¡°Vas a llorar l¨¢grimas de sangre¡±. Un jurado decide si el suicidio de un joven tras recibir cientos de mensajes de un hombre es o no un homicidio
El adolescente se quit¨® la vida tras recibir solo en tres horas 119 mensajes, que siguieron lleg¨¢ndole despu¨¦s de muerto. No se conoc¨ªan, se encontraron en una p¨¢gina de contactos
Sus padres y amigos describen a Iv¨¢n como un chico normal, de 17 a?os. Iba al instituto, jugaba al f¨²tbol, iba al conservatorio a recibir clases de piano, pertenec¨ªa a una pe?a y sal¨ªa con sus amigos. Quer¨ªa ser antidisturbios. Un d¨ªa entr¨® en una p¨¢gina de contactos y comenz¨® a hablar con un hombre, casi 40 a?os mayor que ¨¦l. Luego debi¨® de arrepentirse y dej¨® de contestarle. Entonces, el hombre empez¨® a mandarle mensajes de Whatsapp: ¡°Te voy a ense?ar a no hacer perder el tiempo¡±, ¡°te voy a ense?ar a no fastidiar¡±, ¡°voy a por ti¡±, ¡°lo sentir¨¢s porque ma?ana por la ma?ana esto estar¨¢ en manos...
Sus padres y amigos describen a Iv¨¢n como un chico normal, de 17 a?os. Iba al instituto, jugaba al f¨²tbol, iba al conservatorio a recibir clases de piano, pertenec¨ªa a una pe?a y sal¨ªa con sus amigos. Quer¨ªa ser antidisturbios. Un d¨ªa entr¨® en una p¨¢gina de contactos y comenz¨® a hablar con un hombre, casi 40 a?os mayor que ¨¦l. Luego debi¨® de arrepentirse y dej¨® de contestarle. Entonces, el hombre empez¨® a mandarle mensajes de Whatsapp: ¡°Te voy a ense?ar a no hacer perder el tiempo¡±, ¡°te voy a ense?ar a no fastidiar¡±, ¡°voy a por ti¡±, ¡°lo sentir¨¢s porque ma?ana por la ma?ana esto estar¨¢ en manos de mi abogado¡±, ¡°te juro que te vas a comer un buen marr¨®n¡±, ¡°voy a arruinar a tus padres por tu culpa¡± fueron algunas de las frases que le envi¨®. El hostigamiento dur¨® siete horas. Durante solo tres de ellas, le envi¨® 119 mensajes. Iv¨¢n contest¨® a algunos. Primero pidiendo disculpas: ¡°No lo volver¨¦ a hacer¡±; despu¨¦s, suplicando: ¡°Por favor, no lo hagas¡±, ¡°har¨¦ lo que quieras¡±; y, finalmente, advirti¨¦ndole de que se quitar¨ªa la vida, algo que mencion¨® hasta en 11 ocasiones. Los mensajes del hombre no pararon. ¡°Si te suicidas les dejar¨¢s el marr¨®n a tus pap¨¢s¡±, ¡°vas a llorar l¨¢grimas de sangre delante de los jueces y de tus padres¡±, fueron algunas de las respuestas de acoso que encontr¨®.
Momentos despu¨¦s, a las 18.40 horas del 1 de diciembre de 2016, Iv¨¢n se arroj¨® al vac¨ªo desde una azotea. En sus bolsillos llevaba la cartera, las llaves de la terraza y el tel¨¦fono. Hasta ocho meses despu¨¦s, cuando se produjo el volcado del contenido del m¨®vil, no se descubri¨® el asedio al que hab¨ªa sido sometido. Para los padres de Iv¨¢n fue un momento en el que se juntaron los sentimientos de ¡°alivio y rabia¡±, tal como lo describen ahora. Alivio porque ya ten¨ªan un porqu¨¦; rabia porque hab¨ªa un qui¨¦n.
