Tres flancos de presi¨®n forzaron el adi¨®s de M¨®nica Oltra
La acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa, el emisario de Puig y las grietas abiertas en Comprom¨ªs fueron claves en la renuncia de la vicepresidenta valenciana
El d¨ªa que M¨®nica Oltra anunci¨® su dimisi¨®n apenas comi¨®. Jug¨® con los granos de un platito de arroz durante el encuentro con los portavoces de las tres formaciones que integran la coalici¨®n Comprom¨ªs, antes de la ejecutiva convocada para ese d¨ªa. Cuando los entrantes salieron a la mesa, la vicepresidenta de la Generalitat valenciana a¨²n no hab¨ªa comunicado la decisi¨®n. Quiz¨¢, ni siquiera la hab¨ªa tomado. Menos de tres horas despu¨¦s comparec¨ªa ante los medios de comunicaci¨®n y sin rodeos: ¡°He decidido presentar mi dimisi¨®n¡±. Eran las 16.45 del martes 21 de junio. Es necesario rebobinar varios d¨ªas para saber c¨®mo se fragu¨® el adi¨®s de Oltra, imputada por encubrir, presuntamente, el caso de abusos de su exmarido a una menor tutelada.
Ese d¨ªa, durante la ma?ana, M¨®nica Oltra tuvo una reuni¨®n de trabajo en la sede de la vicepresidencia, en el Palacio de Valeriola. Fue un encuentro como tantos otros, para hablar de gesti¨®n, durante el que siquiera se sugiri¨® la salida. El ambiente estaba algo m¨¢s enrarecido que los d¨ªas anteriores, seg¨²n algunos asistentes a la misma, pero la firmeza de la vicepresidencia sobre su negativa a dejar el cargo no hac¨ªa prever lo que ocurrir¨ªa horas despu¨¦s.
El detonante no fue la imputaci¨®n, que lleg¨® el jueves, d¨ªa 16. Seg¨²n fuentes de su entorno, la chispa se encendi¨® siete d¨ªas antes, con la decisi¨®n de la Fiscal¨ªa de acusar a la vicepresidenta. Oltra entiende el trabajo del ministerio fiscal como el servicio p¨²blico que es, como el estamento que vela por la ley y por todos los ciudadanos. De hecho, en alguna ocasi¨®n se le ha o¨ªdo decir que las acusaciones particulares (o populares) son, para ella, una forma de privatizar la justicia, ya que solo puede acudir a esta f¨®rmula quien puede pagarla. La Fiscal¨ªa es, para la dirigente de Comprom¨ªs, el ¨®rgano en el que recae la defensa de la legalidad y, por ello, su partido ha acudido en contad¨ªsimas ocasiones a los tribunales con querellas. El m¨¦todo habitual ha sido poner en conocimiento de la Fiscal¨ªa hechos o documentos con el objetivo de que sea el ministerio fiscal el que persiga los delitos. Con esta idea, la dura acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa supuso un zarpazo, una chispa que despu¨¦s fue prendiendo con otros elementos, sobre todo, a partir de la imputaci¨®n.
La resoluci¨®n del Tribunal Superior de Justicia lleg¨® una semana despu¨¦s de la acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa. Fue cerca de mediod¨ªa del jueves 16 y, en ella, se argument¨® la existencia de indicios de que la l¨ªder de Comprom¨ªs maniobr¨®, con otros, para obstaculizar la investigaci¨®n sobre su expareja o incluso para proteger su propia carrera pol¨ªtica. ¡°Cierto que no existe prueba directa¡±, admit¨ªa el tribunal que, sin embargo, consider¨® que los indicios ¡°hacen pensar que fueron orquestados precisamente con ese fin¡±. En el imaginario de la vicepresidenta a¨²n no se vislumbraba la renuncia, pero algunos sectores de su partido comenzaron a elucubrar con esa posibilidad. Las palabras p¨²blicas del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tambi¨¦n mutaron. Del apoyo a la vicepresidencia, la presunci¨®n de inocencia y la confianza en la justicia, se pas¨® al ¡°hay que reflexionar y tomar decisiones¡±.
Al d¨ªa siguiente, seg¨²n la propia Oltra, el presidente le salud¨® cuando llegaron a la reuni¨®n del pleno del Consell. ¡°Me ha dado dos besos¡± dijo y rest¨® valor a que no hubiera llamada, ni mensajes sobre su situaci¨®n judicial.
La imputaci¨®n era esperada. M¨®nica Oltra, como portavoz del Gobierno valenciano, prepar¨® la comparecencia, tras la reuni¨®n del pleno del Consell, en un despacho de presidencia, como en otras ocasiones. Tambi¨¦n, como es habitual, un miembro del equipo de Puig estuvo presente. As¨ª, junto al n¨²cleo m¨¢s cercano a ¡°la vice¡± estuvo el director general de relaciones informativas, Pere Rostoll, que apenas intervino, pero s¨ª fue testigo de que, en ning¨²n caso, se planteaba anunciar la dimisi¨®n.
Mientras se reun¨ªa el Consell, la coportavoz de Comprom¨ªs, ?gueda Mic¨®, lanz¨® una advertencia: si los socialistas (que forman parte del gobierno progresista del Bot¨¢nico junto a Comprom¨ªs y Podem) tomaban la decisi¨®n unilateral de destituir a la vicepresidenta, Comprom¨ªs dar¨ªa por roto el pacto de gobierno. Casi al mismo tiempo, el alcalde de Valencia, Joan Rib¨®, comenzaba a avivar la chispa hablando de la necesidad de tomar una decisi¨®n colectiva.
