegadas a la ventana, como la de Jessica Mouzo, redactora de Salud. Ella es notaria de muchas historias, siempre las irradia, para que todos sepamos qu¨¦ est¨¢ pasando.
Todo cambi¨® el pasado martes por la tarde. Sin comer y con un dolor de muela terrible, sin saber si seguir trabajando o volar con la moto para recoger a la peque?a del cole, la escena me fascin¨®. No solo a m¨ª, sino a otros miembros que rondaban por la redacci¨®n. En la ventana de enfrente un violinista tocaba apasionadamente su instrumento como si estuviera actuando para nosotros. Toqu¨¦ con fuerza varias veces el cristal, sonido que evidentemente no escuch¨®. Massimiliano Minocri le hizo varias fotos. Robadas. Y, entonces, decid¨ª ponerle el n¨²mero de tel¨¦fono en un papel. Lo vio. Y llam¨®. Nuestro protagonista no dud¨® un segundo. ¡°Hola, ?c¨®mo est¨¢s? Vaya coincidencia¡±. Arranca y se le nota ganas de explicarse. ¡°Soy Francisco Fullana, violinista originalmente de Palma de Mallorca. A los 16 a?os me fui a Estados Unidos a estudiar a Juilliard School de Nueva York. Ahora tengo 34. Los conciertos me llevan por todo el mundo, el 70% en Estados Unidos pero tambi¨¦n he actuado en Alemania, Espa?a, Jap¨®n, estuve en el L¨ªbano en diciembre. Tengo mucha suerte¡±. Est¨¢ en Barcelona para tocar. Lo googleo mientras lo escucho: ¡°Embarcados en brillantes carreras solistas, Alba Ventura y Francisco Fullana forman un interesante d¨²o en el que se combinan personalidades ¨²nicas capaces de fusionar intensidad expresiva y virtuosismo. Su ¨¢lbum se llama Spanish Light¡±, esta semana en el Auditori de Barcelona.
Prosigue con su historia: hijo ¨²nico que empez¨® a tocar el viol¨ªn como una extraescolar, ¡°pero nos dimos cuenta de que era algo que me iba muy bien y cuando hice 11 a?os mis padres se mudaron a Madrid para que estudiara con un profesor muy bueno. A los 16 me fui a Estados Unidos y ellos se volvieron a Mallorca. Mi vida es itinerante, vivo mucho en hoteles. Desde 2022 met¨ª las cosas en un trastero de alquiler y decid¨ª que con tanto concierto no ten¨ªa sentido tener un apartamento¡±. Ahora ya tiene residencia fija en Nueva York. ¡°Tengo que seguir el ritmo, practicar, estoy preparando conciertos para el a?o que viene¡±. Dice que una parte bonita de su trabajo es no saber con qu¨¦ p¨²blico te vas a encontrar. ¡°Los encuentros inesperados de la vida son una de las partes m¨¢s bonitas de mi trabajo. Nunca sabes... con que ventana te vas comunicar, como ha pasado hoy. Por eso, cuando te he visto saludando, es el tipo de oportunidades, de conexiones humanas que me encantan. Me ha pasado en otros momentos, estuve en Jap¨®n hace un par de a?os, justo despu¨¦s de la covid, tocaba en Kioto, buscaba un restaurante, estaba cerrado, me met¨ª en un bar y empec¨¦ a gesticular con mis vecinos de la barra y acabamos cantando en el karaoke y me ense?aron un mont¨®n de sitios de la ciudad. No s¨¦ ni sus nombres ni los he vuelto a ver, pero fue una de las noches m¨¢s memorables que he tenido en mucho tiempo¡±.
Fullana practica en esta habitaci¨®n de hotel con un viol¨ªn Guarneri de 1735, solo hay 118 en el mundo. Y ahora est¨¢ aqu¨ª en Barcelona. Volver¨¢ el 28 de julio a tocar en el Palau de la M¨²sica. El m¨²sico interrumpe su concierto. Se dirige a la puerta porque han picado. Es el servicio de habitaciones con un plato de fruta. Todo bien. ¡°Cuando llaman a la puerta, me pongo a la defensiva. De vez en cuando, muy de vez en cuando, en Espa?a nunca, est¨¢ el vecino que duerme y por muy bien que suene el viol¨ªn, no lo quiere escuchar¡±.
Si esta cr¨®nica fuera un guion de Hollywood, el violinista saldr¨ªa del campo de visi¨®n para reaparecer en la redacci¨®n y hacer gala de su instrumento en una velada memorable. Pero la magia ya solo existe en la pantalla. A la ma?ana siguiente, a unos metros de la ventana del violinista, otro cliente, un se?or tapado con una toalla insuficiente, se mostraba al mundo a trav¨¦s del cristal. A este ya no le pusimos ning¨²n tel¨¦fono en un papel.