La Audiencia de Castell¨®n ha juzgado estos d¨ªas a Vicente Parad¨ªs, un hombre de 62 a?os, acusado de un delito de homicidio pese a que nunca coincidi¨® con el menor. Aunque no son computables en una nueva condena, tiene antecedentes por un delito de abuso sexual cometido en 2004 en Alicante. Durante las siete jornadas que ha durado el juicio, Parad¨ªs, un hombre enjuto, de mirada distante y ojos entreabiertos, se ha mostrado imperturbable. Ante las c¨¢maras de televisi¨®n, ha sonre¨ªdo. Los forenses lo han definido como una persona ¡°simple¡± y con un grado intelectual bajo, sin ninguna enfermedad que le impida ser consciente de sus actos. Las palabras de su abogada han provocado, en alguna ocasi¨®n, llantos entre los familiares del menor que ¨¦l ha seguido con un leve giro de cabeza y una mirada de reojo. Y, en la espera al inicio de cada jornada, no le ha importado pasar por al lado de los padres de Iv¨¢n. Incluso con una actitud de desprecio.
Desde este mi¨¦rcoles, seis hombres y tres mujeres se encerrar¨¢n a deliberar sobre el caso. La acusaci¨®n, tanto del fiscal como de la acusaci¨®n particular, que representa a sus padres y hermano, se centra en una doctrina llamada de imputaci¨®n objetiva que el Tribunal Supremo explica as¨ª: ¡°La esencia de la teor¨ªa de la imputaci¨®n objetiva radica en la idea de que el resultado lesivo debe serle imputado al acusado siempre y cuando dicho resultado sea la consecuencia o realizaci¨®n de un peligro jur¨ªdicamente desaprobado creado por aquel, pues si la v¨ªctima no se hubiera encontrado en la situaci¨®n creada por el autor, no se hubiera producido el resultado que finalmente tuvo lugar¡±.
La doctrina de la imputaci¨®n objetiva no es una teor¨ªa ampliamente conocida y, aunque puede resumirse en la atribuci¨®n de una acci¨®n a un resultado, en ella se implican otros aspectos jur¨ªdicos. En el caso de un homicidio, la peculiaridad es mayor, puesto que la definici¨®n de homicida como ¡°el que matare a otro¡± que indica el C¨®digo Penal est¨¢ llena de particularidades. Por ello, y ante un jurado popular inexperto en cuestiones jur¨ªdicas, las acusaciones que, durante toda la instrucci¨®n del caso e incluso durante todo el juicio, han culpado a Parad¨ªs de homicidio optaron en su calificaci¨®n final por incluir una acusaci¨®n subsidiaria. Es decir, si los miembros del jurado consideran que no se lo puede considerar culpable de homicidio a secas, las acusaciones piden que lo declaren autor de un homicidio imprudente, ¡°el que por imprudencia grave causare la muerte de otro¡±, m¨¢s f¨¢cil de entender.
La defensa niega la autor¨ªa; la conversaci¨®n. Alega fallos en la cadena de custodia del tel¨¦fono y pide la absoluci¨®n de Parad¨ªs. ¡°?Quieres saltar ahora?¡±, ¡°t¨² te metiste en este problema y lo vas a pagar¡±, ¡°tengo toda la conversaci¨®n y la voy a publicar con tu n¨²mero de tel¨¦fono¡±, ¡°eres menor, mejor para m¨ª, por meterte en una p¨¢gina de mayores¡±, ¡°si eres menor, tengo las de ganar¡±, ¡°haber visto Bob Esponja y no esto¡±, ¡°ahora me r¨ªo yo¡±, ¡°atente a las consecuencias¡± ¡°ahora te empieza a ti el malestar¡±, ¡°menudo esc¨¢ndalo te voy a liar¡±, ¡°pobre de ti, la que te va a caer encima¡±, ¡°ya te tienen rastreado, un besazo colega¡± son otros de los mensajes que recibi¨® Iv¨¢n. Para el fiscal no hay dudas: ¡°Esta situaci¨®n de permanente hostigamiento y chantaje emocional provoc¨® que el menor se suicidara arroj¨¢ndose al vac¨ªo en el patio interior del edificio de su domicilio¡±. Incluso despu¨¦s del suicidio, el acusado sigui¨® envi¨¢ndole mensajes similares y fotos, simulando haberlo denunciado en la Ciudad de la Justicia de Valencia.
Los mensajes escritos se intercalaron con mensajes de audio del menor, pidiendo perd¨®n, suplicando, llorando¡ ¡°por favor, por favor¡±. El ¨²ltimo mensaje de Iv¨¢n fue: ¡°Vale¡±. ¡°El acusado cre¨® el riesgo, se le advirti¨® de la consecuencia que pod¨ªa tener su actitud y acept¨® la posibilidad del resultado de muerte¡±, explic¨® el martes el fiscal, que hizo hincapi¨¦ en que el acusado, en ning¨²n momento, rebaj¨® la intensidad de las amenazas y que ejerci¨® una ¡°influencia vital¡± en la muerte de Iv¨¢n. ¡°El menor no se encuentra entre nosotros por culpa del acusado¡±, resumi¨®.