Oltra mantuvo su discurso. Se enfrent¨® a una repleta sala de prensa, en la que insisti¨® en su intenci¨®n de mantenerse en el cargo. ¡°Soy coherente. Mi postura es ¨¦tica, est¨¦tica y pol¨ªtica, no es una postura personal¡±, dijo. ¡°La presi¨®n se aguanta¡±, a?adi¨®. Tras la rueda de prensa, que dur¨® poco m¨¢s de una hora, la vicepresidenta se fue a una terraza de la calle Pascual y Gen¨ªs de Valencia con su entorno m¨¢s pr¨®ximo. La chispa segu¨ªa encendida, pero no acababa de convertirse en llama.
El s¨¢bado 18, poco antes de las 11 de la ma?ana, Oltra acab¨® de perfilar su intervenci¨®n en una terraza a escasos metros del punto en el que se hab¨ªa convocado el acto de Comprom¨ªs que acab¨® en fiesta. Fue, p¨²blicamente, un cierre de filas. Un aliento para seguir aguantando la presi¨®n. Un ensalzamiento de las pol¨ªticas de Comprom¨ªs y de su l¨ªder, M¨®nica Oltra. No hubo grietas en el escenario, aunque s¨ª entre los m¨¢s de medio millar de asistentes. ¡°La cosa est¨¢ jodida¡±, describ¨ªan. El tema principal de los corrillos, obviamente, se centr¨® en la consideraci¨®n de cada uno sobre qu¨¦ deb¨ªa hacer. El acto empez¨® y acab¨® con m¨²sica, como todos los de Comprom¨ªs, algo que hizo que la tensi¨®n de los d¨ªas anteriores se disipara y se convirtiera en algo parecido a una celebraci¨®n, una fiesta, en la que nadie eludi¨® el baile. Tampoco los que un d¨ªa despu¨¦s lo cuestionaron. Despu¨¦s, Oltra se guareci¨® del tumulto en un bar cercano con apenas un par de personas de su equipo y, sobre todo, con su familia, incluida su madre, que acudi¨® al acto y a la que la vicepresidenta dedic¨® unas palabras con la voz quebrada.
Mientras, los socialistas no daban cr¨¦dito. Lo que para el PSPV era contenci¨®n y casi luto, en Comprom¨ªs se celebrara como una fiesta. Tampoco en Podem se entendi¨® la celebraci¨®n.
Una relaci¨®n cordial pero no fluida
La relaci¨®n entre Puig y Oltra no ha sido buena desde que el socialista decidi¨® adelantar las elecciones de 2019 sin previo aviso a sus socios de Gobierno. Es cordial pero no fluida. Buena muestra de ello es que hace meses que no intercambian ni siquiera mensajes de WhatsApp. Ante la evidencia de que entre el equipo del President y de la vicepresidenta no existe sinton¨ªa, Puig busc¨® un emisario. El elegido fue el exsecretario de Organizaci¨®n del PSOE Cipri¨¤ C¨ªscar, uno de los encargados de negociar tanto el primer como el segundo pacto del Bot¨¢nico.
El domingo fue d¨ªa de paella familiar para M¨®nica Oltra. Y de nervios por las elecciones andaluzas entre los socialistas, a los que se uni¨® el shock de las portadas de peri¨®dicos con la vicepresidenta bailando. Adi¨®s a la sutileza de d¨ªas anteriores. Hubo concertaci¨®n para que casi cada miembro del partido llamara a sus cercanos en Comprom¨ªs con el objetivo de ¡®apretar¡¯, conscientes de que la presi¨®n deb¨ªa llegarle a Oltra desde sus propias filas.
El lunes, en un bar cerca de las Torres de Quart, se reunieron C¨ªscar y el jefe de gabinete de Oltra, Miquel Real. C¨ªscar ten¨ªa dos misiones: tantear si la dimisi¨®n era una posibilidad que se estaba barajando y, en caso contrario, hacer saber que Puig estaba dispuesto a romper con el pacto. Y as¨ª lo traslad¨® porque ese lunes, la decisi¨®n de dimisi¨®n no estaba tomada. Pero en Comprom¨ªs empez¨® a hacer mella la tensi¨®n emocional. Empezaron los c¨¢lculos de la gente que pod¨ªa acabar en el paro si sal¨ªan del Ejecutivo y, los de mirada m¨¢s larga, empezaron a calibrar lo que pod¨ªa suponer acercarse en esta situaci¨®n a las urnas dentro de un a?o. La chispa se hab¨ªa convertido en llama.
Todo acab¨® el martes antes de una ejecutiva a la que Oltra no iba a acudir porque, adem¨¢s de querer dejar que el debate se produjera sin ella presente, se hab¨ªa comprometido a acudir a un evento familiar. La vicepresidenta no comunic¨® al presidente de la Generalitat su decisi¨®n antes que a los medios. Acab¨® la comida con los otros dirigentes de Comprom¨ªs y reuni¨® a su equipo para dirigirse hacia la sede a dar la rueda de prensa en la que anunci¨® la dimisi¨®n. La acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa, la presi¨®n y la advertencia de los socialistas de romper el pacto del Bot¨¢nico y las grietas abiertas en su propio partido fueron las claves previas a la renuncia.
El adi¨®s de la vicepresidenta de la Generalitat puede ser un hasta luego si los tribunales le absuelven y si esta decisi¨®n llega a tiempo. Esa puerta abierta ha sido uno de los ganchos ofrecidos a Oltra desde la coalici¨®n, que ha vivido una semana complicad¨ªsima que ha puesto a prueba sus costuras y que, seg¨²n piensan desde dentro, ha fortalecido su unidad.
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