La exhumaci¨®n de la Jefa
El PP busca perdonarse a s¨ª mismo por haber dejado en la estacada a Rita Barber¨¢ cuando las cosas se pusieron feas (judicialmente di¨¢fanas) para la exalcaldesa de Valencia
La coalici¨®n que gobierna el Ayuntamiento de Valencia, Comprom¨ªs y PSPV, ha rechazado estos d¨ªas la propuesta del PP de nombrar a Rita Barber¨¢ alcaldesa honoraria de la ciudad, una distinci¨®n inexistente en la Corporaci¨®n que buscaba dar brillo a quien dirigi¨® la ciudad entre 1991 y 2015 y vio truncada su lustrosa trayectoria con una imputaci¨®n por blanqueo de capitales. Los argumentos a favor se han sustentado en la efem¨¦ride (es el 30? aniversario de su toma de posesi¨®n como regidora de Valencia) y el r¨¦cord de permanencia (ocup¨® el cargo durante 24 a?os). La mayor¨ªa municipal tambi¨¦n ha recurrido al transcurso del tiempo, y con id¨¦ntica asepsia, para oponerse: la cercan¨ªa de su fallecimiento y la falta de perspectiva hist¨®rica para conceder una distinci¨®n de este tipo. Pero parece evidente que los verdaderos motivos, en uno y otro caso, son m¨¢s complejos. Tanto, que da la impresi¨®n de que el PP ha puesto casi m¨¢s ¨¦nfasis en los reproches a quienes han rechazado su propuesta que en la defensa propia de la medida.
En cualquier caso, este episodio sobre la expiaci¨®n de la figura de Barber¨¢ solo es uno m¨¢s en una larga cadena de acciones que el PP llevar¨¢ desde la oposici¨®n y que no culminar¨¢ hasta que recupere el Ayuntamiento y pueda rehabilitar su deteriorada figura con toda la expresividad propia de nuestro folclore. La pr¨®xima (ya se ha anunciado) es proponer que el Consistorio le d¨¦ su nombre a ¡°una infraestructura relevante de Valencia¡±. El partido, del que acaba de tomar las riendas Carlos Maz¨®n con un resultado apabullantemente b¨²lgaro, tiene la necesidad perentoria de exhumar la figura de Rita Barber¨¢, a la que llam¨® ¡°la Jefa¡± mientras fue el mascar¨®n de la derecha en la proa del balc¨®n consistorial. Desde el punto de vista de la l¨®gica pol¨ªtica tiene sentido (quiz¨¢ demasiado) que Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, la bienaventurada alcaldablesa, busque un punto de anclaje entre su misi¨®n y Rita Barber¨¢, como hiciera Jaime I con San Vicente M¨¢rtir en la conquista de la ciudad. Un puente entre la tradici¨®n y la misi¨®n, la leyenda y el prop¨®sito. Pero para el partido que acab¨® tirando por la borda a ¡°la alcaldesa de Espa?a¡± (como la glorificaron los predicadores de la causa) no es solo eso, puesto que este, por decirlo como lo escribi¨® Paul Simon, ser¨ªa un puente sobre aguas turbulentas.
El PP busca perdonarse a s¨ª mismo por haber dejado en la estacada a Barber¨¢ cuando las cosas se pusieron feas (judicialmente di¨¢fanas) para su exregidora. Cuando el partido vio que el camino judicial del llamado pitufeo (el m¨¦todo de blanqueo mediante donaciones peque?as al partido restituidas con dinero negro) pod¨ªa conducir a un inexorable ritufeo, la ¡°alcaldesa de Espa?a¡± se convirti¨® en una referencia perturbadora. Una molestia que deb¨ªa ser extirpada por lo sano. Rita Barber¨¢ se convirti¨® en una apestada. El 15 de septiembre de 2016, tras haberse resistido con toda su biolog¨ªa durante 24 apenadas horas, acept¨® el ultim¨¢tum del partido y se dio de baja, si bien se aferr¨® al esca?o y a su aforamiento. El PP ya hab¨ªa avisado al Comit¨¦ de Derechos y Garant¨ªas para expulsarla si ella no lo hac¨ªa de forma voluntaria. Entonces tuvo que enfrentarse al desgarrador vac¨ªo de sus compa?eros en el Senado. La puntilla le vino de Valencia, cuando el partido en el que hab¨ªa reinado vot¨® a favor de su reprobaci¨®n en las Cortes Valencianas y la retirada del esca?o auton¨®mico que ocupaba en el Senado. Entre esos votos estaba el de Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, la principal voz cantante de la campa?a de reparaci¨®n de la exregidora, que, en un inequ¨ªvoco gesto purgativo, acaba de fichar a una sobrina de Barber¨¢ como asesora.
Dos meses despu¨¦s, y tan solo dos d¨ªas a continuaci¨®n de haber declarado ante el Tribunal Supremo como imputada, Rita Barber¨¢ falleci¨® a causa de una cirrosis hep¨¢tica que desemboc¨® en fallo multiorg¨¢nico. Entonces, muchos de los que hab¨ªan sido los suyos y le hab¨ªan negado el pan y la sal durante su calvario se invistieron de forenses y culparon a la izquierda de haberle causado la muerte por la campa?a de acoso que hab¨ªa sufrido. Son los mismos que se concedieron la toga de juez e inmediatamente proclamaron su inocencia en una causa en la que no pudo ser juzgada por haber fallecido. Y tambi¨¦n los que ahora, envueltos con la sotana pontifical, agrupan en sus milagros municipales logros de otras Administraciones y sinergias de un tiempo de alto rendimiento de bonos inmobiliarios para fundamentar su inmediata su canonizaci¨®n. Pero quiz¨¢ lo peor de todo para la difunta es que se ha convertido en el objeto de disputa y mercadeo entre las facciones del partido que cofund¨® en Valencia en 1976. Su orfandad (la de los penitentes que tratan de redimir su pecado por haberla desahuciado y la de sus desamparados en el nuevo orden, como Francisco Camps) se ha convertido en la clave de la inminente trifulca municipal.
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