Para la acusaci¨®n particular, Parad¨ªs no solo cre¨® ese riesgo, sino que lo hizo con un abuso de superioridad, una circunstancia que se considera agravante. ¡°El menor no sab¨ªa que no ten¨ªa ninguna posibilidad de denunciarlo ni de arruinar a sus padres¡±, argument¨®.
La defensa ha pedido el martes al jurado que valoren dos posibilidades: la primera, que Parad¨ªs no fue quien envi¨® los mensajes, aunque salieron de su tel¨¦fono que, seg¨²n dijo, prest¨® a alguien durante m¨¢s de un d¨ªa; la segunda, que el tel¨¦fono fue manipulado. Respecto a la primera opci¨®n, la letrada lidi¨® con el informe de una psic¨®loga, realizado al principio de la instrucci¨®n, ante la que el acusado no solo admiti¨® ser autor de la conversaci¨®n, sino que se arrepinti¨® de haberla tenido. ¡°Igual es que ¨¦l no entend¨ªa lo que le estaban preguntando¡±, cuestion¨® la abogada para tratar de rebatirlo. Adem¨¢s, aleg¨® que el acusado no estaba acompa?ado por su letrado, aunque la ley no lo exige.
Sobre la segunda de sus tesis, la abogada esgrimi¨®: ¡°No digo que fuera la polic¨ªa la que modificara la conversaci¨®n, sino que alguien de fuera pudo hacerlo¡±. La defensa considera que los ocho meses que estuvo el tel¨¦fono en comisar¨ªa, cuando el caso no se investigaba como nada m¨¢s que un suicidio, debi¨® estar vigilado ¡°las 24 horas del d¨ªa y no en el armario, aunque fuera cerrado, de un inspector¡±. ¡°La prueba est¨¢ contaminada¡±, arguy¨®. Aun as¨ª, en su alegato final, afirm¨® en varias ocasiones: ¡°el acusado no mat¨® al menor, el menor se suicid¨®¡±, en contraposici¨®n con la teor¨ªa de la imputaci¨®n objetiva que argumentan las acusaciones.
La acusaci¨®n dibuja a un adolescente "normal"; la defensa, a un ni?o problem¨¢tico
“Era un buen chaval. No tenía maldad y no merecía, por estar descubriendo su sexualidad, que se le arrebatara la vida”. El abogado de la acusación que representa a los padres y al hermano de Iván, el joven que se suicidó tras recibir 119 mensajes de hostigamiento, desveló durante la sesión del martes que conocía al fallecido. Fue en el momento en el que recordó un entierro repleto de familiares, amigos y compañeros, el mismo momento en el que sus padres, en la sala del jurado de la Ciudad de la Justicia de Castellón, rompieron a llorar. La madre abandonó la sala. “Era un adolescente normal”, argumentó también el fiscal. Sus palabras respondieron a la intención de la defensa del acusado, Vicente Paradís, de dibujar a un menor problemático, retraído, con una "doble vida" y consumidor de hachís.
Iván, según sus amigos, fumaba algún porro, “cuando salía de fiesta o los fines de semana”. “Tenía hábitos de consumo”, dijo la abogada del acusado, pese a que el informe toxicológico que se le practicó al menor tras su muerte dio negativo en estupefacientes. “Mentía a sus padres”, afirmó, porque las conversaciones con sus amigos desvelaron que un día les dijo que iba a la peña y fue a otro sitio. “Aparentemente, era un niño normal, pero se juntaba con ambientes nada recomendables”, esgrimió. “Algo le pasaba, tenía problemas”, dedujo de las declaraciones de sus amigos, que expusieron que Iván no iba contando su vida, que era un poco retraído. Las palabras de la letrada produjeron el martes, también, la reacción del padre y el hermano de la víctima, a los que el magistrado presidente invitó a abandonar la sala.
La última persona que habló con Iván fue su prima, que ha testificado en el juicio. Fue una hora antes de que se arrojara al vacío desde la azotea de su casa. Le contó que había “un tío” que lo estaba amenazando, pero no quiso decirle más.